De repente su mano hizo contacto con la mía, ésta era tersa, mucho más grande que la mía pero acariciaba mis dedos con suavidad. Me quede hipnotizada por esa sensación de calidez que hace mucho tiempo no sentía desde …. Diego. Sentí como un escalofrío me recorrió la espalda. Esa sensación que odiaba tanto y que no me permitía continuar… no me permitía volver a amar se hizo presente, aunque se tratara de un simple gesto de amabilidad por parte de mi jefe. Por instinto aparte mi mano de su agarre. El me vio extraño, había un toque de oscuridad en su mirada. Me sentí mal por él, tal vez tenía problemas mucho más grandes que los míos. Unos momentos después salimos del restaurante, el camino a lado mío supuse que me acompañaría a mi edificio. Una de las cosas que lo caracterizaban