Subí a mi habitación para tomar una ducha reparadora, después de hacerlo me acuesto un rato para descansar.
Recordé que hacía ratos que no veía mi móvil, así que lo busqué en la cartera pero no estaba, por lo que imaginé que se tuvo que haber caído con el incidente de anoche.
Realmente el día de ayer se había convertido en una mala suerte para mi. No podía creer que haya perdido mi dinero y mi móvil, pero sobre todo la oportunidad de casarme con el hombre más rico del país, ahora debía trabajar muy duro para poder costear mi tratamiento.
Durante todo el día estuve en casa, hasta que llegó Paola a casa y casi a la vez mi hermano Benito. Ambos decidieron que podías estar sentados en la parte delantera de la casa tomando unas cervezas.
Así que para sentirme más animada decidí hacerlo, por más que pensara en lo sucedido no podría devolver el tiempo atrás.
—¿Y a ustedes cómo les fue hoy?— Pregunté mientras destapaba la cerveza.
—A mi él fue bien, hoy tuve consultas de muchos niños, hay un virus gripal— Respondió Paola.
—A mi me fue bien, y por favor no hablemos de trabajo porque honestamente estoy cansado— Dijo Benito.
—¡Está bien! Lo importante es que están bien, y aunque lo quieras que hablemos de trabajo, tengo que hacerlo, mañana saldré a buscar trabajo— Dije decidida.
—¡No, claro que no! Benito y yo nos haremos cargo de tu tratamiento— Dijo Paola.
—Trabajar no es una opción para ti- Respondió Benito.
—Estoy cansada de todo, no quiero seguir siendo una carga para ustedes, necesito sentirme útil porque de lo contrario seguro moriré antes de tiempo— Le dije con tristeza.
—Veré si puedo conseguirte trabajo en el hospital— Finalmente dijo Paola.
Lo único que le importaba era que yo estuviera bien, y una depresión en mi condición no era una opción para mi.
Mientras estamos conversando, un vehículo n***o se paró en frente de nosotros, los tres nos pusimos a la defensiva, la situación se había agravado en el país los últimos meses.
De repente se acerca un hombre alto y fuerte hasta nosotros.
—Buenas noches— dijo aquel hombre.
—Buenas noches, ¿En que le ayudamos?— Pregunté con interés.
—El señor Cooper le envía su móvil, dice que se le cayó y olvidó dárselo— Respondió al mismo tiempo que me entregaba el Móvil.
—¡Oh! Pensé que lo había perdido, dígale a su jefe que le agradezco— Respondí muy contenta.
No pude evitar sonreír, Alejandro se había tomado la molestia de enviar mi móvil.
De repente en ese preciso momento, empezó a salir sangre de mi nariz, era algo incontrolable, una vez más me empecé a sentir mareada, así que rápidamente Paola y Benito me llevaron dentro de la casa.
Paola sabía que debía hacer en esos casos por lo que tenerla conmigo era realmente una gran bendición.
Narra Alejandro Cooper.
Tan rápido mi chofer entra al auto, espero que me informe lo que había dicho Valeria, quizás con un poco de impaciencia pero no podía demostrarlo.
—Señor la señorita se puso muy feliz por haber recibido el móvil, ella dijo que pensó que lo había perdido. Lastima que se sintió mal— Dijo el chofer.
—¿Mal? ¿A que se refiere?— Pregunté con interés.
—Ella empezó a sangrar por la nariz, se mareó y la que parece su familia la llevó hasta dentro de la casa— Respondió.
Me había quedado pensando en lo sucedido con Valeria, no era algo que me importara pero al final de cuenta era una persona..
Después de un día largo y cansado, ahora estoy en casa, me esperan para cenar como todas las noches, aunque hoy confieso no sentir mucha hambre o mejor dicho tengo pocos deseos de cenar.
Tengo que tomar una decisión sobre la persona que será mi esposo, aquella que durará cinco años casada conmigo.
—Buenas noches hijo, esperamos por ti para cenar— Dijo mi madre muy cariñosamente.
—Lo siento madre, tendrán que cenar sin mi esta noche, aun tengo mucho trabajo, estaré en el despacho por si me necesitan— Le respondí sin rodeo.
—Hermanito tanto trabajo hará que quedes loco, mejor ven siéntate con nosotras a cenar— Dijo Amaya mi hermana.
—¡No, gracias! Mañana las acompaño, que les aproveche— Le respondí.
Me fui hasta el despacho, encendí mi laptop y empecé a ver los curriculum que habían sido digitados y enviados a mi correo.
Entre esos estaba el de Valeria Clerk, ella no era una opción para mí por lo que no me molestaría en verlo.
Sin embargo no pude evitar míralo otra vez, pocas personas han decidido que enfrentarme es la mejor decisión de su vida, porque eso tiene consecuencia.
Tardé mucho tiempo revisando documentos y realmente eso odian sacar a Valeria de mi cabeza, no porque me gustara, si no porque pienso que es muy valiente.
La mañana siguiente.
Llego a la empresa temprano como siempre, hoy es necesaria una decisión que cambiará el rumbo de mi vida.
—Buenos días Alejandro, como siempre eres madrugador— Dijo Santiago mi mejor amigo.
—Así es, el que madruga Dios lo ayuda.
—Supongo que ya Dios te ayudó a tomar una decisión, así que por favor dime, ¿a quien elegiste?— Preguntó con interés.
Le entrego la hoja de vida de Valeria, él la abre rápidamente ey se sorprende al ver que es ella.
—Pero dijiste que no iba a ser ella, de hecho se lo dijiste de frente— Dijo confundido.
—Creo que ella es la que conviene, estoy seguro que cumplirá con mis estrictas reglas, así que por favor llámala y dile que quiero verla— Respondí decidido.
Santiago se retiró para llamar a la que sería mi futura esposa, aunque había decidido que era ella, eso no quería decir que mis acciones o actitudes fueran a cambiar.