La mañana siguiente, al abrir los ojos noté que sentía un poco de dolor de cuerpo y que además la herida que había sido cocida estaba sangrando., al parecer algo no andaba bien en mi brazo, la herida no se estaba cerrando.
Cómo pude me levanté y me vestí, toqué la puerta de la habitación de Amaya, ella era la única a persona que podía ayudarme en esos momentos.
Me sentía muy mareada, suponía que era por la sangre que no dejaba de salir de la herida de mi brazo.
—Amaya necesito ayuda— Le dije han pronto ella abrió la puerta.
—Valeria estas sangrando, tu herida se abrió, vamos al hospital— Respondió preocupada.
Amaya tomó unos de los autos de la hacienda y juras fuimos hasta el hospital más cercano, nos tomamos unos veinte minutos en llegar.
Rápidamente me dieron asistencia médica y un
