Alejandro despertó y miró a Ángela dormir, el sol ya entraba por la ventana, en ese momento sintió tranquilidad, escuchando la respiración de su esposa, la calma de la mañana. Ella se despertó bajo sus atentos ojos. —¡Buenos días! —le dijo con una sonrisa mientras bostezaba. —¡Buenos días pequeña! —¿Llevas mucho tiempo despierto? —No mucho, pero me gusta verte dormir.—sonrió Alejandro. En ese instante no existían dudas, ni rencor, solo ellos dos, Alejandro acarició su vientre. —¡Buenos días pequeño? —habló con su hijo a través del vientre. —O pequeña. —corrigió ella. Abrieron un debate de nombres seleccionando dos y dejando otros de repuesto. —¿Lo sientes moverse dentro de ti?—le preguntó Alejandro, quería saber más. —Muy poquito, pero si.—resolvió su duda. Alejandro se coloc