La policía llamó a una ambulancia para que trasladara a la mujer y el bebé al hospital y recibir los cuidados necesarios. Mientras tanto en esa habitación el tiempo se había detenido, José lloraba con su sobrina en brazos al creer que no había podido disfrutar de su hermana ahora que sabía que la tenía, Alejandro la miraba creyendo morir con ella, rezando por no perderla, el médico buscando cualquier señal de vida en ella, se lamentaba por haber tenido miedo de ayudarla y ahora sería incapaz de vivir con esa culpabilidad, de repente sintió que Ángela se movía, le tomó el pulso, sonriendo exclamó: —¡Está viva! , ¡Vamos hay que darse prisa! La ambulancia acababa de llegar y la subieron a la camilla, Alejandro cogió a su pequeña en brazos y subió con ella en la ambulancia, sujetando su man