El mismo día Ámsterdam Mustafá –Alessia tú no eres un problema para mí, eres la mujer que amo, y todo lo que te suceda me incumbe, Por favor no vuelvas a ocultarme nada, porque solo de pensar que ese imbécil pudo intentar algo más, me da rabia, me siento culpable por no estar a tu lado– afirmo con mi voz envuelta en rabia. –¡Mírame Mustafá! Ese imbécil no me hizo nada, estoy bien a pesar de la lesión, aunque debo usar un tiempo las muletas, tal vez unas semanas, y luego tendré que realizar la rehabilitación para volver a ensayar con la idea de recobrar la titularidad, pero puedo hacerlo aquí en Ámsterdam, hasta que termines con tus compromisos, en lugar de irme a New York, ¿Qué te parece el plan? –explica dejándome en jaque. Me siento morir con cada palabra que repite Alessia, al punt