La misma tarde Ámsterdam Mustafá –Difiero Rudolf, pero si no quiere atenderme, me veré obligado a charlar con la casa real británica, porque si no me equivoco el príncipe Harry es su principal benefactor, y no creo que le guste conocer ciertos detalles de lo que sucede en su compañía de ballet– sentencio haciéndolo detener en medio camino. –¡¿Qué quiere?! ¿Arruinarme? –pregunta con su voz llena de rabia y le doy una mirada intimidante. –Rudolf por el momento solo quiero charlar, porque la gente civilizada lo hace para superar sus diferencias, ¿No lo cree? –replico muy formal. –De acuerdo príncipe, ¡Charlemos! Sino tengo otra opción, sígame– dice con su voz envuelta en malestar. Lo sigo por un corredor donde abre la primera puerta que encontramos, para hacerme ingresar a una improvi