La noche termina sin otro traspié. Después de que, Alessandro dona todo lo que ha ganado en las partidas disputadas, salimos del casino. Nos despedimos de Brisa y Arístides antes de partir al departamento a descansar. Durante el camino, el silencio es el protagonista. Al llegar al departamento de concepto abierto, ubicado en el centro de Palermo, no aguanto más e intento saber que fue lo que en realidad sucedió entre él y Massimo. — ¿Sabes? — comienzo — Tu amigo me causo curiosidad. Este, está dejando sobre el sofá del salón, la chaqueta de su esmoquin y me fulmina con la mirada. — Ese imbécil no es mi amigo. Bueno, Massimo. — Digo, en cambio. Se endereza y me mira desde suposición con las manos en la cintura. — ¿Qué quieres saber? — ¿Quién es Lía? Lo sé, soy una cotilla. — ¿