Frente al espejo, ajusto el vestido rojo, de una sola manga, con una abertura en la pierna. El mismo es el que pienso lleva en la recepción, la misma que la familia de Alessandro nos había preparado por nuestro falso enlace. Los últimos dos días habían sido tranquilos y sin sobresaltos. Nuestra dinámica se había asentado después de esa discusión, posterior a nuestra noche juntos. Ambos estamos poniendo todo de nuestra parte, para hacer el mejor trabajo frente a la familia. Sí. Hay ocasiones en las que discutimos y nos queremos matar. Pero, al pasar esa puerta, no nos podemos quitar las manos de encima, y el deseo es más fuerte. Y, me aterra sentir lo que estoy sintiendo por Alessandro. Somos dos personas muy diferentes y vemos la vida desde otra perspectiva. Suspiro cuando me doy un