Como no quería seguir contemplando la felicidad estampada en el rostro de mi hermano, quien se contentaba por la tragedia que estaba viviendo, decidí salir de la habitación donde lo interrogaban en compañía de Franco, dado que si no lo hacía era capaz de volver a agredirlo hasta que no pudiese respirar.
—Comamos algo, Pierre, desde ayer no pruebas bocado y es necesario que lo hagas
—No puedo comer y menos dormir si no sé dónde está Melania, Franco
—Pero si te enfermas no la ayudaras, hazme caso. Come y hoy descansas, nosotros seguiremos pendiente de la investigación. Pierre sé que estas sufriendo, pero debes cuidarte
—Tienes razón, Franco, vamos, comamos algo.
Nos dirigimos a un restaurant cercano y decidimos comer allí, habiendo terminado recibí una llamada del detective que lleva
