Al salir de la oficina del hombre llamado Geovanny en compañía de la chica que se hace llamar Candy, ella me indicaba que la siguiera.
Dicha joven era de cabello corto, obscuro, de piel blanca y ojos pardos, la cual portaba ropa muy ajustada. Me condujo en silencio hasta donde me llevaría, aun asi me ubicaba como me dirigía a la parte trasera del bar, ya que notaba como salíamos de él. Acto seguido seguimos hasta una especie de bodega, la cual se comunicaba con dicho lugar.
El sitio al que me trajo era un espacio muy grande, en el cual aparentemente era allí donde habitaban las trabajadoras del bar donde me encontraba.
—Aquí te quedarás hasta la noche que comienza el trabajo, una hora antes de abrir Susy te dirá lo que tienes que hacer. Aquí no se tienen lujos ni una es más que la otra, así que espero te comportes, ahora te presentare con varias de las chicas que viven aquí, las demás tienen su lugar a parte.
Luego de mencionar eso comenzó a hacer mucho ruido para despertar a las chicas que estaban durmiendo.
—¡Chicas, Levántense!, es hora de un anuncio, despierten les digo
—¿Que ocurre, Candy? descansamos, nuestra labor empieza a partir de las cinco de la tarde son las ocho de la mañana ¿qué pasa contigo? —refutaba una chica rubia muy malhumorada que estaba en ropa interior
—Silencio y despierten de una vez, llego una nueva chica.
Cada una de ellas se despertaba y a la vez se sentaban en sus pequeñas camas, todas con el semblante de aun estar cansadas.
—Bien, ahora que están despiertas por favor empieza por presentarte- aunque me lo indicaba le negaba con la cabeza que no podía
—¡Habla! ¿Qué sucede?
—Es que no sé quién soy, solo se mi nombre porque el hombre que me secuestro lo dijo.