"La verdad siempre se encuentra; en cambio, la vida puede enterrarse para siempre.”
Fiódor Dostoyevsky
Ariadna sube hasta la habitación de Akran para ducharse y descansar. La tarde aunque fue relajante, también la dejó algo conmovida. Salió del baño, minutos después y se recostó un momento. Aunque trataba de no pensar en lo ocurrido con Mateo, era imposible no hacerlo.
Tenía que desahogarse con alguien y llamó a Lucía, pero ésta vez su amiga estaba algo ocupada, resolviendo asuntos de su propia vida.
—Vamos nena, no te pongas tan arisca, sabéis que he dejado a mi mujer sola para veniros a ver. —Héctor trata de abrazarla, pero Lucía se resiste.
—Podéis irte a la tomar por cu** Héctor, no os he pedido que vuelvas. —lo empuja y camina hacia la puerta de la entrada.
—No os creo ni una
