- ¿Sabes? Quizás es una buena idea que rebajes, digo, siempre te has sentido acomplejada por eso, puede que cuando lo hagas, obtengas más confianza – escucho parlotear a la molesta Barbie, pero ni siquiera hago el ademán de levantar la cara. Metiste a un mafioso a tu casa. Me siento tan estúpida, desde que tengo memoria le he huido a todo lo que podría hacerme un daño irreparable, no era amiga de nadie en el barrio porque todos tenían un familiar metido en drogas, peleas clandestinas o cualquier cosa mala que podría acabar con ellos. Mi propio hermano era uno de esos adolescentes descarrilados que se metían en problemas innecesariamente. No éramos millonarios, por supuesto que no si vivíamos en ese lugar, pero nunca nos faltó comida en la mesa, nunca pasamos trabajo y éramos definitivam