- Dmitry, espera – dice entre besos la morena, sosteniéndose del cuello del más alto, halando su cabello con un poco más de fuerza de la que debería, pero curiosamente, ese pequeño dolor le causa placer al de ojos dorados. ¿Se estará convirtiendo en una especie de masoquista? No sabría decirlo, pero imaginar a su encantadora morena vestida como una emperatriz d*******e le pone todos los vellos en punta. - ¿Qué cosa? – baja un poco más sus manos y cuando finalmente llega a ese gran trasero, lo aprieta y la levanta, sosteniéndose de él para hacer el contacto de sus cuerpos más profundo, más íntimo. - Estamos en el pasillo – finalmente, y con dificultad, ella aleja sus labios de él, observando el pasillo de su edificio y suspirando con alivio al encontrarlo vacío. Hubiese sido algo vergonz