Capítulo 2

3256 Words
Helena Lo primero que vieron mis ojos, fue el techo de mi habitación. Fue todo un sueño, hoy es la boda. Genial. Me senté y fui media dormida al baño, abrí el grifo y tiré agua en mi cara. Miré mis manos y vi como el agua corría de todos colores. Me mire al espejo y aún tenía el vestido de novia y el maquillaje corrido. ¡¿Que?! Me limpié la cara, me puse un vestido floreado que me regaló Kyle hace dos noches —Que absolutamente odio, pero debo usarlo alguna vez— y fui a la sala. El pasillo se me hacía más largo con cada paso que daba. Nuestra casa no es tan grande. Kyle, quería comprar una casa de dos pisos bastante extravagante, mientras que yo quería una casa pequeña y hogareña. Él no estuvo muy feliz cuando compramos esta casa, pero no mentiré, no me importo en lo absoluto. Consta de dos habitaciones. Dos baños. Una sala y una cocina juntas. Atrás hay una pequeña habitación que Kyle usa para sus cosas. Allí tiene un estudio para escribir tranquilo o mejor dicho "En paz", como dice él. Ya publicó un libro, que por cierto fue un éxito.  Se llama "No sabes nada de mi". En lo personal me pareció muy machista y narcisista. El chico del libro se creía un Dios super poderoso y todos tenían que hacer lo que él quería. La chica es otra idiota y besa el suelo que el pisa.  De todos modos, el dinero, nunca faltaba. La familia de Kyle es muy adinerada. Su padre es dueño de empresas comerciales y no duda nunca en darle cierto porcentaje a su hijo de lo que gana. Escuché la voz de Kyle venir de la sala, también otra que no distinguí bien, porque el invitado hablaba bastante bajo y decía menos de dos palabras. Una vez pude ver quien estaba allí, no di ningún paso más. Lo que vi me dejó helada. Voy a desmayarme de nuevo. Si Dios existe, no le debo caer muy bien. Kyle está riéndose con él. En realidad, el único que se ríe es Kyle, mientras Alex, lo único que hace es evaluarlo, apoyado en la espalda del sofá. Kyle está a espaldas de mí, y Alex de frente. Recién ahora se dio cuenta de que estoy con ellos, cuando lo hizo me miró de arriba a abajo, lo que me hacía sentir débil y desnuda frente a él.  Cambié mucho físicamente cuando quedé embarazada. Mis caderas se hicieron más grandes, mi trasero igual y ni hablo de las malditas estrías en mi estómago. Mire a Alex, una milésima de segundo a los ojos y las ganas de llorar aparecieron. La nostalgia, es eso. Debe ser eso. Esta igual que hace años, solo que tiene la sombra de una barba y el cabello mucho más largo. Su cuerpo es más grande, mucho más grande.  Kyle siguió la vista de Alex y al verme sonrió. Yo no pude devolverle la sonrisa. —Amor, despertaste ¿qué te ocurrió? —Kyle, acaricio mi mejilla y pude ver como Alex se removía en su asiento y apretaba sus manos sobre su rodilla. No me atreví a ver su cara, por miedo a ver ira o lo que fuese que le ocurría cuando estábamos juntos y yo estaba con un chico. —No me ocurrió nada... Yo solo... —Dije sin muchas ganas de hablar... ¡QUERÍA GRITAR A LOS CUATRO VIENTOS QUE ESTE HOMBRE NO DEBE ESTAR AQUÍ! ¡ECHARLO! ¡MANDARLO A LA MIERDA!  —Te desmayaste por los nervios, eso me dijo Kelsey —Dice Kyle. Sonríe de lado y toma mi mano. Un gran silencio se instaló en el pequeño lugar y sentía como todo caía encima de mí una vez más. —Kelsey te dijo eso, eh —Miré a Alex y supe que vio Kelsey esta mañana. Pudo haberme advertido. Pudo hacerme llamar a seguridad para que ni mi hijo, ni yo lo veamos. Lo vio y se quedó callada. —¿Eso paso? —Preguntó Kyle buscando mis ojos. Lo mire y sonreí forzadamente para que no se preocupara. —Si —Le digo y toco su mejilla. Aparte de los nervios —QUE NO TENIA— también paso que el hombre cuyos recuerdos me torturaron por años, está sentado en mi maldito sofá. Pero no puedo decirle eso, él no sabe que tuve algo con Alex. No sabe que estuve con él y no puedo permitir que lo sepa. —¿Y mi madre? —Digo en voz baja, para que solo escuche Kyle, pero sé que Alex también lo hizo. Mi madre lo hubiera echado a patadas si lo veía aquí. ¡¿DÓNDE ESTÁ?! —Se fue con Bruno, dijo que la llames cuando despiertes  No me esperaba menos, en vez de cuidarme, se fue con su esposo a ese estúpido crucero. —¿Qué haremos con la boda? —Le pregunté enseguida. Kyle hace una mueca y Alex entrecerró los ojos en dirección al suelo y luego, en dirección a mi. ¿Con qué miserable derecho me mira así?  —Volveremos a hacerla, cariño. Pero promete que no te agarrara otro ataque de nervios —dice riendo, «Si, ríete»—. La luna de miel en París se pospone obviamente, así que tendrás que esperar un poco más para conocer la Torre Eiffel, hermosa. Asentí con la cabeza. Lo que menos me interesa ahora ¡ES LA PUÑETERA TORRE EIFFEL!  —¿Sabes quién es él?  —Es tu primo, Alex. Se presento después de que se fue tu madre. No sabía que lo habías invitado. —Yo tampoco —Lo fulminé con la mirada y volví a mirar a Kyle. —Los voy a dejar solos...  —No es necesario, él ya se está llen... —Empiezo a decir, pero el imbécil me interrumpe. —No, de hecho, necesito hablar contigo Helena —dice parándose. —Los dejo entonces. Ah y Andy estaba muy preocupado por ti, así que durmió contigo en nuestra cama un rato y luego lo lleve a la suya.  Alex al escuchar el nombre de mi hijo, apretó los puños y cerró los ojos muy fuertes. Aun se acuerda que ese es el nombre que hablamos de ponérselo a un bebé. —Después volvió a despertar y Alex jugo con él para distraerlo. Se llevan muy bien —Kyle me guiña un ojo y yo quiero golpear su cara por permitirle a Andy estar junto a Alex. —Te amo —Él me beso la cabeza y salió de la casa. Alex y yo nos examinamos un poco. Él débil y yo más impotente que nunca, ansiosa porque se vaya. —Ahora es rubio —Dijo señalando mi cabello. Lo teñí después de que naciera Andy. Vida nueva, cabello nuevo... Bueno, no era así, pero me gustaba pensar que las cosas cambiaran para mi rápido. —Si. —¿Dejaste la universidad? —Si. —¿Trabajas? —Si —Eres madre —No pregunto, estaba afirmándolo. —Si. —¿Vas a decir otra cosa? —dice ya irritado. Veo en sus ojos las ganas de arrojar algo. «Tranquilo, imbécil. No eres el único que quiere arrojar algo. Aunque la diferencia es que quiero arrojarlo directo a tu cabeza.» —¿Qué haces aquí? —Hago la única pregunta que me interesa. Él se ríe amargamente y me mira serio. —Esperara que me dijeras su edad, o al menos una explicación de algo, pero ya que no me dirás nada por ti sola, voy a preguntar ¿Qué edad tiene, Helena? —Da un paso más cerca y yo tres más lejos. Esa es la pregunta que no quería responder. —Tiene tres —Mentí. —No, a mí no me mientas. Es mayor que eso y se nota —Dos pasos cerca, tres lejos. «Mierda.» —No es de tu incumbencia —dije y miré a mis pies, sabiendo que esta conversación no terminara aquí. Odiaba saber que lo tenía cerca, que estaba en mi espacio, que compartía mí mismo aire. Odiaba saber que estaba aquí.  Él para de acercarse y pasa las manos por su pelo, al tenerlo más largo, arrastra cada cabello por entremedio de sus dedos. —¿Es mío? —Sus ojos lo muestran susceptible. Bajo demasiado la guardia y me doy cuenta que tiene miedo de la respuesta. —No. Es mío. No tuyo —respondí apretando los dientes. —Helena, es la última vez que te lo pregunto sin hacer un puto escándalo ¿qué edad tiene? Ahora el que aprieta los dientes es él y está cabreado. No cambió mucho la forma en la que reacciona al tener este tipo de emociones, me sorprende que no haya roto algo ya. Andy está dormido y no necesito más problemas. Él no puede saber esto... es mi bebé y prometí que no lo heriría nadie. Que sería un niño feliz, con una madre que lo quiere y lo ama. Y no necesito que este imbécil venga y trate de arruinar su vida, como hizo con la mía. —Cinco —Me limite a decir e instantáneamente mis ojos fueron hacia la puerta de Andy. Esperando que no salga a ver con quien estoy hablando o para ver si desperté. —¿Andy, es mío cierto? —Volví a ver a Alex. Estaba pálido y apoyado sobre la pared que estaba del otro lado del cuarto. —Perdiste cualquier derecho sobre mi hijo cuando te fuiste. Es mi hijo. Yo soy su madre y su padre. Tu nunca serás ni eres nada para él. Me pare firme y le tire dagas con los ojos. —Yo no sabía... —Empieza a decir y mi autocontrol se va a la mierda. —¡PUES TAL VEZ SI NO TE HUBIERAS IDO LO SABRÍAS! ¡ME DEJASTE CON ESTO A MI SOLA! ¡ERA SOLO UNA NIÑA! ¡ESTABA ASUSTADA! ¡NO TENÍA A NADIE! ¡A NADIE MALDICIÓN! —Grite histérica. Hace mucho tiempo no grito... Hace mucho tiempo mis ojos no se sienten empañados... Hace mucho tiempo no siento que estoy a punto de hacerme trizas... Hace mucho tiempo no siento la necesidad de tocar a alguien tanto y me odiaba mucho por eso. La lágrima que corre por la mejilla de Alex, hace que sienta ganas de vomitar. —¿Mami? ¿Por qué gritas? —La voz de Andy suena detrás de mí. Está llorando y siento como se me parte el alma. El jamás me escuchó gritar en su vida y prometí que jamás le gritaría. Caminé rápido hacia él y lo levanté en mis brazos. Apoya su cabeza en el hueco de mi cuello y empieza el llanto. —Lo siento, mi cielo. Lo siento. El hombre ya se iba —Susurro en su oído y beso su cabeza. Al instante Andy, levanta su cabeza para mirarme a mí y a Alex, deja de llorar y niega muchas veces con la cabeza. —No, Ales juega conmigo —Me dice haciendo puchero.  Tiene problemas al decir palabras con x. —Pues, Alex ya se tiene que ir, mi amor. Volverá de donde vino —Mire por el rabillo de mi ojo a Alex como advirtiéndole que no diga nada. —No quiero que se vaya —Impone Andy ahora más serio «Vamos, rómpeme un poco más hijo. Eres buen aliado» —No es como tú quieres, Andy. Es como debe ser —Le respondo seca. Me lastimo de varias formas que me dijera que quería que se quedase. Él es el puto hombre que nos dejó a ambos—. Ahora vuelve a la cama. —No tengo sueño —Entrecierra los ojos en mi dirección y me quedo perpleja mirándolo. El nunca desobedece, ni contesta y jamás me miro de esa forma.  Se acerca a Alex y le pregunta si quiere seguir jugando a su nuevo juguete de carreras. Alex se agacha a la altura de Andy y las ganas de apartarlo lo más que pueda de él son demasiadas... pero no pueden ser tan parecidos, ¡maldición! —Hey, amigo. Yo no me iré, de hecho, me verás bastante seguido a partir de ahora, pero tu mama se siente mal y quiere descansar. Ve a dormir y mañana jugaremos todo lo que tú quieras —O no, eso no va a pasar —Farfulle acercándome peligrosamente a Alex. Andy asiente muchas veces con la cabeza y choca los puños con Alex. Luego abraza mis piernas y se va corriendo a su cuarto. —Te irás. Ahora mismo —Brame y golpee mis manos en su pecho. Empujándolo para atrás. Bueno, aunque fue un golpe y fue solo un segundo, mis manos empezaron a temblar por sentirlas en su cuerpo. —Sabes que no me iré, ¿verdad? Peleare por esto —Ruge y mi piel se pone de gallina.  Estos gritos. Este tipo de situaciones me recuerdan a esas noches en su departamento. Peleando. Gritando. ¿Como pude ser feliz allí? —¿Pelearas por lo que dejaste? No puedes pelear por algo que no es tuyo —Mas cínica imposible. Mi voz sale cargada de ira, bronca y asco. Soy consciente de ello y me encanta. —¡No sabía que existía! —No dejare que tengas a mi hijo —Replique —No te estoy preguntando, Helena. Es mío y lo quiero —Dice y señala la puerta de Andy.   Me separe de él y pase mis manos por mi pelo, lo tiré un poco y volví a hablar.   —¿Sabes que no es un juguete, cierto? Es un niño con sentimientos. Espera, lo olvide. Eso es lo que tú buscas, los sentimientos de las personas, para luego destrozarlos. No dejare que le hagas a mi hijo lo mismo que me hiciste a mí. Me trataste como un juguete y luego me tiraste. —No es eso lo que pasó —Exclamó con dolor. Si es eso lo que pasó. Me dejo. Me engaño y lastimó. Se fue con su hermanito y se olvidó de la chica que lo amaba con locura en un sucio apartamento. —Vete —Señale la puerta y él negó con la cabeza sonriendo. —Voy a pelear por él, Helena. —Perderás. —¡Es mi hijo maldición! —Se acercó a mí y como un reflejo tonto, me acerque aún más. Diciéndole que no le tengo miedo, pero en realidad fue otro tipo de reflejo. Uno que no sentí hace mucho tiempo —Estuviste cinco años fuera de su vida.  —¿Que parte no entiendes? ¡No sabía que existía! —¡NO USASTE CONDÓN! Pudiste llamar a Kelsey y preguntarle si tenía síntomas de algo, pudiste verme salir de tu apartamento, directo a la universidad con una barriga enorme. Estuve cuatro meses esperando allí. Trabaje para alimentarme. Te busqué por todos lados para decirte que íbamos a tener un hijo, que no me dejaras sola en esto. Pero te importo una mierda y ahora me da igual si te atropella un camión, nadie llorara tu pérdida. —Sabes que eso no es verdad —Parece como si le hubiera dado un golpe contundente en la cabeza, porque se tira para atrás con la cabeza gacha, como si lo hubiera herido en pleno campo de batalla y ahora tiene que ir a curarse las heridas. —Nunca dije algo tan cierto en mi vida. —Fui un idiota, lo sé, pero... —La idiota fui yo por quedarme después de todas nuestras peleas. Idiota fue quedarme después de que me hicieras pasar noches horrorosas llenas de llanto y desesperación. Idiota fui yo por seguir a tu lado después de que me trataras como mierda. Idiota fui yo por creer que cambiarias. Idiota fui yo por creer en tus "Te amo" —Todos y cada uno fueron ciertos —Me miro serio y casi le creo, pero menos mal que ya no soy esa idiota. —Tu no me querías, si lo hubieras hecho, no me habrías destruido. Ahora me das igual. Ya no te quiero. —Sabes perfectamente que lo haces, Helena. Ahora recuperó su confianza y se acerca lenta y sigilosamente. Ya sé a dónde quiere llegar. Viejo gato no cambia sus trucos. ¿Piensa que lo sigo queriendo? Ni loca. —¿Por qué me haces esto? Soy feliz. Te olvide Alex. —Cierra la boca —Un balazo directo a su pecho. Se que le duelen mis palabras y se siente bien que lo hagan —Vete. Sal de mi vida de una vez por todas —Seguí diciendo. Segundo balazo. —Yo puedo irme, pero una parte de mí siempre estaría contigo, tiene mis ojos, mi cabello, mi recuerdo. Se por eso que no me olvidaste. Ahora está a centímetros de mí y ya no tengo nada más que decirle, excepto que se retire de mi espacio —Aléjate de mí. ¿Quién en su sano juicio sigue enamorado de la misma persona 5 años? Sigue adelante, por favor, eres patético —Digo, pero él hace caso omiso a mi pedido —Nosotros nunca estuvimos en nuestro sano juicio, así que, ¿Por qué me alejaría de ti? —Está a solo un paso de mí, pero no lo da. De hecho, aproxima su mano a mi pecho y mis piernas se hacen gelatina.—. Tu corazón late bastante rápido, Helena. ¿Eso te pasa con él? —Murmura cerca de mi cara. Su aliento en su cara provoca una sensación extraña y familiar en mi vientre. —Mi corazón late así porque no quiero que te me acerques —Consigo decir. —Sigue diciéndote eso a ti misma. Sientes algo por mi todavía y lo sabes —Respondió acercando su cara a la mía —No, ni siquiera siento asco por ti. Nada. —Afirmo más para mí que para él. Cierro mis ojos, respiro profundamente y saco todo el aire de mis pulmones, tratando de tranquilizar mi pulso. —Eso lo veremos —Dice y se aleja. —¿Qué quieres decir con eso?  —Tu novio como idiota me invitó a cenar mañana a la noche. ¿Tu madre por lo que tengo entendido se fue de viaje con su esposo, cierto? No habrá problema. —Cuando le cuente quién eres lo habrá. —¿Se lo contaras? No, no lo haré ni loca. Kyle, no puede saber que estuve con mi él ni de coña. —Eso pensé —dice con aire de suficiencia —Alex, por favor. Vuelve por donde viniste. Déjame en paz —Cierro mis ojos y por un momento pienso que va a aceptar y dejarme en paz, pero solo fue un momento —Helena, ese niño es mío. Quiero conocerlo. En un tiempo sabrá que soy su padre. Y tu volverás conmigo. Eres mía por derecho eterno. —Estas enfermo. —Piensa lo que quieras, pero eso pasara. —Alex, ya no te amo. —Vas a amarme de nuevo. —¡Tú me dejaste! ¡Ya no me querías! ¡Yo tampoco lo hago, ya! ¿Quién te crees que eres? ¿Tratas de hacer que te odie?  —Tal vez sí. Del amor al odio hay un paso. Y cruzó la puerta dejándome con ganas de tirarle el jarrón que estaba en la mesita de café en la puta cabeza.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD