Helena. No mentí cuando dije que Andy era fuerte. Siento que me pegaron una patada en el estómago, aunque no hay mucha diferencia entre eso y un pelotazo, ¿cierto? Intente levantarme, pero mierda que dolía una ostia. —¿Hel, estas bien? —Alex se tira a mi lado en el césped. Toca mi hombro y en verdad luce preocupado. Su mirada penetrante me come por dentro y... mierda, me hace pedazos. Imágenes de nosotros en la cama, mirándonos de la forma en la que él me mira en este momento. O veces que ambos estábamos en esquinas diferentes de un mismo cuarto, sintiendo nuestras miradas en el otro sin darnos la vuelta. Cuando me miraba como si fuera un sueño, como si fuera su tesoro, como si fuera a irme en cualquier instante, de la misma forma en la que yo lo miraba, solo que en este cambio de mira