—¡Rouse!— La castaña esta cansada de explicarle a su amiga, que ella no sentía nada por el rubio, y además no dejaban de toquetearla y cerciorarse de que ella estuviera bien. —¡¡Ok,ok!!— Suspira. —¡Gracias, al fin!— Suelta irónica entre risas. Rouse rueda los ojos y la mira burlona —Te vamos a dejar en paz, pero solo que te extrañábamos, y te queremos cuidar.— Alza sus manos. Ella asiente y aprieta las manos de sus amigos. —Estoy bien, no hay porque preocuparse...— Deja en claro con una sonrisa. —Solo queremos saber si te tratan bien...— Su amiga es quién vuelve a hablar, mientras se coloca su abrigo, ella rueda los ojos. —Venimos hablando de esto, desde hace cuarenta minutos chicos.— Comenta abrumada. —Perdónanos, necesitamos saber que sos la de siempre.— Le responde. —Gracias p