Sofía
Subestimar al enemigo era el peor error que se podía cometer en medio de una batalla.
Y era justo lo que Romeo Greco estaba haciendo.
Cuando Marcelo Biaggi, el amable administrador del gimnasio, me contó sobre la tonta idea de retar a Fernando, simplemente no pude creerlo.
¿Cómo se atrevía Romeo a meterse en una competencia con grandes profesionales? Y mucho peor aún ¿Cómo podía ser capaz de retar al propio Fernando?
Solo un idiota retaba abierta y públicamente al dueño de una cadena de gimnasios. Desde luego, al parecer todavía no existía una respuesta formal por parte de mi esposo, pero estaba segura de que su lado crítico y juicioso lo haría declinar amablemente ante su oferta para evitar malos entendidos.
O eso más o menos esperaba, puesto que Romeo apenas era un chiqui
