— Paso por ti para almorzar – dijo Alina del otro lado de la línea. — Está bien, te espero aquí cariño – respondió el pelirrojo mientras estacionaba su auto. — Perfecto, tenga buen servicio Superintendente Lodbrok – los dos rieron antes de cortar la llamada. Konstantin guardó su teléfono, soltó un ligero suspiro antes de bajar del auto. No lo va a negar, está furioso con Eyra que solo jugó con él, aunque fue una dosis de su propia medicina. Le gusta su lado perra, pero es hroa de que ella conozca al verdadero hijo de puta que es. Bajo del auto, poniéndose su saco n***o, pasó una mano por su cabello y entró a la Central. Seguramente la mayoría estaría con resaca, sería flexible con ellos al menos ese día. — Buenos días Lodbrok – sonrió Tobias con una taza de café en sus manos. — Rey