CAPÍTULO TRECE Scarlet iba sentada en la parte trasera del pequeño bote de remos, que se mecía en las fuertes corrientes del río Hudson; envolvió su suéter sobre los hombros para protegerse de la brisa fría que salía del agua. Había olvidado lo frío que el Hudson podía ser en noviembre; y también lo fuerte que eran las mareas, y se preparó para recibir la espuma, que era casi como las olas en el mar. Había demasiadas personas apretujadas en el interior -Maria, Jasmine y Becca, Blake que estaba remando, y un par de amigos suyos-, y Scarlet se asomó, tiritando; no confiaba en ese crujiente bote gastado, y la alivió ver que la isla de Bannerman estaba cada vez más cerca, a casi a treinta metros de distancia. Scarlet no se sentía muy segura de ir allí. Recordó otras veces en el pasado cuand