CAPÍTULO SIETE Scarlet voló por el cielo de la mañana, secándose las lágrimas, aún se sentía sacudida por el incidente debajo del puente; trataba de entender lo que le estaba pasando. Estaba volando. Casi no podía creerlo. No sabía cómo, pero le habían brotado alas, y acababa de despegar y se elevó en el aire como si fuera la cosa más natural del mundo. No lograba entender por qué la luz le estaba lastimando los ojos, por qué su piel le picaba debajo del sol. Por suerte, se había nublado, y tenía un poco de alivio; y aún así, no sentía que era la misma de antes. Scarlet se sentía tan perdida, tan sola, y no sabía a dónde ir. No podía volver a su casa, no después de todo lo que había sucedido, no después de descubrir que su madre quería que muriera, y que todos la odiaban. Tampoco podía i