C A P Í T U L O C U A R E N T A Y T R E S
Miranda.
¿Conocen la sensación que deja el cuerpo humano ante ciertos estímulos? Es gracioso, bastante, puesto que ante lo que sucede, el cuerpo va dejando ciertos químicos o produce ciertas sustancias. Es curioso, pero lo hace.
Y es así, como va produciendo dopamina, cortisol, serotonina, adrenalina… Mismas sustancias que nos hacen sentir extasiados, y sin pensarlo, queremos más.
Es como el amor, aquel sentimiento que se terminaba sintiendo como una droga, al inicio se siente como una sensación única en el cuerpo, el amor es una de las drogas más extrañas, pero al final, cuando tenemos el corazón completamente partido en dos, y prometemos que no volveremos a enamorarnos, lo volvemos a haber, aún sin saber porque, aún sin entender porque.
Alguna vez vi un cierto respecto a ello, el amor es como las borracheras, adoramos el sentimiento del alcohol, pero siempre al día siguiente nos prometemos no volver a beber…
Sin embargo, llega el siguiente fin de semana, y lo haces de nuevo.
El ser humano es adicto a los estímulos, a las sensaciones que no somos capaces de comprender por claridad.
Es curioso el como las cosas en realidad suceden, hay veces, en las que estamos demasiado introducidas en nuestro propio mundo, en nuestro cerebro, en nuestros pensamientos, que no somos capaces de darnos cuenta todo lo que sucede fuera de el…
¿Qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos prestado un poco más de atención? Quizá mucho de los dolores que habríamos pasado anteriormente, en realidad, nunca habrían sucedido, quizá todo el dolor que sentía, jamás lo hubiera sentido, no del modo en el que lo sentía, habría evitado tanto dolor. Pero, habría sido demasiado ciega.
—¿Crees que debamos ver si están bien?—. Preguntó James—. Porque si no era amor, estoy seguro que en este instante se estarían sacando los ojos de ser posible.
—Déjalos, no hay nada que debamos hacer ahí arriba—, mencione bebiendo de mi trago.
Conocía a ambos, de pies a cabeza y podría jurar que los conocía mejor que nadie, eran mis amigos, mis mejores amigos siendo más específicos, conocía todo de ellos y al final, era un poco más allá de lo que ellos creían.
—¿Estás segura?
De lo que no estaba segura era de qué los hubieran metido a ambos en la misma habitación como si se tratase de dios sabe que, al final, quizá si harían algo, terminarían por explotar la bomba que durante tanto tiempo ha permanecido encendida.
—Déjalos, lo que hagan no nos concierne—, mencioné con desdén—. Hemos estado insistiendo demasiado con este tema, ¿Creen que haya sido lo correcto?
Porque, por mucho que habría deseado por demasiado tiempo que ellos estuvieran cerca, que fueran algo, habría recaído en cuenta en muchas cosas.
Pero… sería de modo, ligeramente “forzado” y bien dicen, que aquello que comienza mal, termina mal.
No quería eso para ella en realidad, ni para el, comenzaba a creer que tenían tanto interés por forzar algo, que no se daban cuenta de lo incómodo que terminaba por ser.
Sabía que era lo que sentían ellos, pero también sentía cómo es que habríamos hecho que todo fuera entre nosotros, habríamos ido demasiado allá, es decir, ¿Cómo podíamos forzar una historia? Si ellos estaban destinados a estar juntos, dudaba que nosotros fueramos aquello mandado por el destino para introducirles en un romance, ¿No? Es decir, habría sido demasiado de nosotros, demasiada insistencia, demasiado todo. Quizá habríamos insistido… Mucho.
—¿qué es lo que quieres decir? Se te nota por completo que te muerdes la lengua para mantenerte en silencio—. Me pregunto Logan, negué levantándome—, ¡Vamos Miranda!
—No pasa nada, solo, iré a…—, Me quedé callada—, Sólo, ahora vengo.
Creía fielmente que ambos debían de estar juntos, habría estado deseando eso desde tanto tiempo, que lo único que espera era que en algún punto eso se terminara por cumplir.
Quizá era un poco más allá de esto, más allá de todo, camine hacia la cocina para tomar una cerveza, con aquella pequeña mueca casi invisible plasmada dentro de mi rostro.
La cosa era, que les tenía bastante cariño a ambos, de una manera completamente irracional, eran mis mejores amigos, ambos.
Y… si algo salía mal, ellos terminarían por dejar de ser… lo que sea que fuesen, no quería elegir.
Le habría pedido incontables veces a Hades y a Taylor, cuando todo esto comenzó, que no cambiaran su amistad con James, pero lo hicieron.
Lealtad.
Sabía lo apegados que éramos y lo importante que terminaba por ser yo para ellos, al final, mejores amigos. Tanto era el caso que q ninguno de los dos les habría importado mucho dejarle de hablar a James. No quería que fuera el caso, no quería que las cosas sucedieran así.
—Vamos, dilo—. Acuso James—. ¿que es lo que has estado pensando todo este rato? —, insistió.
Pensar, pensaba en que posiblemente Taylor terminaría por enojarse conmigo, por haber insistido en hacerles esto, ella siempre iba diciendo por ahí que no sentía nada por él, y que yo sintiera—o creyerá—que ellos estaban destinados a estar juntos…
No lo sabía, quizá estaba demasiado ansiosa, porque o se estaban tragando, o quizá estaba siendo demasiado irracional, negué de nuevo, pero eso parecía ser quna respuesta que no terminaba por convencerle.
—¿Por qué no lo dices? Sabes que puedes contarme cualquier cosa—, me recordó, asentí lentamente, lo sabía—. ¿Entonces?
—Nada, ya casi es navidad—. Mencione agitando mi cascabel del gorro rojo—. ¿No es emocionante?
—¿Has pedido algo en particular para estas fechas?—, preguntó abrazándome por los hombros, negué—. Siempre has adorado los regalos, y ahora, ¿No has pedido uno?
—No—, mencione tranquilamente—. No he pedido absolutamente nada.
—¿Por qué? Tu padre siempre se las ha dado de santa trayéndote todo lo que pides—, me señaló, pensé por unos segundos, recordando que si, justo habría sido así—, ¿Que sucedió esta vez?
Sucedía. Que en realidad no había algo material que llenara por completo aquellas cosas que quería, sino, eran emocionales, habría dado por hecho que siempre la vida sería un fiasco, pero no.
—Me ha traído ya la vida aquello que quería de cumpleaños—, le di un trago a la cerveza—. Así que, estoy bien con ello.
No pude evitar mirar su rostro lleno de confusión, pero no me dijo nada, se mantuvo en un completo silencio que no podía entender, lo había analizado todo.
Alguna vez James me dijo, “¿Qué se supone que le das a alguien que en realidad ya lo tiene todo?” Y esa pregunta en realidad, me alertó de muchas maneras posibles.
No lo tenía todo, estaba tan lejana a tenerlo todo en particular, quizá… con un poco de suerte, algún día entenderían que no solo se trataba de lo material.
Nunca se habría tratado de lo material.
Si no de aquellos pequeños detalles que habían una vida más tranquila.
Quería una familia.
Mis deseos navideños, eran una familia.
Hades.
Podría pensar en todo el tiempo que tardamos, podría recordar cómo habría sido la experiencia más… noté como ella se acomodaba el cabello, mirando frente al espejo.
—Deberíamos bajar—. Mencione con desdén, ella me miró—. Hemos pasado mucho tiempo acá arriba.
—Si, algo—, dijo con una sonrisa de lado, más como una mueca.
Pensé en todo el tiempo que me habría gustado Taylor, en todas aquellas veces que habría estado intentando negar que era eso lo que sentía, supongo que a veces las cosas pasan de manera que no podemos explicar, supongo que q veces, simplemente despiertas un día y te das cuenta, que todo a cambiado.
No me habría imaginado antes mi vida así, entre los cambios, entre un sentimiento nuevo, todo era extraño.
—Tay—. Le llame. Ella me miró curiosa, alzando una de sus cejas—. nada.
Era raro, y me jodia. Nunca me habría sentido así antes, con las dudas, con las preguntas, con todo esto, nunca antes me habría sentido así y eso… me hacía sentir tan dudoso, tan fuera de mi.
Quizá estaba exagerando, mucho, mucho más de la cuenta, pero aquellos sentimientos que cruzaban dentro de mí, eran mayores a lo que algún día sentí.
—¿Por qué estás actuando de manera tan rara?—, preguntó ella soltando una risa—. ¿Sucede algo?
Sucedía, que habría estado peleando con ella toda la vida, generando una guerra que jamás me imaginé que fuera a terminar, habría sido extraño, porque anteriormente, eso me habría dado lo mismo.
Pero era… como si me tratase de un adolescente que dudaba de cada uno de los pasos que daban, que dudaba de sí mismo, de todo. Quizá habría sido demasiado extraño…
—No, ¿Estás lista?
Ella asintió tranquilamente y tomó su celular, para salir de la habitación, no pude evitar analizarle apenas eso sucedió. Quizá era un poco más raro…
Más raro de lo que alguna vez habría creído.
—¿Estas nervioso Hades?—, me preguntó en tono burlón—. Esto sí que es todo un caso.
Quise replicar ante ello, pero en cierta parte, tenía razón, estaba nervioso, bastante nervioso, llegando a un punto en el cual creía, que terminaría por perder la razón.
Bajamos las escaleras en donde se encontraban los demás bebiendo, noté como Samara y Miranda compartieron una mirada, era… como si todos hubieran sabido el porqué nos tardamos. Como si conocieran cada uno de los secretos que habrían sucedido entre nosotros.
¿Lo hacían? ¿era posible que conocieran a detalle aquellas cosas que nosotros habríamos pasado por alto?
Habían tantas dudas dentro de mi, tantas preguntas, tantos vacíos, habría confirmado que sentía algo por ella, pero, nunca me habría enamorado antes, nunca habría sentido así, absolutamente nada, por nadie.
¿Que debía de hacer ahora?
Supongo que hay veces que te muestran cómo es el amor en realidad, como es la vida, como lo es todo. Yo no conocía el amor.
No creía que fueran del tipo de cosas que podrían sucederme a mí, y ahora, que me encontraba aquí, enamorado, ¿que debía de hacer?
—Parece que hacían ciertas cosas… interesantes—. Se mofó Logan a lo que le miré de reojo—, eso es interesante, parece que no pudieron contenerse, ¿No es así?
Contenerse, en realidad ellos creían que conocían al pie de la letra lo que habría sucedido, quizá era así, quizá conocían a la perfección que habríamos terminado por caer…
—Deberían de meterse en sus propios asuntos, ¿No lo creen?—, pregunté con tranquilidad—. Además…
—¡Ya casi son las doce…!—, alargó emocionada Miranda, cambiando el tema mirándome de reojo—, ¿Tienen sus deseos de navidad ya preparados?
Le miré, agradeciendo que cambiará el tema de manera tan espontánea, le agradecí con la mirada. Habría estado demasiado tiempo preguntándome qué era lo que sentía por ella.
—¿Los deseos no son en año nuevo?—, mencionó con tranquilidad Samara.
Taylor.
Una familia. Quizá algo que teníamos en común casi todos nosotros es que deseábamos lo mismo, una familia. Yo tenía a mis hermanos, entonces no me sentía completamente sola, pero era evidente que habríamos crecido demasiado rápido y ahora no pasábamos tanto tiempo como antes juntos, siendo así que… que terminaba por sentir un poco de…. Nostalgia.
Me senté en la alfombra, mirando a los demás, estábamos todos reunidos aquí, como una familia feliz, que lo tenía absolutamente todo.
Así se sentía, como si después de tanto tiempo pudiéramos obtenerlo todo…
—Igual, a mi mi deseo se me ha vuelto realidad—. Confesé con tranquilidad, para tomar la mano de Miranda—. Todo se ha convertido en realidad.
—¿Todo lo que querías se te cumplió? —, preguntó Hades en mi oído.
No quería sonar cursi ni que esto pareciera una especie de exageración, pero sí, recordaba el cómo me habría besado de manera brusca, sus labios chocando con los míos y el como sus manos se aferraban a mi cintura.
—Saben, me choca lo cursi, a como no tienen una idea—, soltó con una sonrisa de lado Miranda, con una botella de tequila en la otra mano—. Creí que nada cursi volvería a salir de mi, y estaba bastante bien con ello. No tienen ni idea.
Noté como caminaba con una botella de tequila en la mano con una sonrisa en los labios, era bonito ver como en realidad ella se había mantenido completamente tranquila respecto al tema, como las cosas habrían comenzado a ser un poco más tranquilas.
—De verdad me cagan las cosas cursis. Pero en realidad estoy agradecida—, comenzó a llenar su caballito, para terminar por sentarse en el sofá, pasándole la botella a Samara—. Yo alguna vez desee tener una familia, desee tener lo lindo que ahora tenemos, y estoy agradecida por ello, porque con ustedes encontré aquella paz.
—Que linda—, mencionó Logan, dejando una sonrisa de lado, tomando la botella que le daba Samara—. Prosigue qué bonito.
Solté una risa por lo bajo, para mirar hacia mi entorno; en realidad habría sido bastante bueno.
—Jamás imaginé que mi vida pudiera cambiar tanto con un par de personas llegando a mi vida—, Mencionó con un poco de tranquilidad—. Nos conocimos siendo unos adolescentes y ahora, que somos un poco más mayores me he dado cuenta, que en realidad son mi familia.
Y lo que decía me habría llegado a calar en el corazón—de buena manera—me hacía sentir especial conforme a ello, quizá esto era lo que me había hecho demasiado ruido en el corazón, lo que ella decía.
—Si sigues diciendo esas cosas en realidad me harás llorar Miranda—. Le acuso Samara. Tome la botella de tequila—. Preciosa…
Es curioso porque todos habríamos pasado demasiado tiempo creyendo que en realidad éramos unidos.
Habríamos sido unidos para ser un poco más específicos, pero si lo pensaba con un poco más de profundidad…
Éramos nosotros, no importaba lo demás, no importaba nuestro entorno. Siempre habríamos sido solo nosotros.
—Toma—, le dije a Hades, quien tomó la botella y presionó un poco mi muslo.
Así que, saber que habría alguien que podría querer ir detrás de nosotros, en realidad, si se escuchaba como un peligro. Un peligro de aquellos que deseas con demasiada fuerza poder evitar. habría sido un poco más allá de nuestro control.
¿Que era lo que habría comenzado todo esto…?
Quizá son aquellas cosas que no te dicen las que más te marcan la piel, los conocí por separado a todos ellos, y cuando lo hice, no podía entender la magnitud con la cual vendrían a cambiar mi vida.
—A lo que quiero llegar…
Miranda.
—A lo que quiero llegar, es que anteriormente lo que pasara en vi vida, en mi entorno, no me interesaba—. Confesé para verle—. Pero, ahora, que ustedes han llegado a mi vida, he podido contar cómo es que todo cambió, lo hizo de un día para otro…
Y lo habría hecho, antes no me habría dado cuenta de lo significativos que eran ellos para mí, no me habría percatado de lo mucho que su presencia habría llegado a cambiar mi vida.
—Eres nuestra familia—. Mencionó Logan, para ver a los demás—. Somos una familia, lo hemos sido desde hace tiempo.
Apenas todos tuvieron su trago, les miré, es curioso saber cómo el tiempo habría transcurrido de manera veloz, muy, muy, veloz. Habría sido interesante poder haber formado parte de la vida de cada uno de nosotros. Quizá anteriormente no me habría dado cuenta, pero ellos habrían sido parte inicial y crucial de lo que era para mí la vida.
Así que…
Si hablábamos de lo que era la sensación que dejaba en el cuerpo humano ante ciertos estímulos, era un poco más allá.
Brinde con ellos.
—¡Por nuestra familia!—, alargó Samara—. Nosotros.
Dicen que la vida no te daba a escoger quién querrías que fuera tu familia, eso era cierto, no habría alguien en este mundo que hubiera tenido la oportunidad de poder escoger quién quería que fuera su familia. La familia (de parte sanguínea) simplemente, un día, estabas aquí, saliendo a gritos y pataletas del vientre de la madre, y sin que alguien lo mencionara, ya estaban las cosas así, todo se encontraba ya escrito.
Ansiedad, habría sufrido demasiado esa sensación que te dejaba el cuerpo humano ante dicha reacción, aquella descarga de cortisol y adrenalina, sintiendo el modo tan amargo de todo, pero, ahora… las cosas eran diferentes, quizá un día… todo habría cambiado.
Dieron las doce de la noche y nos abrazamos, podía ver como entre todos nosotros fuese como si el tiempo se hubiera detenido, todo llegando con paz entre los labios.
Quizá habría tomado un bolígrafo, entre mis manos, llena de todos los pensamientos que habían pasado por mi cabeza durante todo este tiempo. Y entre aquellos pensamientos, entre aquellas reacciones, habría decidido que… podía borrar el final, podía borrar todo lo que sentía antes.
Cambiar el final de la historia… y que con ello, lo demás fuera un poco mejor.
Al final, no importaba si se trataba del día uno o del día cero, trataba de…
De ver el lado positivo porque, después de todo, habría estado tan inmersa en lo demás, que no admití lo primero.
Había pasado casi toda mi vida quejándome sobre mi familia, cuando tenía en realidad, algo lindo, justo frente a mí.
Hades.
Pensar en que me habría cogido a Taylor en realidad me generaba ciertas cosas en la mente, entre ello que en realidad lo disfruté. Habría estado pasando demasiado tiempo en pelear con Taylor, que no me habría dado cuenta que en realidad habría sido un poco más intenso de todo lo que habría pensado. Agotando un poco mis energías en ello, para al final…
—¿Qué hicieron que tardaron tanto en bajar?—, preguntó James sentado a un lado de mí—. ¿Por fin lo aceptaste?
—¿Por qué te empeñas en hablar sobre la vida de los demás?—. Le señale, sin embargo, me pasó por completo de largo—. Tus asuntos.
—¿Lo esperaron?—, preguntó Logan, mirando hacia las chicas, mismas que bailaban una canción de Rbd—. ¿En realidad llegaron a pensarlo?
Mire hacia Taylor, bebiendo de aquel trago, no podía dejar de pensar en ella, en sus ojos, su voz ni su piel, no paraba de pensar en ella, en lo especial que habría sido todo.
—¿De que hablas? —, pregunté mirando directamente a Taylor.
Era curioso, que anteriormente no me habría dado cuenta de lo que habría dentro de mí corazón. O quizá lo sabía, y a la única persona que se lo habría dicho era a Miranda, diciéndole que necesitábamos un plan.
Fue así cómo es que al inicio parecía que nosotros estábamos en una relación, porque habría pasado demasiado tiempo sobrepensando en las acciones que podría hacer para que Taylor mirará en mi dirección.
Una vez, gracias a todo el alcohol que habría bebido conmigo, que las palabras salieron de sus labios como si se tratará de vomito verbal, confesó todo.
Quizá para ella eso fue un alivio, pero para mí fue una lucha mental, entre lo que habría sido aquello que habría estado deseando por demasiado tiempo.
Fue ella quien me dijo que Taylor estaba enamorada de mí desde que eramos unos adolescentes, desde que teníamos dieciséis, fue ella quien lo conto todo.
No negaré que ahí las dudas comenzaron dentro de mi cuerpo, una tras otra, mientras intentaba pensar un poco más a fondo sobre lo demás, era extraño, pero terminaba por comerme la cabeza.
Fue que planeamos así, que para que ambos, James y Taylor se centraran en la realidad, en lo que sentían, que ideamos aquello que parecía que estábamos saliendo, aunque nunca lo hicimos, nunca nos acostamos, ni mucho menos nos besamos. Eramos amigos, la miraba cómo si ella fuera mi hermana menor, aquella familia que siempre habría querido tener.
Quizá eran los mismos traumas los que nos unían, eran los mismos pensamientos por los cuales pasábamos, así que… Nunca habría podido verla de otro modo, cómo si no fuera mi hermana.
Lo primero habría sido darles celos, cosa que funcionó, note de inmediato, que James intento hacer lo mismo con Miranda, así que con el regresó de Taylor, no perdió el tiempo, comenzó a salir con ella, comenzó a invitarle a citas y a hacer todo aquello que con Miranda no habría hecho.
Cosa que no le salió del todo bien, porque, salió a la luz aquel secreto que solo Katina y Marcus sabían. Aquello que la primera vez que hablo el con Miranda, fue por que sintió una oportunidad para acercarse a Taylor.
No sabía en un inicio que a él le gustaba ella, de haberlo sabido, quizá habría mantenido un poco la lejanía entre nosotros, aunque quizá, habría sido un poco imposible, porque…
Porque lo que Taylor y yo teníamos, siempre se nos habría ido de las manos, aquellas peleas que teníamos, siempre habría sido fuera de nuestro rango, fuera de absolutamente todo.
—Sabes, Marcus una vez lo dijo—. Mencionó con tono neutro James—, Dijo que serían nuestras chicas, él sabía, que terminaríamos por enamorarnos de ellas, y no se equivocó.
Y vaya que no lo hizo, habría dado justo en el blanco.
—Nos parecía una rídiculez—, mencioné con tono tenué—, ¿No es gracioso? Parecía cómo si el, al final, al final del día, la final de todo, entendiera las cosas con claridad, sobre lo que sería nuestro destino.
Era curioso, porque podía recordarlo también, cómo es que Marcus decía siempre que seríamos una familia, porque al final, todos estaríamos juntos, enamorados del mismo circulo de chicas. Aunque erró, un poco, porque él creía que Logan terminaría con Paula, no con Samara.
En fin, es curioso como funcionaba la vida, porque al final, si nos habríamos enamorado de ellas.
Al final del día, ahora nos encontrábamos aquí, con ellas, festejando navidad, escuchando cómo cantaban dicha canción, bailando de manera torpe.
Taylor.
Estar con ellas, estar con ellos…
En realidad, eso significaba mucho más de lo que podría decir, más de lo que podría creer, era extraño, porque habría sido una historia que jamás imaginé, al final, Katina y Marcus habrían sido hechos el uno para el otro, conociendo a la perfección cómo es que sería el futuro, quizá ellos nos conocían un poco más de lo que nosotros nos conocíamos a sí mismos, quizá ellos habrían notado la vida, más allá de lo que nosotros lo habríamos notado.
Y mientras reía, cantando las canciones de rbd, me daba cuenta, que todo habría sido un poco más… Más allá de lo que habría creído alguna vez.
Es gracioso, cómo la vida nos ponía las cosas justo en frente.
—Estan locas, ¿Lo sabían? —, mencionó con tonó burlon Hades, apenas la canción finalizó—, Muy locas.
—Yo diría, chifladas, pero queda el terminó que les has dado—. Mencionó burlón Logan.
No sabía que sería lo que terminaría por depararnos la vida, no sabía que sería lo que vendría después, pero justo aquí, justo ahora, me daba cuenta, que la vida habría puesto justo todo, en el momento y lugar en el que debían de estar, era curioso como funcionaba la vida, era curioso como funcionaba nuestro entorno, curioso…
Curioso, que al final, al final de todo, habríamos encontrado justo el lugar adecuado.
—Lo que pasa es que ustedes son amargados—. Se mofó Miranda—. ¿Qué sólo piensan quedarse ahí? Sentados, no sean aburridos.
Ellos se miraron entre sí, James fue quien terminó por acercarse a la botella de tequila, llenando los caballitos de cada uno, les miré con atención, pero, me mantuve callada.
Quizá habría pasado demasiado tiempo, desde la ultima vez que recordaba que habría sido feliz, feliz del modo en el que lo era ahora, sin deseos de escapar, sin deseos de que algo cambiará, lo que sucedía ahora, el como parecía que estaba funcionando la vida, se sentía de un modo… Tan especial.
—¿Aburridos nosotros? —, preguntó con burla James, a lo que miré a Miranda—. No, sólo que ustedes se les ha safado un poquito el cerebro.
—Eres un tarado—. Le reclamó Miranda.
Y aquellas peleas, tontas, muy tontas, aquellos momentos, no podía negar, que me llenaban el alma.
Samara
Por mucho tiempo, pensé que habría sido destinada a quedarme en casa, mi familia era funcional, funcional conmigo, pero no tenía mucha familia, no tenía muchos lugares a los cuales acudir cuando el corazón dolía, tenía a Paula, aunque, con el paso del tiempo, las cosas eran más difíciles, y ahora…
Me daba cuenta, que no necesitaba a nadie más, que no fueran ellos.
Es curioso como la familia llegaba a tu vida.
Amaba a mi familia, pero si pudiera desearle algo a una estrella, sería que siempre fueran ellos, que al final del día, cuando algo dolía, cuando algo salía bien, fueran ellos.
Habría sido curioso el como, por lo que serían los anónimos, nos habríamos alejado un poco, pero ahora, ahora que todo funcionaba como lo hacía, me di cuenta, que sus comentarios tontos y el humor roto, era lo único que necesitaba.
Miranda
Creía que moriría, hace unos meses, hace unos días, pero no sucedió, no, no lo haría, ahora, tenía cartas viejas, sueños rotos, pero, ahora, no había nada que doliera.
Habría cortado con mi familia hoy, y mientras regresaba, podía ver a las personas transitando por la ventana, cómo es que la vida de los demás seguía, a pesar de que la mía se sentía que se estaba desvaneciendo, me dolía, pero, no duró mucho.
Quizá ese era el deseo navideño, quizá ese era el plan del destino.
Me acerqué a las chicas, para reír ante lo que ellas decían, tomé la mano de Samara, y la de Taylor, para acercarlas a ellos.
Podía darme cuenta que la vida habría seguido, la luna seguía en lo alto, y yo seguía aquí, nada iba a cambiar, sólo porque el corazón se me rompiera, James se acercó a mí, para reír.
—La canción—, Mencionó, a lo que escuché cómo se escuchaba mis ojos lloran por ti—, ¡La canción!
—James, eso fue hace años—, Mencionó Samara, a lo que miré hacía él, intentando disimular la sonrisa de mis labios.
No, no me iba a morir, nada cambio.
Éramos nosotros, aquel pequeño circulo de amigos que se habría introducido en un rumor, nos habría traicionado el corazón, pero al final, seguíamos aquí, nada habría cambiado, sólo éramos nosotros.
Y no importaba lo demás.
—¡Pero es la canción! —, Dijo con emoción James, caminando hacía la bocina—, ¿Le han olvidado?
Quizá habríamos pasado por el tiempo, quizá el tiempo parecía de ese tipo de cosas que te terminaban por hacerte sentir ahogado, pero al final, nos habríamos endulzado la vida, cómo si fuera una canción.
La primera vez que salimos todos juntos, fue en una fiesta en casa de Samara, con demasiado alcohol, habría sido Katina quien les invitó, diciendo que, al final, si seríamos unidos, por ella y por mí, podíamos llevarnos mejor.
Lo entendió todo.
Y en los altavoces, comenzó a sonar la canción, mientras James le cantaba a todo pulmón, miré hacía las chicas, quienes miraban hacía James, cómo si estuviera loco, cómo si estuviera siendo demasiado infantil.
Pero… al final, las cosas habrían regresado al día uno, ¿No es así?
Reí, para seguir aquella melodía pegajosa, cantando al par de James, y quizá, antes no me habría dado cuenta de lo que teníamos.
Y si pudiera decir algo, sería hacía Katina, estaba agradecida, con ella y con Marcus, nos habrían preparado para el dolor, para la vida, y ahora, que ellos no estaban aquí, nosotros teníamos que seguir, nosotros seguiríamos dicha vida, pero esta vez, juntos, cómo si el dolor nunca hubiera existido, cómo si…
Nuestra vida fuera aquel dulce más empalagoso.
Anteriormente, no entendía lo que era la vida, pero… Ahora, con la mente un poco más clara, y el corazón tranquilo, podía decir, que éramos las personas que nos rodeaban, éramos aquello que la vida habría planteado.
Las personas cambian a las personas, y eso… Era cierto.
Las personas cambiaban a las personas, porque la influencia que tenían en nosotros, era mucho más fuerte de lo que habríamos creído en alguna ocasión, ya no éramos unos niños, y en algun punto, no nos contaron cual sería el secreto de la vida, pero podría decir, que justo, era eso.
¿No era bonito? al final, si nosotros teníamos el alma menos quebrada, era por ello, por aquel secreto que nos daba la vida, de manera no directa.
Las personas, cambian a las personas.
Y en algunas ocasiones, las salvan.