C A P I T U L O C U A R E N T A Y O C H O:
Hades.
Quizá esas palabras, que resonaron por mi cabeza fueron demasiado que procesar, en realidad, no lo hice, no podía reaccionar ante lo que había escuchado, sentía que estaba perdiendo la razón, me levanté y corrí hacía el elevador, quizá era que no podía imaginarme eso, quizá era más que todo lo que en algún punto creí.
Apenas llegué abajo, noté la ambulancia, y las luces rojas cegando mi rostro, podía sentir mi corazón latiendo de una manera completamente irracional.
Quizá es corta la línea en la cual todo termina por detenerse, no sabemos cuándo sucede, cuando comenzó, cuando es que todo comienza a parecer irreal, simplemente, tu cuerpo esta aquí, pero, ¿Tu mente? Esa a navegado ya, por lugares desconocidos.
Y las luces me cegaban, y la gente aglomerándose me confundía, apartaba a esta, mientras que todo pasaba de manera lenta en mi cabeza. La ambulancia partió solté un insulto entre dientes.
—Miranda iba en la ambulancia —. Señaló a lo que caminé hacía adentro —. No conducirás así, estás muy alterado.
—¿Qué ha pasado?
—La han intentado… Secuestrar —, murmuró Zoé, cerrando los ojos — Hice lo que pude, pero ella terminó con un golpe bastante fuerte, ha perdido el conocimiento, los paramédicos creen que…
Mi teléfono sonó, sentía los sonidos de manera irracional, aturdidores, lo saque, escuchando cómo Zoé hablaba, pero no podía concentrarme en ninguna de las palabras que salían de sus labios, parecía irreal, todo.
En la pantalla un número desconocido le iluminaba, miré hacía mi alrededor, era yo.
Una fotografía mía, mirando cómo la ambulancia se iba, estaba cerca, pero, habían tantos rostros desconocidos en el lugar, que parecía irreal.
“parece que no has podido llegar a salvar a la princesa”.
“No ha sido golpe de suerte, ha sido una advertencia, ustedes no deben de estar juntos”.
Quizá es curiosa la forma en la cuál las cosas se nos colocan en frente, aquellos momentos en donde se supone que debes tomar una decisión, aunque en realidad, no me sentía capaz de tomar una decisión ahora, ni en diez mil años.
No podía dejar a Taylor.
—Te llevó al hospital —. Mencionó Zoé con la voz temblorosa, asentí.
Quizá es raro el modo en el que las cosas transitaron frente a mí, quizá sentí que mi corazón dejo de latir de manera precipitada.
Zoé condujo en completo silencio, y aquella imagen de perfección que siempre denotaba, hoy habría abandonado su cuerpo, podría decir todo lo que quisiera que odiaba a Taylor, pero podía ver sus manos temblorosas, sus ojos desorientados un poco y el cómo por cada conductor que se atravesaba por su camino, terminaba recibiendo un grito furioso de ella, con insultos. Estaba furiosa, nerviosa, había perdido el control de su cuerpo, de su mente.
Miré por la ventana, quizá estaba buscando escapar de los gritos histéricos que salían de los labios de Zoé, aunque, aún sí escapaba de su desastre, no servía de mucho, me terminaba quedando inmerso en el propio.
No podía creer a los niveles en los cuáles el o quién fuera la persona que estaba detrás de esto, fuera capaz de tanto —hasta que lo recordé —como es que todo este salseo comenzó por la ira de esa persona, asesinando a dos de mis amigos.
—Ella estará bien —. Intento consolarme, mirando de reojo en mi dirección, logrando que un par de claxon se escucharan en nuestro entorno —. ¡Hijos de…!
—Gracias —. Le dije.
Es curioso que ella fuera quien me trajera, porque decía que estaba muy alterado, cuando podía apostar que ella estaba mucho más alterada que yo, más no lo comenté
Apenas llegamos fuera del hospital, me bajé, agradeciéndole, para ir directo hacía recepción, donde me estaba esperando Miranda, se encontraba junto a ella Samara.
—Llamé a todos ustedes, ella fue la primera en llegar —, Susurró limpiando las lagrimas que salían de sus ojos —. Esta cruzando los límites, ¿Intentar secuestrarla? —, Murmuró acercándose más a nosotros —. Es hora.
—Llegamos a un acuerdo… —. Comenzó Samara.
—El acuerdo se ha roto cuando las cosas que no hizo Taylor comenzaron a afectarle.
—Miranda…
—No, ella tiene razón —. Le interrumpí con una mueca, tomando aire —. Las cosas están escalando a lugares en los cuales, nosotros no sabremos salir.
Y era cierto, con cada una de las cosas que avanzábamos eran extrañas, demasiado extraño el creer cómo las cosas avanzan y se sienten un desastre irreal, quizá perdi el rumbo de cómo se sentían las demás cosas, no tenía noción de la vida, dell tiempo, de todo. Quizá era un poco más del tiempo que creí...
—Tenemos que hablar con los demás, no podemos tomar esa decisión por lo que ustedes con la mente caliente esten pensando—. Acusó con un poco de lentitud Samara—. A mí también me importa Taylor, es de mis mejores amigas...
Pero, no sentía lo mismo que nosotros por Taylor, para nosotros, ella era nuestro propio mundo, no podíamos creer en algo que no fuera ella al final del día, al final del tiempo, miré por el hospital, un secuestro... ¿Cómo es que una persona que no sabía lo que habría pasado estaba siendo involucrada en un futuro doloroso?
No lo entendía.
—Tenemos que esperar a los demás, lo hablaremos y...—, Comenzó Samara, tayandose el rostro, con un poco de desesperación—. Y llegaremos a una conclusión, encontraremos un modo.
Un modo, ¿Cómo podía haber un modo? Si habíamos perdido a las personas que queríamos y si perdía a Taylor, del mismo modo que perdí a Katina, a Marcus... No podría soportarlo, no podía soportar perder a otra persona de la cual amaba.