Capítulo 8 — El novio

1406 Words
Desde la salida del hotel, Patrick había estado siguiendo a Nicole muy de cerca, tomó un taxi que lo dejó en un enorme y lujoso edificio, sede de una empresa. Él bajó del taxi siguiendo los pasos de Nicole, pero sin dejarse ver, la vio subirse en un ascensor, le preguntó a un vigilante por el piso del personal directivo y tomó otro ascensor a un costado para subir. El último piso era el gerencial, contaba con pocas y espaciosas oficinas distribuidas con instalaciones de lujo, Patrick recordaba que Nicole le había mencionado que su esposo era el CEO de la compañía, así que se dirigió a la oficina principal. Allí tenía que estar Nicole, pero cuando ya llegaba a la puerta, Patrick fue detenido por la voz de una mujer. — ¡Señor!, ¡¿quién es usted?!, ¡¿a dónde cree que va?! — Voceo la dama, Patrick volteó sorprendido, parecía ser la secretaria del tal Walter Gibson. — Eh, yo… Lamento llegar así, pero… — Patrick se acercó al escritorio de la mujer, quien lo miraba ceñuda. — Vengo con Nicole, ella me dijo que estaría en la oficina de su esposo… — Usted no puede entrar, el señor Gibson está ocupado ahora mismo… — Explicaba la secretaría, cuando por el pasillo sonaron unos tacones, estaba llegando otra mujer. Tanto Patrick como la secretaria voltearon al escuchar el taconeo, era una joven bonita la que había llegado, Patrick lo tenía que admitir, sin embargo, ese aire prepotente y orgulloso con el que caminaba, la hacía ver bastante antipática. Por lo menos eso fue lo que sintió Patrick. La sonriente mujer miró a Patrick de arriba para abajo, esbozó una tenue sonrisa ladeada y se detuvo frente a la puerta del tal Walter, sosteniendo la perilla para abrir, como si se tratara de la propia dueña. — Disculpe, señorita Johnson, pero el señor Gibson se encuentra ahora mismo ocupado, no puede pasar… — Le anunció la secretaria con algo de ansiedad y levantándose de su asiento. La chica solo elevó una ceja con antipatía y abrió la puerta de la oficina de par en par, ignorando por completo a la secretaria. «Grosera…», sopesó Patrick, ante la actitud de esa mujer. — Oh, lo siento cariño… Pensé que… Pensé que estabas solo… No sabía que estabas ocupado… — Se escuchó la voz de esa mujer al entrar en la oficina de Walter. «Es una mentirosa», completó Patrick entre pensamientos, apenas escucho la hipocresía de las palabras de la mujer, cuando en realidad la secretaria le había avisado que su jefe estaba ocupado. Y no solo por eso Patrick supo que era mala persona, «¿esa mujer llamó “cariño” al tal Walter?, ¿podría ser que eran familia?, no, la secretaria la llamó por otro apellido», eso quería decir que era la amante del esposo de Nicole y, ¿tenía el descaro de pavonearse por la empresa como si fuera la esposa? Para la buena suerte de Patrick, esa desagradable mujer había dejado la puerta de la oficina abierta de par en par, por lo que él pudo escuchar casi todo lo que decían, logrando descubrir lo mal que trataban a Nicole. Su esposo decía que Nicole era una manipuladora, que ella lo había obligado a casarse, pero… Por la forma en que él la trataban a ella y la humillaba, era fácil deducir quienes eran los realmente malvados. Y entre más escuchaba, los músculos de Patrick más se le tensaban, la mandíbula la tenía más apretada y los puños ya estaban cerrados a los costados. La secretaria veía a Patrick sorprendida y con algo de miedo, aunque él pudo notar algo de tristeza en ella, cuando escucho como trataron a Nicole. Patrick había sido criado en una familia en dónde se le inculcó la honestidad, la sinceridad y el respeto, en donde no se toleraban las mentiras… Valores que estaba dejando de lado al hacerse pasar por un gigoló. No obstante, también le habían enseñado sobre la bondad, solidaridad, el honor y la justicia y eso era lo que lo guiaba ahora, él tenía que ayudar a Nicole. Patrick todavía no entendía del todo las circunstancias de esa chica, pero él estaba allí para ayudarla y con eso en mente, él entró en la oficina, ignorando a la secretaria. — ¡Cielo!, ¡¿te falta mucho?!, disculpa, pero dijiste que no tardarías nada y ya llevo rato esperándote. — Patrick le sonrió a Nicole con picardía, dejándola atónita. — Lo siento, señor, intenté detenerlo, ¿quiere que llame a seguridad? — Se asomó la secretaria de Walter. — ¡No! — Voceo repentinamente Nicole, sobresaltando a todos. — Yo… Yo lo conozco… — Musitó sonrojándose, evidentemente avergonzada. Walter detalló el repentino cambio que mostró su exesposa con la llegada de ese hombre, las lágrimas pararon, la rabia e indignación en Nicole desaparecieron, ella parecía haberse olvidado de lo que estaba sucediendo hacía tan solo un momento. Tabitha y Walter miraron al sujeto, perplejos, al tiempo que Nicole sintió como su pulso se aceleró de inmediato. — Déjalo… — Gruñó Walter arrugando el entrecejo. — Sí, señor. — La secretaria huyó despavorida al ver la expresión de su jefe. — ¡¿Quién carajos eres tú?! — Voceo Walter con autoridad. — ¿Yo? Patrick entró, acercándose a Nicole para abrazarla por la cintura y besarla tiernamente en la cabellera, mientras ella bajaba la mirada, Nicole parecía haberse quedado sin aliento. — Mucho gusto, soy Patrick, el novio de Nicole. — Patrick estiró la mano hacia Walter, presentándose como si nada. Sin dejar de mirarlo, Tabitha se quedó con la boca abierta por la sorpresa. Al mismo tiempo que Walter dirigió su atención a Nicole, ¿era cierto?, ¿ella conocía a ese sujeto?, Nicole se veía embelesada, ella levantó la vista para mirar a su lado a Patrick y estaba completamente sonrojada. Walter tragó grueso, mientras que Patrick seguía sonriente y relajado, con la mano estirada hacia su propio rival. — Pues yo soy Walter, el esposo de Nicole… — Resopló Walter apretando los puños a los costados, ignorando la mano de Patrick. — Corrección, el exesposo de Nicole… ¿O no? — Lo interrumpió Patrick, señalando, con la misma mano que quedó estirada, el documento que Nicole acababa de firmar. — Porque ahora ella es mía. — ¿Cómo te atreves…? — Fue a escupir Walter, cuando la mano de alguien lo jaloneó por el brazo. — Cariño… — Musitó Tabitha, confundida con lo que estaba sucediendo, parecía que ambos hombres se estuvieran enfrentando y, ¿por esa mujer? Walter pareció reaccionar al ver la expresión desconcertada de Tabitha, e intentó recuperar la compostura, pero la rabia e indignación no se le iba a pasar como si nada, pues resultó ser una descarada, su exesposa. — ¡¿Cómo que tu novio?! — Le soltó Walter a Nicole, llamando la atención de su exesposa. — ¡Tuviste el descaro de quererme reclamar por mi relación con Tabitha, la mujer que siempre amé, mientras que tú ya te andas revolcando con un desconocido! — ¡Eso no es así…! — Fue a responder Nicole, cuando fue interrumpida. Patrick se irguió, mostrando sus músculos y con una expresión más seria, parafraseo las mismas palabras que escucho a ese hombre reclamarle a Nicole. — Oye, amigo… — Patrick dio un paso al frente, empujando ligeramente a Nicole tras él en forma protectora. — Primero, no te voy a permitir que insultes a la mujer que amo… Segundo, a diferencia de otras mujeres… — Miró de reojo a Tabitha. — Te puedo asegurar que mi Nicole es toda una dama… La amo, llevó semanas enamorado de ella, persiguiéndola, conquistándola, pero ella me dijo que era una mujer casada y que no podía corresponderme… Me enteré de que vendría a firmar el divorcio, no dude en aprovechar mi oportunidad y viajé tras ella… Porque ahora que está libre, Nicole se convertirá en mi novia… Patrick volteó el rostro, contemplando a Nicole con admiración, mientras ella se ponía roja como un tomate. Tabitha observó la escena perpleja, sintiendo como la chispa de la envidia se comenzaba a encender. — ¡Ay, por favor!, ¿de verdad piensas que nos creeremos eso? — Preguntó Tabitha con escepticismo, para luego señalar el cuerpo de Patrick. — ¿Qué tú…?, ¿tú le andabas rogando a esa gorda?
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