Capítulo 7 — La amante

1406 Words
El sonido emitido por la voz de esa mujer, se sintió como un chillido en los oídos de Nicole. «¿Cariño?», el corazón le dio un sobresalto al escuchar esa palabra. Walter, que estaba al frente de Nicole, pareció sorprendido, pero… En su expresión también se vio una chispa de emoción cuando miró en dirección a la puerta. Nicole volteó por inercia encontrándose con una hermosa mujer, de rostro perfilado y agradable, larga cabellera castaña y ojos verdes esmeraldas. Aquella mujer sonrió sin despegar los ojos de Walter, sus labios rojos y pulposos combinaban con el color del vestido ajustado hasta la rodilla que llevaba, resaltando su perfecto cuerpo. Ella volteó momentáneamente hacia Nicole, quedándose sorprendida. — Oh, lo siento cariño… Pensé que… Pensé que estabas solo. — La mujer bajó la vista, para luego ver a Walter con preocupación. — No sabía que estabas ocupado… — Tranquila, no es tu culpa… — Walter le habló con amabilidad, levantándose de su asiento. — Se suponía que Nicole debía venir temprano para evitarte este mal momento… Walter le dirigió a Nicole una mirada severa, para luego abrir los brazos en dirección a la mujer, instándola a acercarse a él. — Mmm, bueno… Supongo que tarde o temprano se enteraría… y creo que fue mejor qué sucediera temprano. — Alegó la mujer al tiempo que caminaba en dirección a Walter, pasando a lado de Nicole. — Así no tendremos que ocultarlo más. Esa mujer saludó a Walter con un tierno abrazo, para luego darle un pequeño pico en los labios, dejando algo de labial rojo marcado en la boca de él, mientras Nicole lo veía todo paralizada y con la respiración agitada. — ¿Cómo estás, Nicole?, cuánto tiempo sin verte… — La mujer la saludó, todavía abrazada a Walter, pero Nicole no le pudo responder. — Lamento mucho que nos volvamos a reencontrar en estas circunstancias, es una situación bastante incómoda, pero supongo que era inevitable… — ¿Inevitable...? — Susurró Nicole con el nudo en la garganta y las lágrimas contenidas en los ojos. La recordaba, claro que la recordaba, Tabitha Johnson, la exnovia de Walter, eso fue hace mucho tiempo, ellos se veían muy enamorados y de un momento a otro, su relación terminó. Nicole nunca supo por qué se separaron, pero recordaba muy bien como los observaba suspirando, desde la habitación de Amanda, la hermana de Walter, mientras ellos caminaban tomados de la mano por el jardín de la mansión de los Gibson, riendo y besándose apasionadamente. Nicole los envidiaba, sobre todo a Tabitha. — Sí, debes recordarlo… Es que… Walter y yo nos amamos… Tú debes recordar que hace mucho estuvimos juntos y… Bueno, nos reencontramos… — Intentó explicar Tabitha, mostrando una sonrisa avergonzada. — ¿Hace cuánto…? — Preguntó Nicole tan rápido que fue inteligible. — ¿Qué? — Walter la miró ceñudo. — ¡¿Hace cuánto están juntos?!, ¡¿hace cuánto me están viendo la cara de estúpida?!, ¡me estuvieron engañando!, ¡ustedes dos, me estuvieron engañando! — Gritó Nicole con el rostro colorado y las lágrimas cayendo. — ¡Ya basta! — Gritó Walter con más fuerza, provocando un estremecimiento en toda la oficina. — ¡¿Quién te crees?!, ¡no tienes ningún derecho de venir a reclamar nada cuando sabes perfectamente que este matrimonio solo es una artimaña tuya y que yo nunca quise estar contigo!, ¡¿hace cuanto?!, ¡¿acaso eso importa?! — Walter… — Musitó Nicole sorprendida. Pero Nicole logró entrever como desde un lado de Walter, Tabitha dejaba escapar una pequeña sonrisa disimuladamente, sin que Walter lo notara, ella se burlaba. — No es cierto, no fue ninguna artimaña… — Gruñó Nicole apretando los puños. — ¡Yo también fui obligada! — ¡Ja! — Se carcajeó Walter con ironía. — Como puedes ser tan hipócrita y manipuladora… Todavía no puedo creer que alguna vez te creí una buena persona… ¡Ya te lo advertí Nicole, no quiero más drama, ni manipulaciones tuyas, firma el put* divorcio y déjame vivir mi vida en paz! — ¡¿Qué yo te deje vivir tu vida?!, ¡Si tanto te jodí la vida, por qué no me pediste el divorcio antes!, ¡por qué decidiste revolcarte con tu amante a escondidas! — Voceo Nicole con rabia y frustración. Walter apretó los labios, se soltó del abrazo de Tabitha acercándose a Nicole con una expresión severa y se detuvo frente a ella. — No te lo pedí antes porque debía obedecer a mi padre y luego de su muerte, tenía que esperar para honrar su memoria, no iba a crear un escándalo con el divorcio cuando acabábamos de pasar por una perdida tan delicada… — ¿Qué? Nicole sintió como murieron todas sus esperanzas, así que era por eso que no le había pedido el divorcio antes y ella haciéndose falsas ilusiones. — Pero ya se acabó la espera, así que escucha… Primero, no voy a tolerar que insultes a la mujer que amo, una mujer que si ha demostrado ser honesta y amable… A diferencia de ti… — Gruñó Walter muy cerca de Nicole, haciéndola temblar, pues en sus ojos se veía la furia destellar. — Tranquilo, cariño… — Tabitha se acercó, abrazando a Walter desde atrás para detenerlo mientras hacía un puchero. — Déjala, ya te lo dije antes, solo es una mujer enamorada y desesperada… — Sí, lo sé, amor, pero no puedo soportar sus dramas y sus malas actuaciones… — Contestó Walter viendo a Tabitha de reojo, para luego volver a mirar a Nicole con desprecio. — ¿Lo ves? Ella es mucho mejor que tú, te defiende a pesar de que nos separaste… — ¿Qué…? — Exhaló Nicole confundida. — ¿Qué yo los separé? Ellos tuvieron una relación hacía mucho tiempo, pero Nicole recordaba perfectamente que esa relación había terminado mucho antes de que se hubiera arreglado el matrimonio de ella con Walter. Al menos que… ¿Walter y Tabitha se siguieron viendo y nadie lo sabía?, ¿podría ser que seguían con su relación cuando ellos se casaron y han estado juntos desde el principio de su matrimonio? Nicole se estremeció ante esa idea, por eso Walter estaba tan enojado, por eso la despreciaba, por eso Walter la había dejado prácticamente abandonada en esa casa por dos años, él se había ido a refugiar en los brazos de Tabitha durante todo este tiempo. — Tranquila, Nicole, yo te entiendo… — Intervino nuevamente Tabitha, mirando a Nicole con lástima. — Estabas enamorada de Walter, estabas desesperada, él nunca se fijaría en ti, ¿cómo podría hacerlo?, Walter siempre ha salido con mujeres hermosas y bueno, tú… — La miró de arriba para abajo. — Si por lo menos hubieras hecho el esfuerzo de bajar de peso, pero tu amor no fue tan grande para eso… Actuaste muy mal, porque preferiste obligarlo a casarse contigo… — Tú no te metas… — Replicó Nicole temblando, llena de frustración, con los ojos llenos de lágrimas. — Tú no sabes nada… — ¡Ya basta, dejemos de estupideces y de explicaciones que no hacen falta! — Soltó Walter. — ¡Firma el divorcio de una buena vez y dejémonos de charadas! Nicole apretó los labios, se limpió las lágrimas con las manos y se volvió nuevamente hacia el escritorio, tomando el bolígrafo. ¿Cómo había podido ser tan ciega?, ¿cómo pudo pensar que Walter alguna vez podría amarla?, ¿a dónde habían quedado todos esos sueños, esos mundos imaginarios en dónde ella era feliz y donde estaba felizmente casada? Todo se había roto y acabado, solo le quedaba una cosa por la cual luchar. Nicole firmó, casi rompiendo el papel con la fuerza con la que presionó el lapicero y al erguirse, se plantó frente a Walter con altanería. — Allí está tu divorcio, espero que lo disfruten, aunque lo dudo, el mundo da muchas vueltas Walter y nadie puede ser feliz sobre el sufrimiento de alguien más… — ¿Lo dices por experiencia propia?, por favor, no seas tan hipócrita… — Gruñó Walter con un tono de sarcasmo. — ¡Cielo!, ¡¿te falta mucho?!, — Una gruesa y varonil voz entró en la oficina, seguida por la silueta de un inmenso hombre, todos voltearon. — Disculpa, pero dijiste que no tardarías nada y ya llevo rato esperándote. — Patrick le sonrió a Nicole con picardía.
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