¿Se podía ser más feliz? Nicole derramaba destellos de alegría por dónde quiera que pasaba, pues su padre le acababa de dar una inesperada noticia que, para ella, era un sueño hecho realidad.
Para fusionar sus empresas y crear una gran corporación, las familias Matthew y Gibson habían hecho un acuerdo, arreglando un matrimonio entre sus primogénitos, Nicole y Walter.
Un matrimonio arreglado era algo que a cualquiera no le gustaría, pero para Nicole significaba su mayor anhelo cumplido.
Pues Walter Gibson, su futuro esposo, no solo era su mejor amigo, el único hombre que había sido cercano y amable con ella desde la infancia, sino que también era el hombre del que Nicole estuvo enamorada en secreto desde que recordaba.
Apenas se enteró de la noticia, emocionada y llena de ansiedad, Nicole se dirigió a la mansión Gibson, para hablar con su futuro esposo, seguro que él tampoco se esperaría esa noticia, pero al ser tan buenos amigos, quizás Walter estaría satisfecho con la decisión de sus padres.
¿Qué era peor?, ser obligados a casarse con unos desconocidos, ¿no es así?
La sirvienta de los Gibson abrió la puerta, recibiendo a Nicole con mucha cortesía, ya era usual que ella los visitara, pues Nicole no solo era cercana a Walter, sino también a su hermana menor, Amanda.
— Buen día, ¿se encuentran…? — Nicole no pudo terminar de formular la pregunta, cuando la sirvienta le respondió inclinándose ligeramente.
— Ambos hermanos están en el estudio, pase adelante…
— Gracias. — Nicole inspiró profundo con el corazón acelerado, ¿qué le diría Walter cuando la viera?
— Y señorita Matthew… Felicidades por su compromiso. — Declaró la sirvienta con una sonrisa amistosa.
— Mu… Muchas gracias. — Nicole bajó la vista completamente avergonzada, sonrojándose.
Las manos le temblaban, las palmas le sudaban frío, parecía que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento por lo rápido que iban sus latidos, Nicole se acercó al estudio lentamente intentando controlar su respiración, cuando escucho la voz de su amiga y hermana de Walter, Amanda.
— Felicidades, hermano… Papá me acaba de contar…
— ¿Y me felicitas? — En el tono de voz de Walter se sintió con una pizca de rabia.
Nicole se detuvo en seco en la puerta del estudio, ella lo conocía bien y de inmediato supuso que Walter estaba enojado.
— Pues… Si… Te estoy felicitando… No entiendo, pensé que estarías feliz o por lo menos satisfecho. — Balbuceó Amanda, confundida.
— ¿Feliz?, ¿por un matrimonio arreglado? — Preguntó Walter. — ¿por qué estaría feliz?, ¿por qué estaría satisfecho?, ¿por qué conozco a Nicole y somos cercanos? Eso lo hace más triste todavía, Amanda, porque nunca podré sentir nada por ella…
— Pero… pero te llevas bien con ella, eres amable y…
— Pero no la amo, no estoy enamorado de ella y nunca lo estaré… — Afirmo Walter con convicción.
Algo rasguñó a Nicole en el interior, era como si tuviera una herida interna que quemaba, toda la felicidad desapareció, toda la esperanza que sintió alguna vez, se vio pisoteada.
— Walter… — Exhaló Amanda sorprendida. — Nicole es nuestra amiga.
— ¿Nuestra amiga? Ahora mismo, eso lo dudo…
Nicole sintió un estremecimiento al escuchar esas palabras, Walter, ¿no creía en su amistad?
— ¿Qué dices? — Preguntó Amanda confundida.
— Lo he pensado mucho, Amanda y creo que… Fue Nicole quien le pidió a su padre que arreglara este matrimonio, siempre supe que ella había estado enamorada de mí, pero nunca creí que pudiera ser capaz de algo como esto… — Habló Walter.
Nicole seguía afuera escuchando, ella sentía como el pecho se le iba oprimiendo con cada comentario de su amado, ¿qué él sabía que ella estaba enamorada de él?, ¡qué vergüenza! Nicole cerró los ojos con fuerza.
Pero, ¿cómo?, si ella nunca se lo había confesado a nadie, sus sentimientos siempre se los guardó para sí misma, bajo llave.
¿Para qué le diría a Walter lo que sentía?, ¿para arruinar su amistad?, si él nunca había un mostrado interés más allá de la amistad y además, ella… Ella no era como las mujeres con las que Walter solía salir, hermosas, delgadas y perfectas.
Nicole nunca había tenido esperanzas con Walter, porque era algo gorda, una mujer con muchas curvas y varios kilos de más. Ella se recostó a la pared, sintiendo como se le escapaba una lágrima.
Y ahora Walter pensaba que fue Nicole quien pidió este matrimonio para obligarlo a estar con ella, ¿cómo él podía pensar algo así?
— ¡Claro que no!, ¡¿cómo dices eso?!, ¡¿te estás dando cuenta de la acusación que haces en contra de Nicole?!, ella siempre ha sido una chica buena, amable y honesta… — Voceo Amanda, evidentemente molesta.
— Ya no lo sé, pero los sentimientos y las ambiciones pueden cambiar a las personas, no lo olvides, Amanda… — Advirtió Walter.
— Aun así… Nicole no es esa clase de persona y me sorprende muchísimo que pienses así de ella. — Siguió Amanda.
— ¿Ah, sí? Entonces contéstame, ¿por qué otra razón de pronto mi padre me obliga a casarme con ella con tanto empeño?, ¿para fusionar ambas empresas?, por favor, nuestras empresas están muy bien, estos meses los números han estado subiendo… — Continuó Walter.
— Yo… — Amanda iba a decir algo, cuando de pronto se quedó sin aliento. — ¡¿Nicole?!
La expresión de Amanda se desencajó cuando vio a su amiga entrar en el estudio silenciosamente, Nicole no pudo escuchar más tras la puerta, ella necesitaba verlo, necesitaba ver a Walter a la cara y que él mismo le dijera todo eso.
Walter estaba parado junto a la ventana viendo el paisaje con la mirada perdida, pero apenas escucho el nombre de Nicole de los labios de su hermana, no pudo evitar voltear con curiosidad y ver que allí estaba ella, su prometida.
Nicole se veía afectada, su cara algo pálida estaba ligeramente gacha, sus oscuros ojos cristalizados, las manos temblorosas, ¿había escuchado toda la conversación?, se preguntó Walter, pero era evidente que sí.
— Nicole… Lo siento mucho, nos escuchaste, ¿no es así?
Amanda se acercó a ella, tomándola por ambas manos con cuidado, Walter no se movió del mismo lugar, esperaba la respuesta de Nicole, con expectativa.
Nicole solo levantó la mirada, viendo fijamente a Walter, ella parecía estar muy concentrada en controlarse, en no mostrar el dolor que sentía, pero era imposible, Walter la conocía bien.
— Le… — Los labios de Nicole temblaron, ella respiró profundo y retomó la palabra. — Yo no tuve nada que ver con la decisión de nuestros padres, Walter, yo… Tampoco lo sabía… — Ella intentaba mantener el entrecejo arrugado, pero las cejas le temblaban. — Vine a verte para saber que pensabas, pero ahora ya lo sé…
— Nicole, amiga… — Las palabras de Amanda sonaron en un hilo de voz.
La expresión fuerte que intentó desesperadamente mantener Nicole, cambió por una triste sonrisa al tiempo que bajaba nuevamente la mirada, soltándose del agarre de Amanda.
— Le pediré a mi padre que cancele este matrimonio…
Nicole se dio la media vuelta y salió corriendo de aquel lugar, mientras escuchaba los gritos de su amiga, Amanda, llamándola.
Pero aunque quisiera, no podía voltear, no podía volver, no podía dar marcha atrás, ya no lo podía soportar, Nicole había estallado en llanto y corría sintiendo como se ahogaba y su pecho se quemaba.
Todos sus sueños se habían desecho.