- Estás tan divina – murmura Scott mientras le da los últimos toques a mi maquillaje. Es tan lindo que vino a ayudarme sabiendo que en la fiesta de Franco habrá tantísima gente y me gusta verme lo mejor que puedo en esos escenarios.
Siempre hablarán mal de mí, que por lo menos mientras lo hacen alaguen mi físico.
- Por supuesto que sí, tú me estas arreglando – se separa y me observa un rato largo antes de sonreír en grande. Siempre lo hace cuando me maquilla, dice que adora hacerlo porque mi cara tiene una forma perfecta o algo así. Sale con algo nuevo cada vez.
Es un sol que sube mi autoestima con cualquier gesto.
- Si me gustaran las mujeres, iría por ti – me río alto y me pongo de pie para apreciar como quedé.
- Bueno, la verdad es que escogimos muy bien – yo busque la ropa, un pan
