Escucho como alguien toca la puerta de la casa algo fuerte, pero cuando me voy a levantar para abrir me detienen. - Iré yo – Luna se me adelanta y su hija suelta una pequeña risa por eso. Está sentada sobre mis hombros y no deja de jugar con mi cabello. - Eres muy lindo – la primera vez parecía tímida a mi alrededor, ahora no deja de piropearme ni sentarse sobre mí cada que puede. Es adorable, ahora que tiene siete, no quiero imaginar el dolor de cabeza que causará esta linda criaturita durante su adolescencia con lo abierta que es. - Tu eres guapísima – la levanto y con poco esfuerzo la siento a mi lado. Ella suelta una pequeña risa tapando sus labios y sigue viéndome con esos ojitos brillantes. Es tan tierna que es imposible no quererla. - Mira, hasta Liana calló por el hombre de la