Ambas piden comida y la mujer frente a mí se limita a una bebida, suponiendo que el tiempo que nos espera es largo, decido hacer lo mismo, quizás con esto pueda sobrellevar la situación. - Pueden pedir lo que quieran comer, yo lo pagaré – la muñequita se inclina hacia nuestra mesa. - No se preocupe señorita Harlow – la mujer de traje intenta negarse, pero la ojiverdes es terca. Ya lo aprendí. - Por favor, es hora de la comida y no creo que terminemos pronto – la trabajadora de su madre parece querer replicar, pero termina asintiendo y pidiendo su comida. La muñeca se me queda viendo, como esperando saber que haré. Aceptaré la oportunidad de comer, pero yo pagaré mis gastos. Sin decirle nada ordeno la comida y los cuatro esperamos pacientemente, ellas hablando, yo preguntándome hasta cu