Estaba haciendo las compras en el mercado, mayormente comprando medicina y hiervas naturales que ayudaran a la abuela a sobrellevar su enfermedad, llevaba dos años luchando con ella y su consumidora enfermedad, me daba miedo perderla y quedarme solo, era lo único que tenía en este mundo, no había nada más que acompañara mi solitaria alma aparte de la abuela, supongo que no soy bueno haciendo amigos, ya que siempre suelo estar solo a diferencia de los otros niños de mi edad que siempre están en grupo.
— ¿Me puede dar un poco de eso? — la señora asiente metiendo de manera apresurada lo que le pido en bolsas
El local está lleno de personas, supongo que la abuela no es la única enferma estos días.
— Disculpe — llamo su atención haciendo que me vea — me puede explicar cómo hacer un ungüento, mi abuela está muy enferma y no sé cómo preparar uno para calmar el dolor de sus piernas — ella suspira antes de escribir en un papel que rasgo de su libreta y tendérmelo
¡Bingo! La receta que tanto estaba buscando y que por fin encontré.
— Gracias — le digo antes de abandonar la tienda y abrir la puerta haciendo que la campana que está en la entrada suene
Guardo el papel en mi bolsillo cuidando de no perderlo, sigo recorriendo entre las tiendas hasta haber comprado todo lo que esta anotado en la lista de las compras que me dio la abuela, cuando ya tengo todo listo en las bolsas me quedo parado a las afueras de una tienda de antigüedades, donde exponen unas mariposas disecadas, mejor dicho, una colección completa de mariposas disecadas, exactamente iguales a las de Emma.
La curiosidad termina adueñándose de mi haciendo que ingrese a esa tienda, el sonido de la campana termina despertando al señor detrás de la vitrina, dejo las bolsas aun lado de la puerta viendo el contenido de las vitrinas, lo único que encuentro y recuerdo de ella son las mariposas disecadas.
— Hola, ¿puedo ayudarte en algo? — asiento acercándome a el
— Necesito saber la información sobre uno de los artículos que está vendiendo — me sonríe haciendo señas para que me acerque
— Ya veo, eres un chiquillo fascinado por el mundo de las antigüedades, lo que es impresiónate ya que los niños a tu edad se interesan por otras cosas, no por objetos viejos — veo su barba llena de migajas y me produce un asco desmedido, tal vez lleve días sin darse una ducha o acaba de comer y no le dio tiempo de limpiarse la barba ya que se quedó dormido
— No es totalmente cierto lo que dice, me aficionan otras cosas que no tienen ninguna relación con las antigüedades, pero tiene algo en particular que acaba de atraer mi atención — me sonríe inclinándose en la vitrina, temiendo que su obeso cuerpo termine por hacer trizas aquel frágil cristal
— Venga, dime que es lo que tanto ha llamado la atención de tu inteligente cerebrito — volteo los ojos comprobando que su actitud le queda como anillo al dedo a su poco inteligente cerebro
— Eso — señalo las mariposas expuestas en la vitrina — esas mariposas son las causantes de mi visita — sonríe como si comprendiera algo que estaba rondando su mente
— ¡Ah! Con que eres uno de esos chicos que colecciona insectos para sus experimentos caseros — volteo los ojos antes sus absurdas y nada acertadas teorías
— No realmente, solo quiero saber quién fue el vendedor de tal colección — frunce el ceño fijando su atención en mi
— ¿Cómo? ¿quieres saber quién fue el vendedor? — asiento dándole una leve sonrisa
— Eso mismo es lo que acabo de preguntar — sale detrás de la vitrina yendo en dirección a las mariposas, sosteniendo la caja de cristal que las resguarda
— No puedo dar ese tipo de información, son políticas de la tienda, pero si las quieres son tuyas, desde luego después de pagar su elevado precio, es una colección muy extraña, las especies que se encuentran expuestas aquí son de un tipo muy extraño y se encuentran en perfecto estado, por lo que eleva su valor — recopilo la información que me da no siendo consciente de ello
— ¿Cuál es su valor? — deja de ver las mariposas para luego verme a mi
— No creo que un niño como tu tenga el suficiente dinero para poder comprarlas — sonrió de lado sacando los billetes de mi bolsillo
— Te pregunte cuál era su valor, no si tenía el dinero o no — el haber vendido un par de libros me ayuda a costear la compra de las misteriosas mariposas
— Bueno, ya que están tan decidido te las dejare en un buen precio — deja la caja de cristal sobre la vitrina antes de ponerse detrás de la caja registradora — son 200$ — casi se me salen los ojos de la cara al escuchar su valor tan absurdo
— ¿Cómo? ¿está bromeando verdad? — niega mostrándome la etiqueta con el valor real de las mariposas y triplica el precio que el mismo me acaba de dar
— Como te dije, te las estoy dejando en un buen precio, dudo que puedas encontrar una colección igual de extraña en el mismo precio que te acabo de dar — suspiro contando los billetes y aun me faltarían unos 50$ para poder comprar el loco experimento de Emma
— Tengo solo 150$, ¿me las podría dejar en ese precio? — suplico esperando que saque su lado caritativo
— No lo creo amigo, te di una rebaja bastante considerable, es una colección muy… — bufo cansado
— Extraña, lo sé, lo sé. Ya me lo ha dicho más de cuatro veces — sonríe asintiendo — el caso es que lo que realmente me interesa de esas mariposa es saber el contacto de la persona que se las vendió, como vera conozco a la persona que creo tan magnífica colección, es mi hermana — miento poniendo cara de tragedia para darle más emoción a la historia que estoy relatando — y bueno, ella murió hace un tiempo y mi tío vendió parte de sus cosas, y quería saber si había dejado un numero de contacto, me preocupa, es el único familiar aparte de mi abuela que me quedaba, así que solo quería llamarlo y saber cómo se encuentras — el hombre me mira apenado sin saber que todo lo que le he dicho es una completa mentira
— Lo siento, pero, aunque quisiera decírtelo no lo sé. Veras, esa colección fue agregada junto a dos más antes de que yo empezará a trabajar aquí, alrededor de tres años creo — lo mismo que lleva Emma desaparecida de mi vida
— No sabe si ¿el que estaba antes de usted dejo anotado su número en algún cuaderno o base de datos tal vez? — niega poniendo su mano en su asquerosa y antigénica barba
— La chica que estaba antes de mi murió días después de la venta de esos artículos de un infarto, no logre tener contacto alguno con ella antes de su muerte — asiento comprendiendo sus palabras, sé que no está mintiendo porque no hay atisbo de nerviosismo en su cuerpo
Me fijo en a estantería detrás de el dónde hay un libro de física cuántica junto a una soda y una dona a medio comer y eso explica su aspecto, la barba larga y los lentes redondos son la clara impresión de un científico o amante de los misterios del universo, junto a la soda y la dona la explicación de su descuidado aspecto.
Y recuerdo tener un libro de edición limitada que me regalo hace algunos años atrás el difunto hermano de la abuela una navidad, y ¡Bingo! Tengo los 50$ que me faltaban para completar el dinero de la colección de las tétricas mariposas desecadas.
— Veo que es amante de la física — voltea a ver el libro y asiente con una sonrisa
— Si, bueno, es más bien una afición que una ocupación como tal, las personas piensas que soy físico cuántico por los libros que suelo leer, lo que no es del todo cierto ya que lo que estudie en la universidad no tiene nada que ver con ese tema — sonrió empezando una conversación casual con aquel sujeto, haciendo que caiga en mi trampa
— Ya veo — sonrió acercándome a aquel hombre, haciendo la conversación más íntima — a mí también me apasiona las diversas ignitas que abarca el universo y sus extensos misterios y teorías sobre la creación del mundo, los agujeros negros y las dimensiones alternas él lo que más suele llamar mi atención — el sujeto sonríe fascinado con todo lo que le digo
— ¿Cuántos años tienes? Pareces muy chico para saber de temas tan extensos — sonrió pasando un mechón rebelde fuera de mi campo de visión
— 12, como vera no soy tan chico para entablar conversaciones tan extensas y poco conclusas — me sonríe asintiendo, idiota, no debe saber ni donde está parado en este momento
— Ya veo, eres como un pequeño Einstein — como mencione antes, es un completo idiota ya que no fue Albert Einstein quien descubrió realmente la física cuántica sino Max Planck, un nazi que para muchos estaba completamente loco, pero para otros era un completo genio por descubrir alto tan fascinante como lo es la mecánica cuántica
— Claro, como digas — quito mi mochila de mi hombro rebuscando en ella hasta hallar el famoso libro, con teorías que estoy seguro se pequeño cerebro no comprenderá así se lo expliquen con dibujos animados — la cosa es que, estaba por vender este libro en la biblioteca, pero como sé que eres un gran conocedor de la física pensé en vendértelo a ti, como veras en un ejemplar muy único, aún conserva la tapa dura intacta, esta belleza cuesta casi unos 1000$ pero te lo dejare en lo que cuenta esa colección de mariposas — ve el libro con ojos brillantes esperando poder poseerlo con sus sucias manos
— ¿Estás seguro? No quiero que tus padres vengan por el libro más tarde — niego dejando el libro a su alcance
— Tranquilo, como te mencione antes, solo somos la abuela, mi tío desaparecido, mi difunta hermana y yo, no hay de qué preocuparse, solo quería conservar algo de mi pequeña hermanita — le sonrió esperando el sí que tanto ansió
— Esta bien, ya que estas tan decidido a venderlo, acepto tu oferta, pero con los 150$ — ¡tiene que estarme jodiendo! Estafador de mierda
Lo veo entrecerrando los ojos volviendo a guardar el libro en mi mochila, conseguiré esa colección de otra manera si es necesario.
— No hay trato, espero que tenga un muy lindo día — le sonrió antes de darme la vuelta susurrando un idiota poco audible
Cuando ya estoy cerca de la puerta escucho como sale de la vitrina llamándome.
— ¡Espera chico! Está bien, deja el libro y llévate las mariposas — como lo predije, la gente como él es fácil de leer, suelen dejarse convencer cuando se ven acorralados
Termino cerrando el trato con aquel sujeto dejando el antiguo libro en sus manos llevándome la colección de Emma conmigo, teniendo cuidado de no partir la caja de cristal con mi torpeza al llevar las bolsas y la caja a la vez.
Después de intentar subir la montaña y el extenso bosque hasta la casa de la abuela logro hacer malabares para abrir la puerta sin que se me caiga nada de las manos, lo que es un logro ya que todo lo que llevo es de cristal, solo los vegetales tienen la certeza de no estropearse si se me llega a caer alguna bolsa.
— ¡Alex! ¿eres tú? — dejo en el mesón de la cocina con cuidado después ir a la habitación de la abuela
Aún sigue acostada como la deje, ya que su cuerpo está más frágil que ante a causa de la osteoporosis sus movimientos son limitados, lo que me dificulta las cosas, ya que depende totalmente de mí.
— ¿Alex? — suspiro derrotado caminando hacia ella
— ¿Si? — levanta su brazo señalando el agua a un costado de ella
— ¿Me darías un poco de agua? — asiento sirviendo el agua en un vaso ante de inclinar su cuerpo para ayudarla a beber mejor
— ¿Mejor? — aparto del vaso de ella acostándola de nuevo en su antigua posición
— Gracias — siento cubriéndola con la manta
— No hay de que, traje las compras de la semana, iré a preparar la cena, si quieres lago no dudes en pedirlo — asiente antes de quedarse dormida de nuevo, ventajas de los calmantes para el dolor, la mantienen dopada por horas
Vuelvo a la cocina donde veo los ingredientes de lo que aún no tengo idea de que preparar con ellos, soy pésimo en la gastronomía, por lo menos ya no se me quema tanto la comida como antes, ya sea como cocinar sin quemar la cocina en el intento.
Empiezo a rebuscar entre las páginas del recetario alguna receta fácil que pueda preparar en tiempo record antes del próximo medicamento de la abuela, lo que me lleva a un pollo con vegetales que no es tan complicado como pensé, empiezo a picar todos los vegetales y a preparar la temperatura exacta que dice ahí, cuidando de seguir todo al pie de la letra. Luego de un par de minutos tengo todo perfectamente picado y listo para ponerla bajo el fuego de las cacerolas, verifico el tiempo de cocción antes de verterlo y bajo el fuego para no terminar quemando y estropeando todo mi arduo trabajo.
Mientras la cocina hace su trabajo me centro en las mariposas que me tienen aislado en un mundo de inquietudes e incógnitas sin respuestas factibles, los misterios que rodean a Emma me están comiendo la cabeza, casi tres años desaparecida y aquí estoy yo, indagando sobre su paradero y repentina partida sin sentido alguno.
Termino por abrir la caja con cuidado de no partirla en el proceso, encontrando más escalofriantes las mariposas muertas ¿Por qué le habrá gustado tanto coleccionarlas? De tantas cosas que pudieron gustarles a niñas de su edad, prefirió recolectar mariposas para luego ponerlas en una exposición, terrorífico lo sé, pero bueno, esa es otra de los tantos misterios que logran rodear a una niña como ella, aunque otros la denominen demente o desequilibrada mental yo la llamaría, única e innovadora.
Muevo los insectos con cuidado de romperlos y termino levantando una fina capa de papel debajo de ellos, donde encuentro algo que jamás había visto, una carta escrita a puño y letra por ella misma ¿una niña de seis años escribiendo una carta? Otra cosa que agregar a su inconcluso historial, logro sacarla con cuidado fijándome en su pulcra letra, ¿desde cuándo es tan pulcra con la escritura? Sin duda alguna cada vez descubro más cosas que logran engancharme a ella sin darme cuenta.
Abro el sobre sacando el papel que se encuentra dentro de él, desdoblándolo con la curiosidad en su máxima expresión, me siento ansioso de solo poder leer que tanto escribió ahí.
Empiezo a leer dejándome llevar por su contenido, lo que termina por dejarme más confuso de lo que ya estaba, es una receta de una planta llamada Raíz de Lobo o mejor dicho Aconitum napellus. Lo que no termino por entender es porque ella escribió sobre tal plata nada especial, ¿será que otra de sus aficiones eran las plantas? ¿o tal vez quería ser bióloga en un futuro? Lo que tendría sentido ya que tiene una extraña afición por los insectos desagradables.
Dejo la carta a un lado viendo en el sobre si hay algo más dentro de él y como era obvio encuentro fotos de dicha planta, viendo que son las mismas que tiene la abuela plantadas en el jardín, al no tener tanta información voy a mi habitación rebuscando entre los libros el que relata específicamente los distintos tipos de plantas y árboles. Termino encontrándolo en la parte más alta de la librería, me tengo que subir a una silla para poder alcanzarlo, termino hojeándolo hasta encontrar lo que tanto estaba buscando y para mi sorpresa es una planta sumamente venenosa que puede matarte en solo cuestión de minutos, dejando rastros poco visibles en el cuerpo que los consuma, me sorprendo con los componentes que integran aquella planta, regreso a la cocina tomando haciendo mientras continuo mi lectura y compara la corta con el contenido del libro.
¿Por qué Emma creo una receta de esta planta? ¿en qué animal o persona quería utilizar dicha planta? Sin duda alguna Emma esta rodeada de acertijos inconclusos.
Un fuerte olor llega a mi nariz y volteo la cabeza buscando de donde proviene y ¡mierda! Se me esta quemado la cena, me apresuro a apagar el fuego viendo la olla quemada de un lado y la comida casi negra, tomo una cuchara sacando de la olla las partes comestibles y dejando lo quemado en su interior para después lánzalo en el fregadero dejando que el agua se haga cargo de las cacerolas quemadas, haciendo que el humo y el olor a quemado sea tan insoportable que tenga que abrir las ventanas para ventilar la habitación, ¡soy un desastre! Agradezco que la abuela este dopada en este momento, si no estaría muerto por haber quemado sus preciosas ollas de nuevo.
Después de servir todo de manera estratégica para que no se vea quemado, me toca la difícil tarea de obligar a la abuela a que coma, una lucha constante a la que me enfrento diariamente, ya que detesta mi comida, pero ya que ella no puede cocinar me toca a mí hacerla y a ello comerla.
Enciendo la antigüedad que tenemos como televisor poniendo un canal al azar, mientras le doy bocado por bocado a la testaruda señora que se niega abrir la boca y tragar lo que le obligo a ingerir.
— Vamos abuela, no seas terca y come de una vez, tengo que ir a limpiar el desastre que deje en la cocina — me ve con ojos acusadores antes de hablar
— ¿Qué le hiciste de nuevo a mi preciada cocina? — mierda, sin darme cuenta me he delatado yo mismo
Pienso cual sería la excusa perfecta para evitar que se altera y busque la manera de bajarse de la cama y arrastrarse hasta la cocina, como ya lo ha hecho antes.
— Nada, solo tengo que limpiar las cacerolas que ensucie y quitar la grasa de la superficie de la cocina — sigue mis movimientos con ojos acusadores tratando de descifrar si es falso lo que estoy diciendo, pero como mentir es el arte más precioso y difícil que ha creado el ser humano ya le he agarrado la practica a tal vil y pecaminoso acto
— Mas te vale que eso sea cierto, si no ya serás testigo de mis consecuencias — mira mis brazos y soy consciente de mis oscuros recuerdos que desencadenan los castigas dados por ella misma
Y ya que no puede golpearme porque sus brazos no cuentan con la fuerza necesaria para ello, suele morderme hasta hacerme sangrar o casi mutilar uno de mis dedos, a pesar de su creciente enfermedad está más loca que la misma Emma.
Termino asintiendo dándole sus medicinas para el dolor, dejándola profundamente dormida en su habitación, cuando vuelvo a la cocina, me paso horas limpiando el desastre que me rodeas, cuando ya decido que es hora de dormir recojo las mariposas junto con la carta devolviendo todo al sobre. Dejo todo a un lado de mi cama viendo la estantería repleta de libros antiguos, termino parado frente a ella viendo todo lo que ya he leído, y eso incluye todos los que se encuentran ahí, cien libros en total, leídos en menos de un año ya que no tengo más nada que hacer aparte de las labores de la casa. Eran más, pero como ya he vendido varios para poder pagar las cuentas solo me quedan estos.
Elijo uno de mis libros favoritos que tenía tiempo sin sacar de la estantería, un libro de cuentos que me tenía encantado a sus letras hace muchos años atrás, ya que sus páginas guardan historias de castillos y caballeros de la era medieval, toda una maravilla.
Lo abro con una sonrisa en los labios releyendo el contenido de sus páginas, pero hay algo nuevo que logra llamar mi atención, palabras subrayadas que no fueron hechas por mí.
Busco entre las paginas viendo que cada una tiene dos o tres palabras subrayadas en color azul, el color favorito de Emma, no recuerdo habérselo prestado, y sin darme cuenta mi mente viaja a años atrás donde me dio sus últimas palabras antes de partir.
“Estarás bien, lo prometo — asiento sonriendo para que no se vaya triste — Alex, si algún día quieres huir puedes buscarme, entre las páginas de tus libros favoritos encontraras la dirección a un destino que te ayudara a estar a salvo, solo piensa cuales son las palabras de tus autores favoritos que te han levantado cuando pensaste no tener fuerzas — ¿es que esto, un acertijo?”
No era un acertijo, era una pista de su paradero, me lo dijo, me dijo dónde estaba la respuesta para ir tras ella y fui tan idiota que tuve todo este tiempo las respuestas en mis manos y nos las vi, estaba cegado, envuelto en mi monótona vida que no me di la oportunidad de descubrir el trasfondo de su despedida, ¡Vaya idiota! Las palabras de mis autores favoritos, pienso a que se refería y termino sacando los cinco libros que más leí cuando estaba con ella, revisando las paginas viendo palabras claves subrayadas como el anterior.
Busco lápiz y papel y termino escribiendo las palabras subrayadas esperando encontrar el orden de las oraciones, no sé cuánto tiempo saco descartando y volviendo a copiarlas, pero el sol logra filtrarse por las ventanas indicando la llegada de un nuevo día. Me estiro agotado en la silla de mie escritorio, sintiendo mi culo ya plano y mi espalda adolorida por estar en la misma posición por horas.
La hora del desayuno ha llegado y la del ceniciento de la nueva generación también, dejo todo lo que estaba haciendo para ir tal cual zombi a la cocina a preparar el desayuno, odio esta mierda de vida que me toco, pero no puedo escapar de ella por las que lo quiera, ya que no tengo un lugar a donde ir.
Mi día transcurre como lo es habitualmente, cocinar, limpiar y cuidar de la abuela, a la hora del almuerzo cuando ya está completamente dormida me voy con mis libros al jardín a seguir con la investigación de las palabras subrayadas, cuando por fin logro crear un texto que suena a ella junto los cabos yendo directo a su habitación, buscando lo que ella indicaba ahí, en la tercera madera debajo de la alfombra hay una tabla suelta, donde guardo un tesoro que me encantara según sus palabras, busco un cuchillo en la cocina para poder picar el recuadro de alfombra que tiene la tabla suelta, cuando logro destapar el hueco me doy cuenta de la existencia de un cofre, lo saco con cuidado encontrando más cartas y un mapa con una ruta trazada, lo reviso por horas grabando cada letra y casa kilómetro, si dejo esto para mi es porque quiere que vaya por ella, y eso es precisamente lo que hare.
Por la noche voy a la tienda a buscar más medicina para que la abuela deje de gritar de dolor, apresurado entro a la farmacia que ya estaba por cerrar, vaciando todos mis bolsillos con suplicas para que la señora que atiende me reciba y abra la puerta de nuevo para mí, después de explicarle la situación de mi abuela con lágrimas empapando mi rostro logro ablandar su corazón y me vende lo que necesito.
Salgo de la farmacia con las bolsas llenas de medicinas y calmantes, camino por el oscuro sendero cuidando de no tropezar, al pie del sendero rodeado por árboles que guían a mi casa veo ¿al chofer de Emma? ¿Emma volvió? Corro sendero arriba en su búsqueda, pero el hombre más astuto y logra desaparecer entre los árboles y arbustos y termino perdiéndole la pista.
Si es esta aquí eso quiere decir una cosa, ella necesita mi ayuda…
Los recuerdos de los gritos de mi abuela viene de nuevo a mí y termino corriendo de nuevo a la casa, cuando entro a su habitación es un mar de lágrimas y desesperación, preparo con manos temblorosas sus medicinas, pero cuando se las doy termina mordiéndome por hacerla esperar, grito de dolor y la obligo a tragarse las pastillas, cuando por fin logro que se duerma salgo echo furia de allí directo a mi habitación, topándome con la foto de la raíz de lobo en mi cama, la veo por largo rato hasta que le doy la vuelta y leo las palabras escritas en ella, “úsala cuando más lo necesites” con la tentadora frase entre mis manos voy directo al jardín a recolectar dos de sus flores violetas, mientras mas grande sea la dosis más letal es.
Me voy a la cocina con la receta de cómo preparar el té hecho a base de la Aconitum napellus, cuando ya está listo veo la marca de los dientes en mis manos y no hago más que llorar por lo desesperado que me encontraba de acabar con todo esto ¿Por qué de todas las millones de personas me toco a mi llevar esta vida? Solo tengo doce años y siento que llevo viviendo décadas enteras en un infierno.
¿Qué clase de condena estoy cumpliendo? ¿en mi otra vida fue algún pecador sin perdón alguno? ¡Vaya mierda de vida!
Cuando la infusión ya está lista entro a la habitación de la abuela haciendo que beba el contenido de la taza con la excusa de que es un té que calmara su dolor para siempre, cuando se lo bebe todo me quedo a su lado hasta que da el ultimo respiro, recordando sus palabras.
“¿Alguna vez has matado a alguien Alexander?”
Puede que en ese tiempo no, y pensaba que Emma estaba totalmente loca o poseída por matar animales sin piedad, pero ahora encontrándome en mi actual situación no siento remordimiento alguno de haber hecho lo que acabo de hacer con la abuela, si lo pienso de otra manera no la mate, solo le di descanso a su cuerpo agonizante a cauda de la osteoporosis, lo que haría cualquier medico viéndola sufrir de dolor como yo lo hacía diariamente.
Me repito una y otra vez que solo la ayude a dejar de sentir dolor mientras empacaba mis cosas para huir de ahí, deshaciéndome de todo rastro de la raíz que pueda delatar mi acto, me detengo frente a la casa dándole un último adiós a la abuela y la mi vida en este pueblo, con mi equipaje en mano junto con la luz de las estrellas guiando mis pasos llego a la carretera donde logro pedir una cola que me deje en la terminal de autobuses, echando un vistazo por última vez al mapa decido emprender mi búsqueda, un viaje de casi un día completo a otro estado, entre paradas compro comida con el poco dinero que llevo conmigo releyendo las palabras subrayadas convenciéndome de que esta fue la mejor decisión que pude tomar.
Duermo por dos horas y me despierto a comer y seguir leyendo, cuidando que los extraños a mi alrededor no hurten mis pertenencias.
Cuando el conductor se detiene en la última parada logro bajarme con las piernas entumecida, después de casi diez horas sin moverlas y dejar el culo pegado al asiento logro ver lo cerca que estoy de mi reencuentro con mi adorada Emma, saco del mapa de mi mochila siguiendo la ruta que me indica, son varios kilómetros en la profundidad de un bosque que da más miedo al que rodeaba la casa de la abuela, y por lo que veo no hay señales de ninguna casa cerca, empiezo a dudar si continuar cuando los sonidos de lobos y animales salvajes se empiezan a escuchar con más fuerza, saco la pequeña linterna alumbrando el sendero inclinado que estoy caminado, no quiero abrirme la cabeza a medio camino cerca de la meta.
Después de horas logro ver unas luces, apresuro el paso hacia ellas hasta que logro ver ¿un castillo? ¿Qué es esto? ¿acaso viaje a una dimensión alterna y termine en la era medieval? ¿el bosque era el sendero astral a esta nueva dimensión? Veo detrás e mi hasta ver la enorme estructura, sin duda alguna es un castillo espeluznante.
Veo la enorme reja frente a mi cerrada, viendo si de verdad puedo saltarla o solo trepar por las paredes hasta cruzarla, lo que sería mejor idea que guindarme de una reja que posiblemente esté conectada a una fuente de electricidad que termine matándome en un instante.
Acomodo bien mi mochila cuidando de no deja ningún cierre abierto, cuento hasta tres antes de utilizar mis manos y pies para trepar haciendo utilidad de todas mis fuerzas para tremas más de cuatro metros de concreto y piedra, cuando logro llegar al otro lado de la pared termino con una mano rajada cubierta de sangre y un pie golpeado por haber saltado sin meditarlo antes de una manera más seguro, pero, bueno... Emma haya voy.