Recuerdos.
Recuerdos era lo único que pasaba por mi mente, negros, blancos y grises.
Felices, tristes y vacíos.
Por más que intentara buscar escapatoria de ellos se me hacía imposible, era como vivir en un laberinto sin salida de mi propia mente, podía ver mi reflejo en el espejo y lo que veía era a una desgastada y rota versión de mí, era gracioso que intentara hacerme la fuerte, ¿de verdad nadie se daba cuenta de lo dañada que me encontraba? me negaba a aceptar la realidad, pero ¿Cuándo terminara todo esto? me agotaba de solo pensar que aun así mañana seria otro día, igual a todos los anteriores, tuve buenos y malos momentos, no puedo decir que mi vida fue tan miserable como la quería pintar, era consiente que yo misma estaba tratando de cavar mi propia tumba, me trataba de ahogar en un vaso de agua.
Sin fuerzas.
Así me sentía, sin fuerzas que me ayudaran a seguir este camino tan escabroso, como si el peso del mundo estuviera sobre mis hombros, me sentía vacía, como si drenaran todo de mí y me dejaran seca y marchita, podía jurar que me echaba la culpa de todo lo malo que pasaba en el mundo, no me consideraba una mala persona, solo tuve la mala suerte de nacer en la época equivocada, con la familia equivocada.
Hogar.
Lo que más anhele en la vida y nunca tuve la dicha de tenerlo, conocí tantas culturas, países y personas, que no sabría explicar con palabras lo maravilloso que puede ser el mundo ante la perspectiva correcta, experimente y viví en carne propia lo que era el dolor, al ver desde fuera a familias que eran tan felices sin tener nada, me hería aún más ver la felicidad en sus ojos. Yo que tuve todo, riquezas, mansiones, castillos y naciones a mis pies nunca tuve una familia real, nunca sentí el amor de una madre o el calor de los brazos de un padre.
Familia.
Lo que ahora y siempre anhelaba crear, era uno de mis mayores deseos, envidiaba a los que la tenían y repugnaba a los que no la valoraban, ahora con un bebé en mi vientre todo lo anterior se desvanecía en el aire, fue la luz que me devolvió de nuevo la vida, fue el impulso que necesitaba para seguir luchando, es mi roca en esta marea embravecida, es mi pequeño milagro de luz.
[X]
Miraba a mi mayor tormento plácidamente dormida en la cama, podría jurar que casi era la viva imagen de un ángel, rodeada de un aura de tinieblas, era como un imán que se negaba a dejar de crear atracción en tu orbita, quisiera que se viera como yo la veo a ella por una vez en la vida, es la creación más preciosa y divina de todo el mundo, Helena nada más pudo hacer dos cosas bien en esta vida y fue crear a Emma y a este imperio, si bien antes ya estaba creado, pero dentro de su locura supo ponerle las bases que le faltaban.
Me acerco a ella sentándome al lado de su cuerpo en la cama, velando su sueño, sus balbuceos era lo que más me gustaba de verla dormir, fruncía los labios y el ceño como si algo le molestara, solía llamarme entre sueños aun así estuviera a su lado, algunas veces cantaba y celebraba cosas que no podía entender, pasaba noches a su lado despierto solo para reírme de lo que decía o hacía, nunca le confesé que la solía ver dormir, si lo hiciera de seguro se negaría a dejarme dormir a su lado de nuevo.
Era una perfeccionista nata, era la mujer más brillante y a su vez más peligrosa, es como una explosión que arrasa con todo, toda ella es perfección y delirio, quien la conoce se vuelve loco, tiene tantas cosas que mostrarte que te maravillas con todo, a pesar de tener el trastorno de Helena es la mujer que más amo en este mundo.
Pasó la yema de los dedos por el borde de su cara admirando su rostro, para luego pasar por su cuello y deleitarme con la sensualidad que este desprende, cuando la conocí no tenía intención de enamorarme de ella, no sabía que era mi medio hermana, pero a pesar de ello caí de rodillas ante ella como un imbécil, su respirar se volvió mi respirar, el latir de su corazón se volvió el mío. Me envolvió tanto en su presencia que no me creo capaz de vivir si no la tengo, me considero egoísta por privar al mundo de ella, pero me es inevitable no correr a su encuentro cuando la veo en peligro, aun sabiendo que ella se puede cuidar sola.
La obligue a volverse tan dependiente de mi como yo lo soy de ella, la obligue a convertirme en su droga cuando ya no podía más, la condene a mis demonios aun sabiendo que ella podía tener un futuro distinto al que vive ahora, yo la cree y la volví lo que es ahora, yo volví su corazón amargo y n***o, le llene la cabeza de ideas y rencores para que no se alejara de mi cuando viera el demonio que soy, la entrene para que fuera lo es que hoy, pase largas horas a su lado puliendo su ataques, si no fuera por mi estaría encerrada en un manicomio o tal vez tendría un esposo y unos hijos que la amarían tanto o más de como yo lo hago.
El que esté embarazada fue un error que no pude prever, pero a pesar de eso cumpliré su voluntad y la protegeré a ella y al bebé que lleva en el vientre como ella lo hizo con mi hijo, le falle una vez al traicionarla con Natacha, pero no dejare que eso vuelva a pasar. Cuando sea reina yo reinaré a su lado, la haré mi esposa sin importar los prejuicios y las palabras de desaprobación de los demás.
El imbécil que la cree su novia no es nada comparado conmigo, le deje el camino libre mientras encontraba un lugar seguro para mi hijo y su madre, no iba a dejar que alguien los lastimara, pero ya estoy de vuelta y es conmigo donde pertenece, no con aquel imbécil, moveré cielo y tierra con tal de tenerla a mi lado, así tenga que sacrificar a quien sea, no permitiré que se la lleven de mi lado.
— ¿Qué haces aquí? — le sonreí pasando las manos por su cabello
— Quería verte dormir antes de irme — detiene el movimiento de mi mano sujetándola firme
— ¿Irte? ¿A dónde te irías? — tenía el ceño fruncido como tanto amaba
Me incline dándole un beso en la frente calmando sus inquietudes.
— Tengo que ir por algunas cosas, los chicos están preocupados por ti, no los puedo dejar por mucho tiempo — pone su mano en mi pecho haciendo mi camisa puño
— Te necesito más que nunca, por favor... No me dejes sola en este momento, si tu no estas yo no creo poder... — deje un beso en su boca, acallando sus palabras
— Shhh... Prometo que volveré por ti, solo resiste unos días, no puedo dejar que lo que construimos con tanto esfuerzo de desmorone — asintió dejando un beso en la palma de mi mano
Me levanté de la cama, agarrando mi mochila, cubriendo de nuevo mi cara para poder salir sin ser detectado, me encaminé a la puerta sonriéndole.
— Lo prometiste recuérdalo — asentí viéndola por última vez antes de perderme entre los pasillos
Esquivaba a los guardias reales y a las damas de la corte, era un peligro que me descubrieran, fui expulsado de este lugar hace muchos años, el trabajar de encubierto era algo básico para mí, pero aun así corría el riesgo de ser descubierto hasta por el más niño de este lugar.
Tenía una brecha de 5 minutos entre el pasillo y la salida principal, tenía la completa necesidad de utilizar al máximo esos 5 minutos, era mi boleto de oro.
Saco mi arma quitándole el seguro listo para atacar si alguien se interpone en mi camino, doy un último vistazo antes de avanzar y salir como si de un rayo se tratara, al ser cambio de guardia se tardan en cambiar de posiciones, abro la puerta cuidando que alguien me haya visto y la cierro evitando que suene el molesto rechinido de las bisagras. el pasillo que guía al exterior está completamente solo y oscuro, pensé que tendría por lo menos dos guardias.
Algo no está bien.
Ya en el exterior de la cueva soy libre de poder actuar como quiera, volteo viendo como la roca se cierra a mi espalda, camino hasta adentrarme más al bosque con dirección a la carretera, miro a mi alrededor teniendo el leve presentimiento que algo está pasando en mis narices y no lo estoy viendo, el bosque está muy tranquilo, para ser un ejército de matones el que no haya seguridad en una de las entradas de la cueva es muy extraño, me acerco a una de las cámaras y como lo supuse están rotas, sostengo los cables en mis manos viendo cortes precisos, quien lo hizo sabía que cable tenía que cortar para no activar la alarma.
El sonido de un clic y el objeto apuntando mi cabeza me hace poner alerta, dando la razón a mi corazonada de que algo estaba sucediendo.
— Manos en alto — me doy la vuelta con el cañón de mi arma en alto, no pienso dejarme joder por un crio — ¡te dije que manos en...! ¿X? — bajo el arma apenas veo la cara de sorpresa de P, volteo los ojos apartando su arma de mi
— ¿Qué haces aquí? — miro su camuflado y me alerto, si él está aquí... — ¿Viniste solo? — lo sujeto de la camisa de manera brusca haciendo que el arma caiga de sus manos
— No, yo... — lo suelto haciendo que caiga el piso mientras paso mis manos por mi cabello apartándolo de mi frente
Me agacho a su altura tomando de su oído el intercomunicador.
— Salga ¡ahora! — el que ellos estén aquí me complican las cosas
Miro como todo mi supuesto equipo sale de sus escondites, A me mira con el ceño fruncido para luego ver la entrada de la cueva, suspiro con frustración a ver como mi plan se está viniendo abajo sin preverlo.
— ¿Qué hacías allá dentro? pensamos que estabas... — el sonido de mi arma lo termina callando cuando le disparo a uno de los guardias reales
— ¡Andando! nos descubrieron — me acerco al cuerpo inerte tomándolo del piso para dejarlo detrás de un árbol, la sangre es adsorbida por la tierra, pero aun así es muy notable
A al verme tan apresurado por cubrir las huellas me ayuda a tomar todo con tierra y hojas, el sonido de la piedra siendo abierta nos alerta, emprendemos estrategia de camuflado apenas oímos las voces del interior de la cueva, más guardias reales están saliendo a tomar sus lugares luego del cambio de turno.
— ¿Qué está pasando? y ¿Qué hacías allí dentro? — lo jalo hacia mi pegándonos mas al tronco del árbol
— ¿Puedes guardar silencio? nos descubrirán por tu culpa — uno de los guardias reales impresiona el perímetro ante de tomar su posición frente a la cueva, puedo sentir la adrenalina correr por mi cuerpo cuando lo siento cerca de nuestra posición, el corazón se me acelera y la boca se me seca
Termina de ver a su alrededor y vuelve con los demás entablando una conversación la cual no puedo oír.
— Tenemos que salir de aquí, si nos descubren no tendremos opción más que enfrentarnos a la muerte — asiente hablando por el intercomunicador
Me agacho planeando como cruzare entre los arboles sin ser visto, por más que yo quiera creer que el nuevo turno son todos unos despistados sé que no es cierto, para pertenecer a la guardia real tienes que tener habilidades que te hagan destacar entre los demás, si no tienes nada que impresione no vales la pena.
— ¿Cómo se supone que escaparemos? ¡es mejor matarlos! — lo sujeto de la camisa acercándolo a mi haciendo callar — no me esforcé tanto para poder entrar allí para que ustedes dañen todo lo que tuve que hacer, nadie va a matar a nadie, así que ¡solo encárgate de cumplir mis órdenes! — lo estrelle contra el tronco del árbol encarándolo — si haces algo estúpido al primero que le volare la cabeza será a ti ¿entendiste? — asintió empuñando las manos
Sabía que ocultarle este tipo de cosas a los chicos era como si los estuviera apuñalando por la espalda, pero por cosas como estas prefería callar. A era un impulsivo que le gustaba acabar con todo a la primera, y aunque ese debería ser yo, sé cuándo debo controlarme, por algo moví cielo y tierra para poder entrar ahí, y no pienso perder lo que tanto me costó conseguir por los impulsos de un idiota no sabe seguir órdenes.
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Escucho por el intercomunicador y siento que mi ira sube a niveles astronómicos.
— Pero… ¿no escuchan? ¡les acabo de dar una orden — les grito por el intercomunicador perdiendo los estribos
— Tranquilo princesa, tenemos todo bajo control — me da unas palmadas en el pecho antes de salir de nuestro escondite y verificar el perímetro
Me jalo el cabello desesperado, siento que todo se me está saliendo de las manos y no sé cómo solucionarlo ¿desde cuándo tengo un escuadrón tan desobediente? ¡ah ya! Desde que los deje más de dos meses pensando por sí solo.
Camino en dirección a donde se encuentran todos rodeando los cuerpos inconscientes en el piso.
— ¿Los mataron? — me agacho a tomarle el pulso a uno de los guardias reales y por suerte aún sigue vivo, inconsciente, pero vivo
— No, solo los pusimos a dormir por un rato — el corazón amenaza con salirse de mi pecho, siento que en cualquier momento sufriré un infarto
— ¿Qué se supone que hacen aquí? — los miro esperando respuesta, pero todos me ignoran como si yo no existiera — ¡les hice una pregunta! — P suspira ante de mirarme
— Vinimos a buscar a la Teniente, es más que obvio que esta por aquí cerca, la señal del GPS nos trajo hasta acá, la señal del GPS nos trajo hasta acá, supongo que tú también vienes a los mismo ¿o me equivoco? Aunque pensándolo bien, dudo que eso sea cierto — frunzo el ceño sin entender el rumbo de esta conversación
— ¿Disculpa? No entiendo que es lo que les pasa, pero el que da las ordenes soy yo por lo tanto… — la risa irónica de M me saca de mi burbuja de autoridad
— Creo que te equivocaste de equipo, los rusos están al otro lado del mundo — me enderezo activando la cuenta regresiva
— Déjalo, aun cree que es parte de todo esto — todos empiezan a reír como si yo fuera su bufón
En este preciso momento estoy por romper una de mis promesas, lo siento em, pero tu idiota amigo se lo gano. Mi autocontrol no es precisamente muy estable que digamos y estos hijos de puta me están poniendo a prueba.
— Lo gracioso del caso es ¿alguna vez perteneció realmente al escuadrón? O ¿solo era el gigolo de la teniente? — sonrió para mí mismo, no iba a negar que iba a disfrutar lo que vendría luego
— ¿Alguna vez volviste a ver a alguno de los que intento enfrentarme? – ladeo la cabeza viendo a mi victima fijamente – uno de los mejores placeres que me da el mundo es tener la sangre derramada en mis manos, y no hay nada que se compare con su olor, es la mierda más exquisita de todas — me hace frente cuadrando su cuerpo esperando a que yo ataque, pero para mala suerte de él me se todas sus jugadas y todos sus puntos débiles, es un libro abierto para mí, y aunque no lo crea desee partirle el cuello más de una vez por el simple hecho de estar enamorado de la mujer equivocada, pensando que yo no me daba cuenta de ello
Me enderezo haciéndole frente a su patético porte de chico malo, soy unos centímetros más alto que el, por lo cual no logra intimidarme ni un poco, le gano en altura y musculatura, el pelea en gimnasios, yo peleo en calles y jaulas, todo lo que sabe yo se lo enseñe, entro a esta mierda porque así lo decidí, al igual que el resto de los presentes, yo descubrí su potencial, que ahora se crean dueños del mundo es un absurdo error que cometí, nunca debí dejarlos solos. Ahora piensan que tienen más poder que yo y están equivocados, si me da la gana los destruyo y los devuelvo al basurero de donde los saque.
Su madre teresa no está presente para defenderlos, reemplazarlos se me hará muy fácil. De todas maneras, Emma no saldrá de la cueva en largo tiempo, su ausencia no será notada por nadie más aparte de mí. Que fingieran su muerta para pertenecer al escuadrón me facilita las cosas, nadie los llorara ni los buscara.
Acorto la distancia entre los dos encarándolo, pensando en las mil maneras de volverlo polvo, puedo oler su miedo, sus músculos tensos y mirada nerviosa no hacen más que demostrarme que me teme, sabe que soy capaz de acabar con el solo en segundos.
— Tienes solo 1 minuto para reflexionar lo que estas por hacer, me has visto, has visto quien realmente soy y sabes lo que realmente puedo hacerte, tus amigos no podrán ayudarte, una vez caigas en mis manos no habrá vuelta atrás, así que solo lo preguntare una vez ¿estás seguro de lo que estas por hacer? – me sigue desafiando con la mirada, pero su cuerpo está por flaquear ante mis palabras
Miro a los lados viendo los ojos atentos de los presentes, la tensión en el aire es notable, aunque tengan armas en sus manos no son capaces de apuntarme y acabar con esto. Espero pacientemente mientras hago un conteo en mi cabeza, esperando que él sea el primero en atacar, volteo fijando mi vista en el favorito de la madre teresa alias la teniente, vaya que esto será divertido. Antes darme cuenta llego al 60 y vuelvo a fijar mi mirada en A que no se ha movido ni un centímetro de su posición, como lo supuse. Da un paso atrás dejándome la satisfacción de ser aun mi títere.
— Pensé que querías matarme — sonrió cuando se da la vuelta haciendo señas a los demás para que lo sigan — ¿Dónde se supone que van? Es cambio de guardia, se activaron nuevas trampas, la reina está en esa cueva, si esquivaron las otras no será tan fácil esquivar estas — suspiro frustrado al ver lo inútiles que se han vuelto — recojan los cuerpos y síganme, traten de no dejar marcas de sus pisadas, si dejan algo que los delate los rastrearan — me agacho a recoger los cuerpos del piso con ayuda de ellos y me percato de un extraño aparato en el cuello de los guardias reales — ¿Qué es esto? Nunca ante lo había… — dejo las palabras en el aire al ver la marca de Emma en ellos, esto es obra suya, quito el dispositivo del cuello de aquel sujeto viéndolo más detenidamente
— Es el último proyecto de la teniente, lo dejo en mi poder antes de desaparecer, supongo que quería que nos cuidáramos entre nosotros si algo le llagaba a suceder — P se pone en mi altura quitando el dispositivo de mis manos
— Es muy efectivo, un solo piquete de esto te pone a dormir por horas, incluso semanas, aun no logro descubrir qué clase de somnífero utilizo, por más que intento imitar su fórmula no sale exactamente como la suya, he buscado en cada rincón el cuaderno que utiliza para anotar todas las fórmulas que ha utilizado y nada, parece que desapareció junto con ella — veo la cara de frustración de M dándome cuenta de un punto que estaba ignorando
Emma dejo una artillería lo suficientemente grande para armar a un ejército dos veces más grandes que la guardia real, ¿Cómo no tome en cuenta eso antes? Dejo todo en mis manos, con un aparato de estos puedo poner a dormir a tres personas, si encuentro ese cuaderno podre poner a fabricar toneladas que me den el poder de manejar un ejército que este a mi disposición.
— ¿Dijiste que la teniente siempre anota todo? — M asiente quitando el ultimo dispositivo del cuello de los guardias — ¿buscaste en su laboratorio? Siempre suele dejar todo lo que considera valioso ahí metido — me da la mano ayudándome a poner de pie, miro los aparatos en sus manos creando una estrategia con ellos
— Lo busque en todas partes y no lo encontré, supongo que lo guardo en un lugar diferente, donde no cayera en las manos equivocadas — asiento procesando sus palabras
— Vámonos, se darán cuenta de que los guardias no responden a las ordenes en unos minutos ¿Por cuánto tiempo los mantiene inconscientes? — M se encoge de hombros guardando los aparatos en su mochila
— Aun no lo sé con precisión, cada uno tiene dosis diferente, aun eran pruebas, las tome en casos de emergencias como esta — emprendo la caminata entre el corazón del bosque dejando pequeñas anotaciones en mi mente de buscar ese cuaderno
Los guio entre el bosque esquivando las trampas según el mapa que grabe en mi mente, son tan letales que te pueden matar en un instante, se toman muy enserio el proteger a la reina.
— ¿Por qué huiste? Pensamos que estabas muerto — miro el pelo rojizo de P y me viene recuerdos de cuando era solo un niño perdido en las calles de Seúl — dejaste a tu equipo solo — veo como sus pies se mueven por la espesa grama sin ser precavidos y lo termino jalando hacia mi cuando veo que está apunto de pisar una de las trampas
— ¡te dije que tuvieras cuidado! — lo suelto cuando siento que mi corazón da un vuelco en mi tórax
Un grito de dolor detrás de mi termina por volverme el corazón hecho trizas, me volteo viendo a A en el piso tendido, con su pierna llena de sangre, suspiro con frustración, estoy lidiando con puros niños. Camino hacia el indicándole a P que no se mueva de donde está.
— ¿Por qué no me hacen caso? No puedo cuidarlos como si fueran niños — me acerco viendo la herida en su pierna oliendo el veneno desde aquí, una simple flecha con la punta llena de veneno de escorpión, la saco de su pierna evitando que el veneno se riegue más en su interior
A empieza a sudar y a temblar sin control, miro a M que está a su lado asustado sin saber qué hacer, lanzo la flecha lejos y me centro en la pierna herida de mi supuesto amigo.
— Esto va a doler, así que trata de no gritar, alertaras a cualquiera que se encuentre cerca, M ayúdame, sostenlo para que pueda hacer un corte preciso – me ve asustado sosteniendo los hombros de A
— ¿un corte? ¿de qué hablas? — el color pálido de A me estaba poniendo nervioso, ese tipo de veneno se esparce con gran rapidez
Realice un pequeño corte que no fuera tan profundo para poder drenar el veneno, haciendo un poco de presión para que saliera la sangre contaminada.
— Creo que estás haciendo algo mal, A se ve peor que hace unos minutos, ¡necesita un médico! Esta botando mucha sangre — voltee los ojos terminando con mi trabajo
— Pásame tu cinturón, hay que hacerle un torniquete — se lo quito con manos temblorosas cuidando de no dejar caer a A de sus piernas
Lo amare a sus piernas haciendo presión para que dejara de sangrar, decir que estaba aterrado era poco, temía perderlo, nuestra relación siempre ha sido amor y odio, pero a pesar de todo a cuidado mi espalda es más de una oportunidad, este tipo de situaciones hace que me olvide de mi odio hacia el por haber tenido algo con Natacha.
— Levántalo, lo llevaremos a la casa de un amigo, él nos ayuda con esto — entre P y M llevaron a A entre el extenso bosque hasta que logramos hallar la cabaña de la única persona que estaba seguro que nos podría ayudar
(****)
Estaba sentado frente a la chimenea viendo como el fuego consumía la madera, es impresionante como algo tan hermoso puede destruir todo a su paso. El clima era un asco, el intenso frio estaba calando en mis huesos, a diferencia de Emma yo odiaba el frio, prefería los climas tropicales a los helados, el frio solo empeoraba mi estado de ánimo.
Unas palmadas en mi hombro me hicieron voltear a ver a mi acompañante de esta noche.
— ¿Cómo está? — me tendió una taza de café humeante antes de sentarme a mi lado
— Llegaste justo a tiempo, unos minutos más y fuera muerto — asiento bebiendo de la taza
— Trate de ayudarlo, pero veo que sin tu ayuda todo fuera sido en vano — su ronca risa se escuchó en toda la sala
— Te enseñe bien, si no fueras echo eso tu amigo probablemente estaría muerto en este momento, ese veneno es más letal de lo que crees, el veneno de escorpión es letal, si lo ligas con otro se vuelve una bomba que se come células a su paso en solo minutos — mi cabeza martillea como un tambor, muchas emociones por un día — ¿cómo está la pequeña reina? Se corren rumores de que está enferma — frunzo el ceño viendo
— ¿Enferma? ¿Quién dijo eso? — se encoge de hombros restándole importancia al asunto
— Sabes cómo son las cosas por aquí, todo se divulga con gran facilidad — asiento bebiéndome todo el contenido de la taza para dejársela e irme a dormir — Alex… — me detengo en el primer escalón — sé que estas teniendo las cosas difíciles últimamente, solo… Solo no olvides quien eres y de dónde vienes, tu hermana no tiene la culpa de las decisiones erradas de tu madre, ahora con todo esto del reinado le dará más respuestas de lo que crees, cuídala, puede que no soporte llevar el peso de la verdad — frunzo el ceño procesando todo lo que acaba de confesar ¿el peso de la verdad?
— ¿A qué te refieres? — me sonríe antes de desaparecer por el pasillo hacia la cocina
Eso significa que no hablara así lo torture con mis preguntas una y otra vez, ¿Por qué helena siempre tiene que ser un dolor de cabeza? Esa mujer me vuelve loco aun muerta.
(****)
— ¿Te gusta? Mi padre dice que son feos, pero sé que lo dice para que deje de recogerlos de la calle y llevarlos a casa — miro al feo animal en sus brazos siendo apretado con fuerza por ella
— Tiene razón tu padre, es horrible — sus ojos comienzas a cristalizarse y sé que se avecina un llanto escandaloso que me dejara una buena paliza por parte de la abuela, sin saber que hacer la atraigo hacia mis brazos apretándola en ellos — lo siento, era solo una broma, no llores Em, lo siento — susurro solo para los dos
Levanto la mira viendo los ojos acusadores de su padre desde la ventana de su habitación, la suelto viendo como limpia sus lágrimas con las manos llenas de tierra, suspiro apartando su mano para limpiarlas yo con la manga de mi sudadera.
— Volvamos adentro, tu padre te está esperando — me sujeta de la mano evitando que me aparte de su lado
— No quiero irme con papá, el lugar a donde siempre vamos me da mucho miedo — la veo con atención, el miedo en su mirada mueve algo dentro de mí que me obliga a protegerla
— Solo dile que no te gusta ir allí — niega soltando mi mano
— Olvídalo, no lo entenderías así te lo explicara — me deja ahí, en el frio pateo solo, mientras ella entra a la casa en busca de sus maletas
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La miro comiendo en silencio a mi lado, llevaba semanas sin venir, y ahora que vuelve a casa está más callada de lo habitual, normalmente suele ser muy habladora, a veces me agobiaba con sus preguntas imparables, era como si nunca tuvieran fin. Y ahora está actuando de manera extraña, solo revuelve la comida en su plato sin mirar a su alrededor.
— Em, ¿está todo bien? — susurro todo para nosotros dos dándole con el codo en su costado para llamar su atención
Levanto la mirada esperando que me contara que estaba pasando, pero en cambio, solo recogio su plato dejandolo en el fregadero llendose directo a su habitacion, desvio mi mirada de ella a su padre y encuentro el mismo caso, algo sucede y la abuela lo sabe, me levanto de la mesa con la esperanza de que Em quiera hablar conmigo de lo que le secede, odio no saber que sucede.