Andrew se debatía si llevarla a un hotel o a su casa, nunca llevaba a sus conquistas de una noche a su casa, era una ley que tenía él y Connor, las mujeres siempre se ponían histéricas y al parecer porque les brindaba una gran noche se creían con derechos sobre ellos, pero por alguna razón Liz se había ganado su confianza en ese aspecto, no parecía una mujer que se iba a enamorar en una noche, ni haría un escándalo cuando lo viera con otra, así que por primera vez llevo una conquista de una noche a su casa.
—¿Qué es este lugar? — preguntó incrédula, no imaginaba que la fuera a llevar a su casa.
—Mi casa – dijo alzándose de hombros, Kaelyn lo miró sorprendida, por lo que Andrew sonrió.
–Pensé que me llevarías a un hotel.
—Eso pensaba hacer, pero la verdad te has ganado mi confianza, no pareces de las mujeres paranoicas que se enamoran en una noche, o que harán una escena si me ven con otra, así que dije porque no.
—Bien, piensas bien, porque no me considero ese tipo de mujer. — ambos se miraron a los ojos, Andrew miró los ojos de ella y luego los labios, tenían un color natural, era perfectos, toda ella era perfecta, y su sabor adictivo, sin poder aguantar un minuto más levantó su mano y la colocó detrás de la nuca y la atrajo hacia él, para besarla como hacía minutos atrás, ella, lo aceptaba gustosa, y eso le encantaba.
—Vamos a dentro porque sino te voy a coger aquí mismo. —Kae lo soltó, y con una sonrisa pícara lo soltó.
—De acuerdo — dijo antes de bajarse del auto. —¿Quién vive contigo? —preguntó una vez afuera mientras respiraba aire fresco.
—Vivo solo, bueno, con mi nana, ella quiso venirse conmigo cuando quise independizarme, y uno que otro empleado. —la agarró de la mano, y la llevó hasta el interior de la gran mansión — pero no te preocupes, a esta hora nadie va a molestarnos — dijo suavemente. Una vez que entraron no pudo evitar pegarla contra la puerta que había cerrado, en un ágil movimiento que la había dejado sin aliento.
Andrew la besaba como había hecho en toda la noche, con arrebato, con pasión, incendiándole la piel con cada rose, cuando sus pulmones le pidieron oxígeno la soltó, ambos jadeaban y se miraban a los ojos.
—Es hora de tu primer orgasmo y hacer lo que tantas ganas he tenido de hacer desde que te vi con ese maldito vestido. — sin darle tiempo a responder volvió a besarla, pero esta vez más lento y más sensual, para luego pasar a la barbilla, sacó su lengua y recorrió el cuello con ella, para luego repartir pequeños chupetazos, Andrew, empezó a descender y llegó hasta los pechos de esa mujer, los cuales mordía y chupaba por encima de la ropa, mientras que Kaelyn lo único que podía hacer era gemir de placer, él bajó un poco más y llegó al ombligo, la miró con una risa ladeada antes de ponerse de rodillas.
Beso las piernas de Kaelyn lentamente, intercambia sus labios por la lengua hasta que llegó al centro del placer de esa preciosura de mujer que tenía enfrente, con su nariz olfateó, antes de pasar la lengua por encima de la tanga.
—¡Oh por Dios! — Andrew con una de sus manos, le bajó la tanga, primero lo sacó de un pie, é hizo lo mismo con el otro pie, pero antes de que este lo pusiera en el piso, él colocó el pie sobre uno de sus hombros desde ese punto, podía oler, ver y saborear a su gusto.
Cuando Kaelyn pensaba decirle que diablos estaba viendo tanto, Andrew se lanzó por esa fruta prohibida, por esa fruta que lo tentaba, empezó a succionar, y a chupar todo su centro y llegaba hasta su trasero. Kaelyn sentía que en cualquier momento podría caerse, que iba a explotar en mil pedazos, nunca había sentido algo parecido.
—Levanta la otra pierna, sosténte de la puerta y mantén el equilibrio. — Kaelyn no pudo pensar en nada, cuando simplemente sintió fue como Andrew le levantaba la otra pierna y la ponía sobre su hombro, mientras la sostenía con las manos en el trasero y se la comía por estera, y no se detuvo hasta que ella se regó completamente en su boca, no desperdicio ni un poquito ese líquido algo espeso. — Sabes deliciosa — dijo mientras ella seguía en las estrellas en un rápido movimiento le bajó los pies y la alzó para llevarla a su habitación, en cuanto entraron la acostó sin ninguna delicadeza, mientras él se iba desnudando y dejando a la vista su perfecto cuerpo, Kae se levantó para quitarse el vestido, quedando completamente desnuda, ya que el vestido no requería brasier y la tanga Andrew se la había quitado.
Andrew estaba embobado viendo el cuerpo de Liz, a pesar de todo, algo le decía que ese nombre no le lucía, ella era perfecta sus pechos, eran grandes y lo mejor de todo se veían naturales, al igual que sus piernas, y ese trasero bien levantado, todas las mujeres que habían pasado por él eran puras mujeres que tenían muchas operaciones, y que ella fuera natural lo estaba volviendo loco.
Por su parte Kaelyn estaba malditamente excitada, ese hombre tenía un cuerpo de infarto, bien trabajado, su abdomen plano y con six pack que estaban para chupar, y si hablaba de chupar su pene era grueso y grande, no enorme, ni pequeño había estado con unos cuantos hombres y Andrew estaba en primer lugar, su pene era lindo, sin ningún pelo que lo adornara, deseaba chuparlo de arriba abajo, es más ¿quién le impedía que lo hiciera? Se levantó, y empezó a caminar hasta llegar a Andrew quien la miraba excitado al igual que ella.
—Ahora me toca a mí, darte tu primer orgasmo. — Cayó de rodillas, mientras pasaba su lengua por sus labios, ese sería un manjar para ella.
Sin perder más el tiempo, lo agarró con una mano y pasó la lengua por toda su longitud haciéndolo temblar, volvió a repetir la acción y Andrew cerró sus ojos, mientras apretaba la mandíbula, Kaelyn no pudo aguantar más y se lo metió a la boca, lo chupo como si fuera su popi, al llegar a la punta sopló haciendo que volviera a temblar y que perdiera el control, por lo que en cuanto ella volvió a meterlo a la boca, Andrew le agarró la cabeza y empezó a marcar el ritmo, aunque deseaba ser más violento, dejaba que ella marcara el ritmo, Kaelyn volvió a usar su lengua, y recorrió el glande con ella y llegó hasta sus huevos, los cuáles metió en su boca y empezó a succionarlos.
—¡Mierda, mierda! Estoy en el cielo — Andrew empezó a gemir en voz alta sin poder controlarse. Kae soltó las pelotas y volvió a meterse el pene en la boca, mientras que con la mano comenzó a masturbarlo, de arriba abajo, con fuerza. — No creo que pueda aguantar más, ¡por Dios! Que rico la chupas, sí… así.. Ah — sin poder aguantar más se regó en la boca de Kaelyn, quién casi se atraganta, cuando el espeso líquido salió a toda prisa, pero aún así logró su cometido. — Ha sido la mejor mamada del mundo…
—Eso debes decirle a todas — dijo levantándose del piso, Andrew la abrazó y la pegó a él.
—Te juro que no, ha sido increíble — la besó sin perder más tiempo, se moría por tenerla entre sus brazos, por sentir como es entrar ella y sentir sus suaves y calientes pliegues. — Ahora quiero sentirte. — la alzó y volvió a ponerla en la cama, mientras que buscaba un condón en la mesita de noche, para colocárselo, se colocó encima de ella, sin llegar aplastarla, Andrew la besó, la besó con desesperación, mientras le separa las piernas con las suyas, sus besos se hicieron agresivos apasionados, le estaban robando la cordura a los dos, bajó su boca, recorrió el cuello de Kaelyn, y lo chupo, sabía que lo más seguro iba a dejarle un chupetazo, pero la verdad no le importó, bajó a sus pechos, y se llevó uno a la boca, mientras que el otro lo amasaba con las manos, los estrujaba a su antojo, y con dos de sus dedos pellizco un pezón.
—Ahh, ya no me tortures… Ahh— Andrew se posicionó en su entrada, y con su otra mano agarró pene, lo deslizó por todos los labios vaginales, torturándola a ella, incluso a él mismo, es que estaba a punto de tener otro orgasmo. — ¡Maldita sea! entra de una vez — Andrew se rió de su desesperación, Kaelyn al ver que pensaba seguir torturando, colocó sus pies en las nalgas de él, se arqueó y lo hizo entrar de golpe, haciendo que ambos jadearan.
—Eres una desesperada… — Andrew no quitaba la sonrisa de su rostro, definitivamente ella era muy diferente a las demás.
—Te dije que te quería adentro, ahora empieza a moverte o vamos a tener que cambiar de lugar — dijo decidida Andrew al oírla tan descarada se excitó más si eso era posible, por lo que sin previo aviso, como lo había hecho ella, empezó a moverse, salvaje, deprisa, ella le seguía el ritmo, arquea su espalda para sentirlo más adentro, sus roncos gemidos se escuchaban por toda la habitación.
—¿Así?... ¿lo quieres así?...
—Sí… así… así…
Andrew no dejo de darle placer, de hacer que ambos quisieran más, hasta hacer que ambos temblaran en un maravilloso segundo orgasmo, luego de eso vinieron dos más, dónde Kaelyn decidía cómo, y él mansamente se dejaba hacer.