Cristóbal Manckenzie Bárbara está completamente dormida en mi cama, se ve tan relajada, un ángel. Pero sin embargo también está Mónica Hutton la rubia que estaba conmigo anoche, tuvo un problema con las llaves de su casa y me rogó que la dejará pasar una noche aquí en mi casa. Bajo a la cocina con sólo un pantalón de pijama, busco jugo de naranja y procedo a tomar de mi bebida. Hoy en la casa hay dos mujeres muy diferentes no sólo en el físico sino también en su forma de ser y pensar. Bárbara es más humilde, dedicada yo creo que por eso tiene organizaciones, ella sabe cómo ser una líder y Mónica se preocupa más por su imagen, su estatus social. Mónica entra a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja. --Buenos días, cariño-anuncia llegando hacia mí y besando la comisura de mis labios