CAPÍTULO TRECE Erec despertó en la madrugada en una cama desconocida y se sentó erguido, intentando orientarse. Recordó que había estado en la taberna. Alistair. Se levantó de un salto y se vistió en pocos momentos, preparándose. Había estado despierto casi toda la noche, apenas durmiendo, la sangre bombeando sus venas al pensar en Alistair. No podía alejar su cara de su mente, y apenas podía soportar la idea de que ella dormía al final del pasillo, bajo el mismo techo. Él tampoco podría descansar sabiendo que todavía no había accedido a aceptar su propuesta de matrimonio. Mientras se puso su cota de malla observando la primera luz a través de la ventana torcida, él sabía que hoy era el día. El día en que comenzaría su nueva vida, el primer día de cien días de torneos para ganar a su no