Prefacio: Dos meses después

972 Words
Un mes después: jueves 21 de noviembre, 2019. Ya ha pasado un mes desde que rescatamos a Jones Williams, y de que mi tío James Li Greci apareció de sorpresa en la puerta de mi casa. Mi tía aún no despierta, y desde que mi tío llegó, no pasó día en que no la cuidara en el hospital, ni de que buscara por doquier alguien o algo que la ayudara a salir del coma. James me ha contado muchísimas anécdotas que tiene de la época en que ellos estuvieron juntos. Juntos y completamente enamorados. Reconocí al instante que los sentimientos que tuvo por ella jamás se marchitaron, y que realmente se arrepiente de haber elegido seguir a mi padre en vez de quedarse junto al amor de su vida. A diferencia de mi padre, él no me transmite desconfianza; al contrario, en sus ojos veo honestidad, y un compromiso gigantesco para con lo que él cree y se dispone a hacer. Además de su predisposición a ayudarnos con el viejo fugitivo vampiro, a quien llevamos a una cabaña en Verlot –un pequeño pueblito a unas dos horas y media por la ruta 2–, que mi tío compró en el 2001, cuando se enamoró de mi tía. Él deseaba pedirle matrimonio y vivir con ella en esa cabaña, apartados de los problemas que atrae el mundo exterior. Pero, ahora, pasó a ser el escondite de Williams. No mencionó mucho a su hermano, por lo poco que dijo y demostró, se llevan bien, y realmente lo quiere. Quizás en algún punto lo admira por la forma que mi padre tiene de liderar y tratar a los demás, aunque en mi opinión, es una devoción hacia su hermano mayor, sin importar si realmente sea digno o no de homenajear. El amor y apego fraternal al tener que crecer ellos solos, sin ayuda de un padre ni madre que los guíe, los unió haciendo de ellos un gran equipo. Eran ellos contra el mundo, uno que los quería fuera del poder y del mando. No les habrá sido fácil. También apoya mi noviazgo ya oficial con Alessander, alegando que mientras yo sea realmente feliz, todo estará bien y será correcto. Lo cual, me tranquiliza tenerlo de “aliado” con respecto a tomar mis propias decisiones. James no me quiere controlar, y admiro que, a pesar de ser parte importante dentro de la organización Alianza, y ser ayudante de mi padre, pueda seguir fiel a su forma de pensar. Con Alessander todo fue magnífico, es un novio tierno y protector, luego de este mes que pasó ya puedo decir que conoce cada faceta mía, desde mi tristeza, mi angustia, hasta mis alegrías. Estuvo allí cuando comencé a tener pesadillas todas las noches. Luego de la última pelea, cuando mi tía Lía entró en coma, no pude dormir bien, miles de imágenes de destrucción y sangre me inundaban las noches, y muchas más sobre mi padre, Jaqueline e incluso Marco Benedetto. La manada Luna Azul, en Brasil, también comenzaron su propia guerra tras enterarse del plan de Errantis sobre secuestrarme, ya nada de eso era secreto, y muchos clanes comenzaron a pelearse entre sí. Otros comenzaron a contactar a María Cromwell, quien comenzó a crear planes junto con Margot Insaurralde, reclutando aliados para la Alianza, recibiendo muchas cartas al día sobre chismes, pero de las cuales algunas sí eran importantes, informando sobre los planes de Errantis. Nos dimos cuenta de que, así como había un infiltrado en la Alianza, había muchos esparcidos en casi todos los clanes del mundo, que lograban brindarnos información necesaria para estar listos para la guerra. Y eso implicaba prepararnos de verdad, porque estaba próxima a desatarse. Para adaptarme a beber sangre casi a diario tuve que aceptar primero el convivir y conocer ese oscuro lado interno, que florece cegándome con la insaciable sed, y el incontrolable hambre de matar y lastimar, de desquitar toda la ira y dolor que inundan mis recuerdos. Pero por nuestro bien, al menos por el bien de mi aún angustiado corazón, intenté todo este tiempo mantenerme alejada de su sangre por completo. Me sé adicta a su sangre, con sólo sentir su aroma mi cuerpo reacciona por inercia; mis colmillos escuecen con un dolor punzante, queriendo salir a toda costa, y mis ojos se vuelven rojos sin poder controlarlos, y un deseo salvaje se apodera de mi pecho y de mi mente. Estuve peleando contra esas fuertes emociones todo este tiempo. No quiero arruinar lo único bueno y “normal” que tengo con él ahora en mi vida. Somos una pareja de novios lo más normales posible, salimos a citas, nos divertimos, entrenamos juntos, y me siento totalmente segura con él…, pero si involucro este sentimiento salvaje, tengo miedo de que nos consuma, porque sé que a él también le pasa, y que me entiende. No todo debe ser la sangre y el deseo, no cuando es lo único bueno que tenemos dentro de todo este caos, aunque por su parte sé que quiere cruzar esa línea conmigo, quiere que disfrutemos de ser vampiros juntos. Me excusé montones de veces con que aún todo es nuevo para mí, y que no controlo las emociones…, pero creo que él ya sospecha que no es sólo la “emoción del momento” como suelo llamarlo, va de una conexión mutua más allá del impulso. Él mencionó una vez sobre los destinados, la forma en que los vampiros saben en su interior cuando en encuentran a su pareja, y creo que él siempre sintió eso conmigo, al igual que yo con él, pero ¿será una buena decisión cruzar ese límite? ¿Qué pasaría conmigo si dejo que esas emociones me controlen? ¿Volveré a recuperar mi lado humano o se consumirá junto con mi control?
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