Capítulo 21. Cuídese también muchacha, no deje que ese hombre la encuentre.
La mujer caminó al lado de Adaia, ambas salieron del hospital sin mirar a nadie más que a ellas mismas, cuando estaban bastante alejadas del lugar la enfermera le dijo.
-- La bebé tenía un lunar muy pequeño, era casi tan insignificante para cualquiera, pero al estar luchando por su vida, yo pude notarlo muy bien. Es del mismo color de su piel y se encuentra en la parte interna de su dedo pequeño entre los pliegues del pie – le dice la mujer y Adaia la mira extrañada. Nunca había escuchado de lunares en los dedos del pie y menos en la parte interna de ellos,
-- Su pequeño hermanito lo tenía también, ahí fue donde coloque el pequeño letrero cuando falleció, e iba a hacer lo mismo con la pequeña cuando me percate
