—Déjame acomodar los moños Keziah.
—Me a huele montón.
—Que te va a doler, no seas fantasma si ni siquiera te estoy tocando. —haciendo caras deja que le acomode el pelo—. Mírenla, toda chascona y así quieres ir a la iglesia, desordenada que eres.
—No, a no igas eso.
—Lo digo porque es verdad o no lo diría, —le hago dos colitas con unos moños que tiene un corazón, le acomodo el vestido y ya—. Mírame Keziah. —me mira con sus ojos enormes y azules—. Si sigues comportándote así cada vez que te peine, te voy a cortar el pelo y no me importa si lloras.
—No a coltes mami. —pone las manitos en la cabeza desesperada.
—Entonces comienza a comportarte y a hacerme caso cuando te hablo, o ya sabes lo que va a pasar. —salgo con mi bolso en donde llevo mis cosas, y mi hija con su bolsito cruzado, regalo del tio Adi en donde lleva sus cosas, entre ellas una biblia de niños toda rosa con flores—. Ya estamos.
—Andando.
—Que hermosa mami, estas para comer.
—Mami a quee coltal peito papi. —mi papá me mira con los ojos gigantes pero sigo en lo mío que es sacar a mi hija de la casa.
—¿Cómo que le quieres cortar el pelito?.
—Se lo voy a cortar si sigue haciendo escándalos para peinarse. —la subo al auto de mi papá que es en el que vamos, me siento al lado de ella abrochándole el seguro.
—No seas mala con la nena.
—Uuff si, re mala soy con mi hija.
—Ya sé que es tu hija. —miro mi celu cuando suena, es Sofi que me escribe.
Sofi—. Hola gordita, ¿mañana quedamos para almorzar?.
Jemi—. Dale, salgo de la facu y vamos.
Jemi—. ¿Dónde nos encontramos?.
Sofi—. En Donnattello, yo p**o.
Jemi—. Esta bien, a las doce estamos ahí con Kezi.
Sofi—. Dale, besitos.
En la iglesia estoy de malas, porque recuerdo siempre las palabras de Elias, "que te mantengan no quiere decir que decidan sobre tu hija", desde que mi hija nació siempre me dijo esas palabras, y cada día las siento con aun mas peso, con desespero, no quiero pelear con mis papás ni irme de la casa enojada, pero no quiero que se metan si la estoy corrigiendo, eso es lo que me saca de quicio, decirle que le voy a cortar el pelo no es corrección, pero me sirve para que se deje peinar, y vienen ellos a sacarme la poca autoridad que tengo con ella.
***
—Mira, ahí esta Arlo.
—OA ALO. —corren a darse un abracito, son de la misma edad, Arlo es mayor solo por unos meses —. ¿A cómo a istás? Montón de bolnita Alo.
—Tu tamguien Kezi. —de la mano van hacia la mesa en donde Sofi me espera de pie, nos damos un abrazo riendo mientras nos movemos.
—¿Cómo estas?.
—Bien, gracias por venir, quería no... Necesitaba salir un poco.
—Yo igual, del colegio a la casa y a la iglesia, nada mas. —voy donde Arlo dándole unos besos—. ¿Cómo estas mi preciosa?.
—Muy guien tia.
—Eso si que es bueno. —me siento frente a Sofi mirándola fijo—. ¿Y bien?.
—¿Qué?.
—Solo por comer no me citaste, algo me quieres decir.
—¿Acaso no puedo pedir pasar tiempo con mi prima?.
—Si por supuesto, pero cuando me escribes de esa forma es para contarme algo, no soy tonta.
—Bueno bueno, tienes razón. —mira a nuestras hijas que juegan con unas hojas y colores dibujando—. Estuve hablando con Ankatu, lo van a trasladar a su pueblo y me pidió irme con él.
—¿Quieres ir?.
—Si, pero no sé como decirle a mi papá porque mi mamá es más charlable pero mi papá es re duro. —se friega la cara con fuerza—. No me va a querer dejar ir, es re pesado.
—¿Y esperas que yo te dé un consejo Sofia? ¿Estas de chiste? Mi papá es peor que el tuyo, ahora en diez minutos me va a llamar de porque no llego a casa.
—Son tan insoportables loco, me tiene podrida ya. —la entiendo, pero estoy lejos de decir que mi papá me tiene podrida—. Ya tomé la decisión, solo me queda decirle.
—Dilo de una vez, así pum, sin miedo.
—Azi tia. —miramos a Kezi que estira su manito cerrado en un puño—. PUUUMMMM.
—Si, así voy a hacerle al tío.
—Si. —afirma dándonos risa.
—Las enseñanzas de los tíos. —viene el mesero con las tarjetas, nos mira con los ojos gigantes haciendo que con Sofi nos miremos divertidas.
—Emmm, ¿me das la carta? porque sino no sé que voy a pedir.
—Si señorita, discúlpeme señorita, me retiro señoritas, cuando pidan algo llamen señoritas.
—Si, te llamamos tranquilo. —nos reímos por lo bajo para no hacerlo sentir mal y que nos reímos de él—. Ven hija.
—¿Qué a pasha mami?.
—¿Qué quieres comer?. —la siento en mis piernas así elije que comer, como son fotos es mas fácil que elija—. Mira, esto se ve delicioso.
—Monton dezizozo. —pasa la página mirando con cautela.
—Mmmm, yo me voy a pedir esto. —le apunto un pollo a la mostaza con papas en cuñas asadas y una ensalada de rúcula—. ¿Y ya te decidiste?.
—No, a no sabo a comel.
—Veamos, vamos de nuevo. —le voy explicando que tienen los platos hasta que se decide por carne asada con puré de papas y zapallo que le encanta, y unas verduras al vapor—. Bueno, parece que voy a comer carne también.
—Yo igual, lo bueno de que sean pequeñas es que nos comemos lo que no pueden, bueno, cuando salimos Ankatu se pide dos veces porque come como caballo.
Y ahí ya se me baja el ánimo, siento celos de ella, aun cuando su relación con Ankatu es una porquería y no quiera verlo, porque él no esta nunca con ellas, si lo ven una vez a cada dos meses es mucho, y ella no sabe que es lo que hace él en la base, pero ella aun así lo espera y lo defiende de cualquier cosa que se diga pero aun así deseo lo que tiene, al no tener nada quiero lo poco que ella tiene, tuvo a su lado al padre de su bebé en el embarazo, estuvo en el parto, aunque no necesita la ayuda económicamente ya que ella es la que cobra el suelo de Ankatu, es la que le manda plata para sus necesidades y la nena tiene un padre, y yo no tengo nada, estuve sola, no tengo idea de quién es el que me embarazó solo que supuestamente se llamaba Sebastián, mi hija le dice papi a mi papá, y nadie me viene a ver aunque sea una vez a cada dos meses, no tengo nada mas que a mi hija.
—Chao hermosa.
—Aguios tia. —Arlo con Keziah se dan un abrazo y yo con Sofia.
—Avísame cuando decidas ir al pueblo.
—Seguro que voy a pedirte que me acompañes a ver casas, aunque quiero que también venga Sefo así me dan una mano.
—Mmmm.
—¿Qué pasa?. —alza a Arlo en brazos que parece tener sueño.
—Es que las demás se van a enojar.
—Tienes razón, no puedo dejarlas de lado, bueno, déjamelo pensar. —voy a mi auto con mi hija en brazos ya que vio a Arlo en brazos y también quiso brazos.
—Bueno amor, llegamos al auto. —me subo poniendo la traba de inmediato, mi papá nos trauma con eso de poner siempre la traba—. Vamos Kezi, a tu asiento hija.
—Si, —mientras se sienta solita en su silla me saco el bolso sonándome el cuello viendo como Sofi se va tocando bocina—. Isto mami.
—Si. —tiene un botón que lo aprieto y se asegura sola la silla, pero de igual manera compruebo que este correcto.
—Meme mami, a queo echita.
—Ya te hago. —atiendo el teléfono en el auto así puedo ir manejando sin tener un teléfono en la mano—. Hola mami.
—¿Dónde andan? Las estábamos esperando.
—Vine a almorzar con Sofi.
—Mami, a inimos a Alo.
—¿De verdad amor?.
—Si, a fubamos y a comiita lica. —sonrío mientras bato la mamadera mezclando la leche.
—Que rico amor, tenemos que salir con el papi a comer los tres solitos.
—Si, a soito a ti y a papi.
—No se vale, a mi no me invitan nunca, AAAAGGGG.
—¿Jemi qué pasa?. —miro a mi costado viendo como un hombre esta con un fierro intentando romper el vidrio de mi lado.
—MAMIIIII.
—AAAAGGGGGG.
—¿JEMIMA QUÉ PASA?. —del otro lado hay otro hombre intentando romper el vidrio de la misma forma, desesperada miro hacia todos lados buscando donde escapar y arranco saliendo hacia atrás chocando a alguien.
—¿JEMIMA QUÉ PASA?. —Keziah llora a los gritos, aun mas cuando nos disparan—. ¿DÓNDE ESTÁS?.
—Estoy saliendo del restorán. —acelero saliendo a la calle, mi papá siempre nos entrenó para esto porque sabemos todos en la familia que los secuestros pueden pasar—. Vienen detrás mío.
—Activa el GPS del auto, te dije que no lo saques carajo. —lo prendo en seguida sin disminuir la velocidad—. Sube a la ruta ahora mismo, no te quedes en la ciudad donde puedes chocar.
—AAAAGGGGG. —me chocan de atrás sacudiéndome con fuerza hacia adelante.
—MAMAAAAAAA.
—Calma Keziah. —doblo en una calle tocando bocina así la gente sabe que voy rápido—. Por Dios muevanseeeeee.
—SUBE A LA PUTA RUTA JEMIMA.
—¿QUÉ ESTOY HACIENDO?. —miro por el espejo como vienen dos camionetas detrás mío sin matrícula, subo a la ruta y ahí ya puedo acelerar a fondo cosa que no me gusta—. Voy muy rápido papá.
—Calma, no te alteres tu sabes que hacer, te hice practicar. —esquivo los autos casi temblando, estoy a nada de mi casa, tengo que llegar y poner a salvo a mi hija—. Bien, Anahi ya esta cerca, no pierdas la calma ya vamos a llegar. —acelero mas cuando se me viene encima la camioneta como si fuera un monstruo que nos va a comer, veo como un flash desde la camioneta del frente y es el disparo que hace Luciano hacia atrás mío.
—AAaaaggg.
—MAMAAAAA NO QUEOOOO. —paso la camioneta y detrás de la de Anahi viene la de Marcelo que se pone detrás mio como haciendo un freno a los otros, sigo sin parar, debo llegar a mi casa—. AAAAAAAGHGGGGG.
—Ya llegamos, calma Kezi. —cuando llego a los portones lo veo a mi papá con los de seguridad de la casa esperando en la entrada, como el portón esta abierto entro frenando a un costado, me giro de inmediato sacando a Keziah del asiento que me envuelve por el cuello desesperada—. Ya llegamos, calma amor no pasa nada.
—Teno meio.
—Sshhhh no pasa nada amor, yo te cuido. —miro al frente como mi mamá viene corriendo con Adi y Bena—. AAAGGGGG. —me giro viendo a mi papá que golpea el vidrio que gracias a Dios es reforzado, bajo temblando, siento que me caigo pero mi papá me sostiene envolviéndome y suelto el miedo en llanto, uno incontrolable.
—No pasa nada amor. —siento que me abrazan de atrás con fuerza—. Ya están bien, lo hiciste de maravilla Jemi no temas.
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