Jemima. No puedo dejar la cabeza quieta mientras con mis brazos aprieto mi cuerpo intentando aplacar lo que Matías hace en mi intimidad, mis piernas sobre sus hombros tiemblan sin parar porque es algo que no tiene nombre, que me electrifica, que me hace querer reír, llorar, gritar, golpear la cama, tirar su pelo, quiero hacer de todo y a la vez nada para que no se termine el espiral de sensaciones que tengo; me llego a alzar cuando sus dedos se mueven en mi interior y su boca succiona mi punto máximo de placer, por Dios santo, me mira a los ojos sin parar de hacer lo que hace, me agarro de su cabeza abriendo la boca queriendo gritar pero no sale nada, mis lágrimas comienzan a salir y caigo a la cama con fuerza, cierro los ojos sacudiéndome, mi cuerpo lacio, ni siquiera puedo llevar mis ma