Jemima. —Hola. —saludo a la mujer que vi hace unos días con su bebé—. Hola hermoso. —Hola vecina. —Pero si eres una preciosidad. —se rie llevando las manitos a la boca, me recuerda a mi hija cuando hacia eso—. ¿Cómo se llama?. —Mateo, tiene siete meses. —¿Siete? Al lado de lo que fue mi hija a los siete meses es re pequeño. —¿Si? ¿Cuánto tiene tu hija ahora?. —Acaba de cumplir los tres, y su nombre es Keziah. —Que hermoso nombre. —me tiende la mano con una sonrisa—. Soy Karen. —Jemima. —Un gusto, creo que debemos conocernos un poco mas, somos vecinas. —Si, él es Matías. —¡Mi esposo se llama igual! Que loco. —se baja primera despidiéndose con la mano. —Así que ahora vivo acá y eres mi esposo. —¿A ti te molesta?. —No. —A mi menos. —en su departamento me abre la puerta así ent