- Señora Smith, el señor Cesar Mars insiste en verla. – dijo Emily a través del teléfono. La sangre de Sara se congeló al escuchar tal nombre. Era hora de decirles sus verdades y enfrentarse al viejo como las peores de las escorias porque se lo merecía era el reconocimiento que se había ganado frente a sus ojos. Ese hombre tenía que ver que ella era más fuerte de lo que podía imaginar, tenía que verla a los ojos y sentir temor de quien lo hará arrepentirse de todas sus atrocidades. - Déjalo pasar. – respondió Sara y se preparó para su visita. Las puertas se abrieron dejando ver a Cesar Mars caminar muy feliz con la ayuda de su bastón y con todo el descaro del mundo tomó asiento frente a Sara para decirle. - No tuve tiempo de decirte en el velorio lo hermosa que te has puesto, Sara.