- Son unos imbéciles. – gritó Teresa totalmente enojada. - ¿Cómo es posible que se les hayan adelantado, teniendo a Sara en sus narices? Los hombres a quien habían contratado para secuestrar a Sara comentaron que alguien más se la llevó en una camioneta negra. Quisieron seguirles el paso, pero desaparecieron en medio de la oscuridad. - Señora García. – dijo David, quien era chofer de Sara y uno de los secuestradores. – el objetivo era secuestrarla, y no importa quien lo hizo, siempre y cuando la desaparezcan. - Tiene razón mamá. – Julia caminó hasta donde ella. – no importa quién se la llevó, mientras la maten por nosotros. Estaremos encantados y agradecidos con ellos por tan grande favor. Teresa lo pensó muy bien, había cierta sabiduría en las palabras de su hija. No importaba quié