20. Rendirse no es una opción
Lily
Cuando me doy la vuelta, veo en la mirada de Diana, un gran pesar y duda.
—Por favor, dime que no estás enamorada de mi hijo. –sus palabras salen de su boca como una súplica. ¿Qué hago? ¿Qué le digo? ¿Le miento?
—Diana…yo…–comienzo a decirle, pero ella se adelanta y me toma del brazo.
—Ven pequeña, vamos a caminar por el jardín. –la dejo que me guíe. Luce seria, pero no enojada. —Soy una mujer mayor y reconozco esa mirada. La he visto antes. La tenía Annette y la tenía Regina. Ellas son quienes han amado a mi hijo antes de ti. Y en verdad no pensé ver esa mirada en tí. Lo llegué a pensar de Amelia, pero nunca pasó. Ella siempre fue su amiga, aunque al principio hubo algo de tensión entre ellos, con el tiempo se difuminó de tal manera que d
