62. ¡Repítelo!
Franco
Al fin estoy afuera de mi edificio. Me siento nervioso. Hago unas respiraciones. Espero un momento y salgo del auto. El coche de mi esposa está en su lugar y eso me provoca una sonrisa. ¡Qué bien se siente saber que ella está en casa! No me espera, así que será una buena sorpresa.
Subo el elevador y llego a nuestro departamento. Cuando abro la puerta, la veo acostada en el sofá. Al escucharme, abre los ojos y se sienta de golpe.
Suelto la maleta porque ya sé lo que va a pasar a continuación. Y justo como lo imagino, ella corre y se arroja a mis brazos, donde la recibo con todo mi amor.
—Te extrañé preciosa. No sabes cuanto. –le digo al oído y siento como se estremece. Llena de besos mi rostro y eso me hace reír.
—Yo te extrañé con desespera
