Dolor

781 Words
La alarma empezó a sonar. Ashley despertó enseguida, no pudo dormir bien, el dolor en su costilla la estaba matando, definitivamente necesitaba ir al hospital. Salió de su cama y fue hasta el espejo de su cuarto, levantó su blusa y vio lo que antes era una marca roja, ahora se había transformado en un gran moretón con algo de verde en su costilla. Nuevamente sacó las pastillas y tragó una, tenía que ir a trabajar, era su primer día y no iba a faltar por unas costillas rotas. Se cambió con mucho cuidado, sin lastimarse y salió hasta a la sala, donde Sam la esperaba. -Buenos días ¿lista para tu primer día de trabajo? – dijo Sam sonriendo de oreja a oreja. -Supongo que si – respondió Ashley sin ninguna emoción. -Ya quita esa cara y siéntate a comer, he preparado el desayuno tal y como te gusta. -Gracias Sam – dijo tomando asiento. Había preparado huevos con tocinos y jugo de naranja. Sam siempre hacia el desayuno, el almuerzo lo comía a fuera y Ashley la esperaba con la merienda. Era así como se turnaban Terminaron de desayunar y fueron hasta el estacionamiento. Sam le había dicho a Ashley que ella se encargaría de dejarla en el trabajo y también traerla. Tenían casi el mismo horario y ella no le molestaba llevar a su amiga y mientras no manejará esa moto, lo haría las veces que fuera necesario, no eta la imagen de una señorita después de todo. Llegaron hasta el edificio donde iba a trabajar Ashley. -Te veo a la salida – dijo Sam despidiéndose de su amiga. -De acuerdo, te enviare un texto en cuanto salga – habló Ashley bajando del carro. Ella vio a su amiga marcharse, volteó a ver el gran edificio, no era un lugar de trabajo, para ella era una prisión, respiró profundo pensado en que pronto sería su hora de salida y entró. El elevador estaba por cerrarse, caminó de prisa y antes que las puertas se cerraran, una pierna salió y evitó que el elevador se cerrara. Ashley logró entrar, quien le ayudó era el mismo tipo del día anterior. -Hola, veo que conseguiste el trabajo – dijo él muy sonriente por verla de nuevo. -Así es, desde hoy me verás todos los días muy seguido. Tal vez sea una mala suerte para ti o para mi, da igual. Él sonrío ante el comentario de Ashley, le parecía una mujer muy directa en decir que que piensa - Sera todo un honor. Apropósito soy Cristian Johnson, vicepresidente de esta empresa – tendiendo su mano para saludarla. Ashley se dio cuenta que había tuteado al vicepresidente, pero aún así no hizo nada para disculparse, en lugar de eso le dijo. -Soy Ashley Vega, asistente del CEO – dijo ella tomando la mano de Cristian. -Un placer Ashley, si Alexis no te necesita puedes ir donde mí, siempre es bueno tener una asistente de reemplazo. -Lo pensaré – dijo ella muy seria. No le gustaba el coqueteo y quien lo hacía en estos momentos tenía su puño en la cara, pero tenía que tener calma, él era el vicepresidente y por ende la segunda autoridad en la empresa. Las puertas se abrieron y ambos salieron. Cuando Ashley estaba por dirigirse a su escritorio un dolor espantoso volvió con fuerza en su costilla, haciendo que su cuerpo tambaleara y por poco cayera al suelo. Cristian avanzó a sostenerla de la cintura, pero esto sólo hizo que el dolor se profundicé aún más y que ella se quejara. Con un poco de fuerza logró zafarse de los brazos de él. -¿Te encuentras bien? - preguntó Cristian preocupado al vero pálida que se había puesto. -Sí, si estoy bien – dijo ella mientras buscaba en su bolso las pastillas para calmar el dolor. -Estas muy pálida, no deberías tomar eso – comentó Cristian y arrebató las pastillas de inmediato. -¡Hey! las necesito. -Te llevaré al hospital. -No puedo, no tengo dinero y es mi primer día de trabajo. -Alexis entenderá ¿Eres su asistente no? – Ashley movió su cabeza aceptando con la mirada – muy bien, entonces te llevaré, yo pagaré los gastos, para nosotros la salud de nuestro personal es lo primero. Caminó hasta donde estaba la secretaria y le dejó un recado para su amigo, después fue por Ashley. Ashley ya no podía negarse, aceptó su ayuda y volvieron a subir al elevador. Cristian marcó el último piso. Con su ayuda la llevó hasta el coche y con mucho cuidado la sentó en el asiento del copiloto, después subió tomando el volante y condujo con destino al hospital.
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