Ashley llegó al lugar, estacionó su moto y entró. Al entrar pudo apreciar los gritos de los fanáticos desesperados por ver la pelea. Entró en su camerino, ahí le esperaba Camilo, su amigo y representante.
- Llegas a tiempo – dijo Camilo acercándose a ella y ayudándole a quitarse la chaqueta.
- ¿Ella está aquí? – preguntó preguntó mientras vendaba sus manos con un trozo de tela.
- Sí, ahora mismo se está cambiando. Recuerda ser directa y rápida mientras te proteges.
- lo haré.
Minutos después entró Helen, novia de Camilo, quien al verla fue a abrazarla.
- ¿Lista para ganar? - dijo mientras se separaba de Ashley.
- Por supuesto, Helen, siempre estoy lista. - respondió Ashley con una encantadora sonrisa.
- Es una gran oponente, ten mucho cuidado. - dijo Helen viendo la hoja de vida de la rival de Ashley.
- Es torpe con los puños, no creo que logre hacerme cosquillas.
Helen y Camilo sonrieron por el comentario de Ashley, era orgullosa y segura, pero sabían que iba a ganar. La dejaron para que se cambiaran y fueron hasta el ring.
Ashley en el camerino terminó por vestirse, una licra de color negra con randas transparentes a los lados de su pierna y una blusa pequeña de color ploma con randas al final y se hizo una cola alta en los cabellos. Estaba lista para derrotar a su contrincante.
El grito de los espectadores se escuchó con más fuerza cuando Ashley entró en el ring elevando sus brazos en el aire.
Su contrincante, Martina Sanders, una mujer de su edad, 25 años, estaba parada en una esquina, recibiendo las instrucciones de su entrenador. La campanilla sonó y el combate dio inicio.
Ashley se preparó para su ataque, de forma rápida logró esquivarlo. Martina trató de nuevo y le dio en la cara, esto hizo que Ashley sangrara, la vio con odio y escupió en el suelo la sangre. Tomó fuerza y empezó a defenderse, dándole varios golpes en la cara a Martina. La campana volvió a sonar y ambas mujeres se detuvieron para el descanso.
- Concéntrate Ashley, la tienes – le dijo Camilo masajeando sus hombros.
- No dejes que te intimide, recuerda que ella es torpe. - dijo Helen aun lado de ella.
Ashley a igual que Martina, mantenían sus miradas fijas, no dejaban de verse.
Nuevamente la campana sonó indicando el segundo raund. Las mujeres tomaron sus posiciones en el ring y volvieron a luchar. Martina vio que Ashley se desconcentró por unos segundos, aprovechó su descuido y de una sola patada la empujó hasta las cuerdas.
Ashley sintió como sus huesos se rompieron por el impacto que recibió. Volvió a concentrarse, la miró con mucha rabia y la atacó, haciendo que, de una patada doble, Martina cayera al suelo noqueada. La campana sonó indicando que Ashley había ganado. El grito de los espectadores se hizo presente ante su victoria, elevó sus manos en el aire y gritó con ellos, celebrando juntos su victoria.
Una vez en su camerino, se vistió muy rápido. Se dio cuenta de la gran marca que tenía en su costilla derecha e intento tocarse, al hacerlo un dolor espantoso la invadió por completo.
- Deberías ir al hospital mañana, parece que tienes rota una costilla – dijo Camilo observando el moretón.
- Camilo tiene razón, esto es una herida interna, el alcohol y las vendas no ayudarán en nada. - insistió Helen.
- No es nada importante, decuide. Si me sigue doliendo iré al hospital después del trabajo.
- ¡¿Estás trabajando?! – preguntaron ambos sorprendidos
- Sí, Sam me consiguió uno, lo hice por complacerla.
- ¿Cuánto tiempo piensas trabajar? - preguntó Camilo.
- No mucho, asistiré hasta que me aburra.
- Entonces ¿No será algo temporal? - preguntó Helen.
- Por supuesto que no – Ashley notó la cara de preocupación de sus amigos – tranquilos, mi trabajo no afectará en nada en las peleas, seguiré viniendo.
- De acuerdo, pero no estabamls preocupados por eso, sino tu costilla – dijo Camilo y fue por su bolso, de ahí sacó una tableta de analgésicos – toma, te ayudara a aliviar el dolor hasta que vayas a ver a un médico.
- Te lo agradezco.
- Sólo no abuses de las pastillas, tienes que ir mañana quieras o no al hospital, hasta entonces nada de peleas para ti. - dijo Helen topando el hombro de Ashley.
- De acuerdo iré al hospital, lo prometo. - Ashley levantó su mano derecha para hacer esa promesa.
Ambos sonrieron, sabían que lo iba a cumplir, ella era una mujer de palabra.
- Mañana depositaré tus ganancias, ve tranquila Ashley y pórtate bien en tu trabajo. - dijo Camilo despidiéndose.
- No te puedo prometer eso.
Los tres amigos se despidieron con un abrazo. Ashley fue hasta su moto y se marchó del lugar.
....
Subió las escaleras del departamento con dolores, su costilla empezaba hacer una molestia. Abrió la puerta y encontró a Sam durmiendo en uno de los muebles, la había esperado. Vio la hora y eran cerca de las 3 a.m.
- Sam, despierta – dijo Ashley moviéndola con brusquedad.
Sam empezó abrir los ojos, se alegró de ver a su amiga, algo soñolienta le dijo.
- Regrésaste.
- Sí, ahora vete a dormir. - ordenó.
- De acuerdo – bostezó y estiró sus manos en el aire mientras iba a su habitación.
Ashley la vio irse, fue hasta su habitación, se sacó la ropa y entró a la ducha, al menos el agua le ayudó a relajar su cuerpo. Salió y observó su cuerpo en el nuevo espejo. Su costilla estaba algo inflamada y empezaba a doler mucho más. Sacó una pastilla que le había dado Camilo y se la tragó con algo de agua. El dolor desapareció casi al instante, se puso su pijama, puso la alarma para las 8 a.m. y se echó a dormir. Sólo tenía 4 horas para hacerlo.