La alarma suena sin cesar, indicando que son las 7 a.m.
Ashley levantó su mano para apagarla. Estira su cuerpo y se da cuenta que se habían quedado dormidas en la sala. Ayer se habían mudado y al terminar de arreglar las cosas, decidieron ver algo de películas, aturdidas por el cansancio y el sueño, se quedaron a dormir ahí.
Toma una almohada y la avienta a Sam, haciendo que esta despierte de forma inmediata.
-Estoy despierta – dice ella de forma rápida – Oh, por Dios mira la hora, tenemos que vestirnos y más tú para la entrevista de trabajo.
Sam, trabajaba en una agencia de modelo y por medio de sus amistades le había conseguido una entrevista a Ashley. Empezaría como asistente del CEO y con algo de suerte, lograría ejercer su profesión.
-Iré a darme un baño – respondió Ashley restregándose las vistas.
-De acuerdo, yo también me daré un baño.
Ashley odiaba la idea de ir a trabajar, pero su amiga la había ayudado y no pensaba hacerle quedar mal. Salió de la ducha y observó su cuerpo desnudo en el espejo, miró su tatuaje, dos años desde aquel día, se dijo. Se enorgullecía de haberse tatuado, ahora era fuerte, era otra persona sin dudarlo.
Salió del baño y se puso la ropa que Sam había elegido y comprado para esta ocasión. Tenía mucho tiempo sin usar falda, tendría que hacerlo y acostumbrarse. Tomó la falda de color gris y se la puso, le quedaba al cuerpo, por debajo de sus rodillas, luego tomó la blusa negra y se la coloco, y por encima se puso un chaleco blanco. El chaleco y la camisa cubría todo su tatuaje, algo que le disgustaba y molestaba a la vez. Se lo había hecho para que todos lo vieran, pero su amiga la convenció de que la primera imagen es importante. Se puso unos tacones bajos color n***o para hacer juego con el traje y volvió a verse en el espejo. Desconocía aquella mujer que se reflejaba, definitivamente esa no era ella, dio un gran respiro, cerró sus ojos y se dijo así misma que será por un corto tiempo, después salió de la habitación.
-Has quedado hermosa – dijo Sam al verla – Pero te falta algo de maquillaje, no te muevas – volvió a decir sacando de su bolso sus cosméticos de belleza.
Puso un labial de color coral bajo sobre los labios de Ashley, algo de mascarilla en las pestañas y un poquito de rubor sobre sus pómulos.
-Listo, ahora eres perfecta – le pasó un espejo para que viera el resultado.
-Esto es incómodo, mírame, esta no soy yo – habló Ashley un poco moleta.
-Ánimo, recuerda que la imagen es importante y más para esa empresa. Es una de las más prestigiosas y tu puesto es importante, serás la asistente del CEO.
-Vamos, no quiero llegar tarde a mi entrevista – respondió Ashley caminando hacia la puerta.
Sam fue tras ella entre risitas, además, llevaría a Ashley para su entrevista. Su trabajo le quedaba de camino y no iba a permitir que su amiga vaya en moto. “Esa no era la imagen de una señorita” pensó.
Llegaron hasta la empresa, dicha empresa se dedicaba a la exportación e innovación en tecnología y dispositivos electrónicos “Empresas de Exportación e Innovación Smith” (EEIM).
-¡Suerte! estoy segura de que lo lograrás – dijo Sam muy feliz antes que Ashley bajara del carro por completo.
-Prometo avisarte cuando este de regreso - dijo abriendo la puerta.
-Al menos un abrazo o gracias Sam por conseguirme trabajo.
Ashley sonrió ante el comentario de su amiga, la abrazó y le dijo.
-Gracias Sam por conseguirme este trabajo, te quiero.
-Yo también, no olvides ir al departamento, te conozco – le dijo señalándola con los dedos.
-Prometo ir al departamento a penas termine la entrevista ¿contenta?
-Es una promesa, no la vayas a romper.
Sam arrancó el coche y se marchó.
Ashley observó la gran empresa, la miró por unos segundos, respiró profundo y entró. Llegó a recepción y le habló a una mujer joven que se encontraba ahí. Era esbelta y usaba mucho maquillaje.
-Buenos días, vengo por la entrevista de trabajo para asistente del CEO.
La mujer la miró de pies a cabeza, analizándola por completo, con algo de desprecio le dijo.
-Doceavo piso.
-Gracias – respondió, ella había notado ese desprecio por parte de la mujer, miró su perfecto maquillaje y sin dudarlo le dijo – tu labial se ha regado.
La mujer tomó una servilleta e intentó limpiarse a lo ciego he hizo que su labial enserio se regara.
-¿Ahora está bien? – preguntó la mujer, buscando una respuesta que no dañara su perfecta imagen.
-Perfecto – Respondió observando lo que había provocado. “Enserio la imagen era importante en ese lugar” pensó Ashley.
Fue hasta el elevador y marcó el número 12. Antes de que las puertas se cierren por completo, un hombres gritó de lejos.
-Detén ese elevador, por favor.
Ashley no le gustaba hacer favores, recordó las palabras de su amiga sobre la imagen y lo detuvo alzando su pie para que las puertas no se cerraran.
Un joven muy apuesto entró de forma rápida.
-Gracias por detenerlo – dijo tomando aire.
-No fue nada.
Él hombre observó a Ashley, ella tenía su mirada fija en la puerta. Notó el poco maquillaje que llevaba, algo que le sorprendió. La observó muy bien y se dio cuenta de su belleza.
-¿Eres nueva aquí? – preguntó buscando sus ojos.
-En realidad, vengo por el trabajo de asistente, todavía no trabajo aquí – Respondió Ashley con su mirada fija en la puerta.
-¿Asistente? – preguntó el hombre levantando sus cejas y sonriendo – Te deseo suerte, Alexis es algo exigente con el puesto, sus asistentes sólo duran 6 meses a la mucho, siempre salen corriendo por la gran carga que él les pone.
Ashley decidió verlo y le preguntó.
-¿Lo conoces?
-Es mi mejor amigo, lo conozco desde niño.
-Si la carga me resulta fácil seguiré en el trabajo, pero si se vuelve estresante sabre darme por vencida – dijo segura de sí misma.
Llegaron al doceavo piso y las puertas se abrieron.
-La oficina de Alexis se encuentra por allá – dijo señalando a su derecha.
-Gracias.
-Mucha suerte.
Ashley se acercó hasta el escritorio de la secretaria. Una muchacha muy joven, de piel blanca, cabello claro de color amarillo, de mediana estatura, sus enormes ojos se escondían tras unos lentes cafés, ocupaba el puesto.
-He venido a mi entrevista.
-Claro ¿tú eres? – dijo la joven de una forma dulce, dejando enseñar su perfecta sonrisa.
-Ashley Vera.
-Toma asiento, el señor Smith te atenderá en dos minutos.
-Gracias – respondió y fue a sentar.
En menos de dos minutos la secretaria le informó que pasara, pues el señor la esperaba. Ashley volvió a agradecer y fue hasta la oficina.
Dio pequeños golpes con sus nudillos, una voz profunda se escuchó del otro extremo.
-Adelante.
Ashley pasó de forma lenta. Un hombre con un traje muy elegante, estaba parado observando por la ventana. Lo único que podía ver era su espalda.
-Buenos días, vengo por la oferta de trabajo – dijo ella quedándose frente al escritorio.
El hombre se dio la vuelta al escuchar su voz, pareció reconocerla. Al verla la reconoció por completo, era la chica con la que se había acostado hace dos años atrás. Ashley también lo reconoció de inmediato. Era el mismo hombre al que ella se había entregado y ahora sería su jefe, pensó en mil formas de salir de ese lugar.