Capítulo 18: Algo no esta bien
∗ ⋅ Alexander ⋅ ∗
—¡Quiero ir! ¡Quiero ir! ¡Quiero ir!— su voz resuena en el pasillo hasta su cuarto tan fuerte que parece como si estuviera a mi lado.
Las niñas pequeñas pueden ser realmente ruidosas.
—Iras la próxima vez, pero este paseo será especialmente para tus nuevos hermanitos.
—¡Pero yo quiero ir!
Miro a Luis a mi lado quien de nuevo parecía estar en cualquier otro lugar menos ahí. Al final del pasillo la pelea de los adultos continua con Nina.
—Es una niña muy malcriada.— son las palabras simples y secas de Luis.
Desde la última noche que prácticamente lo obligue a hablar ha intercambiado una o dos palabras conmigo al día.
Esta a sido una oración bastante larga para él.
—Es una niña— intento defenderla.
Ignorándome se da la vuelta y supongo que va a esperarnos en el auto. Después de estar parado diez minutos esperando a que Nina se calme y con mi oídos palpitando termino siguiéndolo.
Luis esta mirando por la ventana cuando entro al mamámovil y no hace ningún gesto de reconocer mi presencia.
Nuestros… padres, aún es un termino al que no me acostumbro, los señores Ortega han estado hablando de este campamento por semanas, parecían realmente emocionados por llevarnos, parece que los niños de padres con dinero acostumbran desperdiciar su dinero en campamentos de verano que te enseñan a hacen nudos complicados y a hacer una fogata. A menos que termine varado en una isla desierta no se porque es necesario que aprendamos algo así.
Como sea, no es como si alguno tuviera la opción de poner alguna objeción.
Pasa casi media hora cuando ellos salen de la casa, los gritos de niña ya no se escuchan y ellos parecen agotados pero con esas ridículas sonrisas en sus rostros aún presentes.
—¡¿Están listos?!— pregunta mi… padre al subir al auto.
Su entusiasmo es agotador.
—Listos— digo forzando una sonrisa. Luis no responde ni los mira.
El camino en carretera es tranquilo al principio y no presto atención al entorno, pero entonces el camino comienza a hacerse realmente largo y me hace desear haber ido al baño antes de salir. No se en que punto dejamos los edificios y el bullicio de la ciudad atrás para entrar en carretera.
¿Cuánto tiempo llevamos en el camino? ¿Tres horas?
He perdido la noción del tiempo.
Miro hacía Luis y por primera vez lo veo alerta en lugar de aburrido, como si de pronto se hiciera consciente de su alrededor.
Me sorprende cuando intercambia una mirada conmigo llena de algo que no logro descifrar. De pronto las palabras que me dijo esa noche vuelven a mi:
“Algo no esta bien”
Miro hacía los adultos en el auto y siento como si una piedra cayera directo en mi estómago vacío al ver que sus felices y extrañas expresiones se han ido, en cambio un rostro serio y concentrado los oscurece. Cuando la mujer nota mi atención parece recomponerse y sonreírme de vuelta.
—¿Tienes hambre? Ya casi llegamos.— me dice recuperando ese entusiasmo con tanta facilidad que es escalofriante.
—Estoy bien— digo tropezando con mis propias palabras.
Pasa casi otra hora cuando el auto al fin se detiene. No se como sea un campamento de verano pero dudo que sea a la mitad de la nada en medio de un bosque realmente espeso.
Ello se bajan del auto y abren nuestras puertas, ella de mi lado y él del lado de Luis.
—Estamos aquí— me dice la mujer ofreciéndome mi mochila de la cajuela. Me la cuelgo sobre el hombro. Ellos comienzan a caminar y nosotros nos limitamos a seguirlos.
“Algo no esta bien”
El bosque no se hace menos intimidante, el espacio no se hace menos espeso, por el contrario, entre más nos adentramos más quiero volver corriendo al auto.
“Algo no esta bien”
Entre los arboles empiezo a visibilizar a más personas y una camioneta negra blindada.
Me detengo cuando siento una mano agarrar mi brazo y detenerme.
Me sorprende que sea Luis que apenas y tolera el contacto físico.
—Algo no esta bien— él lo repite en voz alta y se vuelve mucho más real para mi.
Los adultos se detienen al ver que nos hemos detenido.
—¿Ocurre algo malo?— pregunta la mujer y en medio de esta oscuridad su alegre expresión es como la de un asesino en serie antes de sacar el arma.
No debí ver esa película anoche.
Abro la boca para hablar pero es Luis quien se me adelanta.
—Si, parece que si.—da un paso adelante y aun que parece seguro y desinteresado puedo ver que esta tan asustado como yo— ¿Qué estamos haciendo aquí realmente?
La sonrisa se va del rostro de la mujer.
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∗ ⋅ Jessica ⋅ ∗
Me volteo y me hago la desentendida cuando mi carcelero me mira furioso.
El parece volver a su concentrada concentración y yo aprovecho para agarrar otra de las piñas que aparté de mi pizza y lanzársela.
—¡Muy bien es suficiente!
—¿Qué pasa?— finjo demencia.
—¡Deja de lanzarme comida!
—¡Yo no te estoy lanzando nada!— respondo ofendida.
—¿Quieres que te vuelva a atar las manos?
—“¿Quieres que te vuelva a atar las manos?”— lo arremedo y él se levanta derribando la silla tratando de parecer intimidante.
Novato.
No es mi culpa si el hombre que Arón dejó a cargo no tiene sentido del humor
Gritó cuando el hombre pone su enorme bota sobre la herida de mi pierna.
—¿Qué? ¿Ya no te ríes zorra?
—¡Zorra la mas vieja de tu cas…
—Déjala.
La orden simple viene de Arón.
—Pero ella…
Me quedo atónita cuando veo al hombre derrumbarse junto a mi después de que un disparo resonara en la habitación.
—No me gusta repetir las cosas.— dice guardando su arma.
Carajo.
¿Mató a un hombre solo por eso?
Debí comerme la piña.
—¿Estas bien?— me pregunta él levantando la silla que el ahora muerto derribó y sentándose en su lugar.
—Bueno estoy siendo retenida contra mi voluntad, me obligaron a comer pizza con piña y no he podido ir al baño en más de medio día así que no, no estoy bien.
—Te dejé dónde orinar— me dice él como si fuera obvio.
—¡No voy a hacer pipí ahí! ¡Menos enfrente de alguien!
Arón le hace un gesto a alguien en la puerta y entonces una mujer enorme entra. Se me hace vagamente familiar.
—Luisa, llévala al baño.
Ella hace una expresión de molestia y casi la escucho gruñir. Parece ofendida.
Ella hace un gesto de ir hacía mi pero la voz de Arón la detiene.
—¡Espera!
Ella se detiene como si de un robot se tratara. Arón se arrodilla frente a mi, trago saliva cuando lo veo sacar la misma navaja que me enterró en la pierna.
—No se te ocurra hacer algo estúpido o te cortaré en pedazos y te enviaré por paquetería a Franco.
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∗ ⋅ Franco ⋅ ∗
Ella no esta.
El cachorro me lame la mano rogando mi atención pero mis piernas se durmieron y apenas soy capaz de moverme.
Cuando ella dijo que estaba involucrada con Arón realmente no lo creí por completo. Sabía que estaba involucrada con la madre de él, pero aun que parezca increíble, realmente madre e hijo no están en el mismo barco, lo investigué bien. Ada Walk esta alejada completamente del bajo mundo mientras Arón Walk es un trabajador frecuente y no hace más que escalar cada día.
Realmente no me molesté en investigar a Jessica hasta que me di cuenta que él día que la salvé y la traje a mi departamento por primera vez se robó los papeles que contenían la información sobre la localización de Arón.
Supe entonces que nuestro encuentro no había sido tan accidental. Ella estaba tras Arón Walk y yo también pero por razones diferentes. Si ella trabajaba para su madre su propósito era rescatarlo y el mio eliminarlo.
En el proceso Aron debió amenazarla para utilizar sus habilidades contra mi. Encontrar algo con lo que hacerme daño.
Y lo encontró.
Nunca pensé involucrarme realmente con ella. Al principio fue realmente conveniente, estaba dándome más información sobre Aron de lo que esperaba, su lugar de nacimiento, el lugar dónde fue abandonado y dado en adopción, su escuelas principales, todo con el propósito de que yo no sospechara de ella.
Fue realmente útil.
Entonces ella empezó a… involucrarse, a ocupar un lugar en mi vida, su presencia, su voz, su risa fácil, incluso su olor.
Necesitaba más.
Desde el principio fue así, simplemente no lo ví, me engañé a mi mismo.
No se como manejar esto, no estoy acostumbrado a sentir este nivel de afecto y deseos de posesión con alguien.
Es sofocante.
Aprieto la nota de Aron en mi mano hasta que los bordes se me entierran en la piel.
“Sabes quien soy, sabes que quiero”
Kanan corre a ocultarse bajo la encimera de la cocina cuando el tostador sale volando al otro lado del departamento y destroza la ventana.
No.
Jessica no puede irse de mi lado. Ni siquiera la muerte puede arrebatármela.
Menos Aron Walk.
Reviso su departamento entero para asegurarme de que no hay nada que pueda darme alguna información extra.
Cuando estoy por salir el fuerte ladrido de Kanan me detiene. Me giro hacía él y en un segundo esta en mi pies saltando y exigiendo que lo lleve conmigo.
Supongo que es tan terco como ella.
Lo tomo en mis brazos para ir al auto.
“Sabes quien soy, sabes que quiero”
Después de que Tristán Thorsen, el líder de la mafia quedará en coma a manos de Aron el poder pasó a mis manos. Los hijos de Thorsen son pequeños y su esposa inexperta, si se deshace de mi no hay nada que pueda detenerlo.
He visto demasiadas cosas a lo largo de mi vida, pero que un chico tan joven sea capaz de cosas tan horribles sigue sorprendiéndome.
Vuelvo a mi departamento y comienzo a localizar el chip de rastreo que puse en el teléfono de Jessica sin su consentimiento cuando la puerta suena.
O casi es derribada.
Me sorprende ver una mujer muy embarazada al otro lado realmente furiosa.
Ada Walk.
—¿Dónde esta?
Se de quien habla sin que ella lo digo. He escuchado mucho sobre ella, se que es una mujer tenaz y de cuidado, ademas de ser el rostro público del apellido Walk, una de las familias más poderosas del mundo.
—No esta aquí.
Puedo ver en su fría expresión que no me cree.
Cuando ve al cachorro esa parece ser una confirmación para ella de que miento.
—Si quieres saber dónde esta porque no le preguntas a tu hijo psicópata, estoy seguro de que él lo sabrá.— añado.
—¿Qué dices…
Le muestro la nota. Al menos reconocerá su letra.
“Sabes quien soy, sabes que quiero.
—Lo encontré en su departamento con la perilla forzada.
Ella se pone pálida de pronto.
—Podría ser de cualquiera— responde.
Supongo que los padres realmente son ciegos a sus hijos, incluso a hijos como Aron Walk.
—Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
La veo marearse. Solo espero que no este a punto de dar a luz en mi departamento. La ayudo a sentarse esperando que no se derrumbe. Alexander me cortará la garganta si dejo que algo le pase a su esposa embarazada.
No me sorprende cuando mi puerta vuelve a sonar y es la voz de él al otro lado de la puerta.
Es…
Es tan confuso verlo vivo cuando lo creí bastante muerto.
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∗ ⋅ Mason ⋅ ∗
—Su teléfono esta localizado a la mitad de la carretera principal, debieron quitárselo y lanzarlo en esa zona, esa carretera no tiene desvíos lo que significa que si seguimos el camino nos topamos con los almacenes de autos abandonados.
—Es un buen lugar para secuestrar a alguien.— añade mi esposa a la explicación de Franco.
—Lo es— esta de acuerdo.
Él nos muestra el mapa en su computador. Es tan fácil que casi parece…
—Él quiere que lo encuentre. Si Arón no quisiera que lo encontráramos no podríamos, pero él quiere que lo encuentre. Jessica solo es la carnada.— dice Franco.
—Es un suicidio si vas.— respondo y la falta de expresión de Franco responde que así es.
—Y será un homicidio si no voy por ella.— me responde.
Vuelvo mi atención de él a mi esposa cuando la escucho quejarse.
—Estoy bien— me dice sosteniendo su estomago.
—No es cierto— respondo llevándola de vuelta al sillón.— el doctor dijo reposo, tú nunca me escuchas.
—No te casaste conmigo por ser una esposa obediente— me reta ella burlándose y no puedo evitar sonreír. En realidad se la arrebaté a su anterior marido. Ese bastardo no la merecía y jamás lo hará. — no iré a ningún lado hasta que sepa que Jessica esta a salvo.
—Ada…
—Yo la metí en esto, yo la hice buscar a Aron, su vida ha estado en peligro miles de veces por mi culpa, no voy a descansar cuando ella podría estar sufriendo.
—Puedes llevarla a mi cuarto.— me dice Franco y el ofrecimiento me sorprende pero no lo rechazo.
La tomo en brazos y la llevo hasta el único otro cuarto en el departamento ademas de la cocina y la sala.
Para mi sorpresa y seguramente la de ella se queda dormida en poco tiempo. Esta mucho más cansada de lo que quiere fingir.
Cuando vuelvo a la sala Franco esta tomando su saco y las llaves del auto.
—¿Estas huyendo?
—No voy a esperar mucho más para buscarla, Aron me quiere y me tendrá. Tu esposa puede estar tranquila, me aseguraré de que Jessica vuelva a salvo.
—No has cambiado nada Luis, te encanta hacer las cosas solo.
Él se detiene a un paso de la puerta.
—No me llames así— su voz suena peligrosa pero no me engaña.
—Tú me llamaste Alex, es lo justo.
Él se gira hacía mi y deja el saco en la silla más cercana.
—Pensé que estabas muerto… igual que Nina.
No puedo evitarlo, una sola risa seca sale de mi boca.
—Pues no lo estoy… y ella tampoco.
Lo veo sostenerse de la silla cuando responde.
—¿Qué dices?
Sonrió por que es realmente extraño ver a un hombre como Franco tan fuera de su elemento.
—Bueno, me sorprende que no lo sepas considerando que hace tan poco te acostaste con ella.