Capítulo 2: Hola extraño

4413 Words
—“Ni siquiera se su nombre, ni se de donde viene, será el ángel de mis sueños, le daré toda mi vida, lo poco que yo tengo, será el ángel de mis sueños” —Jessica… —“Cómo la Luna sobre el maaaaarrr, una belleza que no se puede explicar, nunca me pude imaginaaAaaar que unos ojos me pudieran dOminAR”. —Jessica puedes dejar de cantar por un segundo y escucharme. Con lo horrible que cantas nos van a prohibir la entrada en este café para siempre. Me acomodo mejor en mi asiento mientras alguien en el café cambia la canción antes de que siquiera termine. ¿Realmente canto tan mal? Aburridos. —Es que debiste verlo, era tan guapo, tan silencioso, ¡me encantan los hombres que no hablan!, y que no sonríen ¡como si odiaran la vida! —¿Jessica puedes concentrarte por un segundo? Suspiro y me inclino sobre la mesa para volver mi atención sobre mi clienta-guión-mejor amiga. —Esta muerto, le rebanaron la garganta. Con toda la sangre que salió de su cuerpo podríamos haber pintado mi casa.—finalmente le explico. —¿Vas a pintar tu casa de sangre? —No, pero un cuarto rojo como el de Christian Gr… —Deja de hacerme desviar la conversación— me reta ella molesta. Es una chica tan seria pero tan dulce. Ha tenido una vida tan dura y parece que eso no va a terminar pronto. ¿Universo, no puedes dejar a la chica ser feliz? El universo y yo tendremos una seria conversación más tarde, tal vez haya algunas amenazas… y un pica hielo. —Cariño sabes que soy la mejor en esto, si me contrataste es porque lo sabes. Cumpliré mi tarea, si, el objetivo esta muerto pero tengo un pan b.—respondo. La veo taparse la cara con desesperación mientras su lindo cabello rubio de barbie cae sobre su rostro antes de volverse hacía mi. —Tengo miedo de preguntar pero dime ¿cuál es el plan b? Sonrío con astucia. —Infiltración. —No. Esa respuesta fue rápida. —¿Por qué? —Te conozco, no tienes filtro, irás de cabeza sobre eso y pondrás en riesgo tu vida si hace falta. —Por eso soy la mejor en lo que hago. Ella esta por protestarme de nuevo pero el lindo chico del café llega con nosotras y deja dos capuchinos calientes en la mesa. —Gracias Tony— le digo guiñándole un ojo. Él se sonroja tanto mientras mira entre mi amiga y yo que parece olvidar por un momento que lo llamé Tony cuando su gafete dice Gabriel. —Disfruten su comida.— dice torpemente antes de volver al mostrador. —Compórtate, no quiero ir a sacarte de la cárcel por acoso a menores… otra vez. Auch. —A ver ese chico me dijo que tenía diez ocho años y fue él quien me acosó a mi, ¿recuerdas? Ademas ya tengo mi atención en alguien más y te aseguro que no es menor que yo.— respondo. La veo suspirar con resignación antes de decirme: —Muy bien… cuéntame sobre él si con eso vas a concentrarte. Dios enserio la amo. —¡Era TAN sexy! ¡Debiste verlo! Tan callado, tan modesto. Tenía la mandíbula más marcada que he visto en mi vida, debe hacer tanto ejercicio. Sus músculos… ¡Dios sus músculos!. —Baja la voz— me suplica ella mirando hacía las otras mesas con incomodidad. Miró mal a la pareja que tiene su atención sobre nosotros quienes se voltean a sus propios asuntos con mi mirada mortal que implica fruncir el ceño y enseñar la lengua. Nunca falla. —Tenía esa voz oscura de: “soy un chico peligroso” y me dijo: “no quieres involucrarte conmigo”— hago mi mejor imitación de su voz oscura. Ada tiene esa expresión de pena ajena en su rostro pero yo sigo. —Y olía a café, a madera y a armas de fuego. ¡Ay ojalá se pudiera embotellar a una persona! —Ahora suenas como el psicópata de “El perfume”… espera ¿dijiste armas de fuego? —Mhm— asiento con la cabeza mientras me llevó mi capuchino a los labios. ¡Gloria! El café debería ser canonizado como santo. —¿Te refieres a que él portaba un arma?— me pregunta ella y yo sonrío con picardía.— no me refiero a ese tipo de arma Jessica concéntrate.— me dice molesta. —Es probable, pero de todas formas él tenia sus propios asuntos y yo los míos, nos separamos en cuanto entramos al club. —Jessica no deberías involucrarte tan fácilmente con extraños, ademas ¿cómo puedes enamorarte tan fácilmente de un hombre que no conoces?— vuelve a regañarme. Me doy cuenta que Ada a activado su modo mamá. —No estoy enamorada cariño, solo estoy ovulando— replico recargándome en el respaldo. La parejita me mira mal antes de finalmente pararse e irse como si estuvieran huyendo. Dios que sensibles son aquí. —Jessica tienes que tener cuidado, no eres indestructible… nadie lo es.— noto como su tono se va apagando y sus ojos se llenan de tristeza. Tomó su mano a través de la mesa y la aprieto al decirle. —Ada, cariño se que estas preocupada por tu hijo, pero lo encontraré y me asegurare de que todo este bien. Tienes que confiar en mi, realmente soy buena en lo que hago no es solo mi narcisismo hablando. Nunca, jamas he fallado en ninguna misión, he encontrado a cada persona perdida que me ha sido encomendada y tu hijo no será la excepción. Ese vástago rebelde va a aparecer y podrás darle un par de nalgadas para enseñarle a obedecer a su madre. Ella se recarga en el asiento de su respaldo como si se rindiera a mis palabras. Es raro verla perder su postura perfecta lo que quiere decir que gané la discusión. —No solo es eso Jessica, me preocupas tú, no tienes ningún sentido de conservación, te lanzas de cabeza en tus misiones, no quiero que estes en peligro. —No haré nada peligroso, lo prometo.— aprieto su mano de nuevo para inspirarle confianza. Lo que ella no sabe es que tengo otra mano. Y cruce los dedos. ─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ──── Misión: Hacer algo peligroso sin que mi clienta-guión-mejor amiga lo sepa. Mm ese es un nombre muy largo para una misión. La llamaremos: HAPSQMCGMALS No, también es muy largo. Y raro de pronunciar, no quiero invocar nada accidentalmente al mencionarla. Me aprieto el cinturón debajo de la sudadera negra simple con capucha para cubrir mis armas que consienten en un par de navajas, dos pistolas pequeñas y una pistola de electrochoques más grande. También tengo veneno… por si acaso. Ser torturada no es divertido. La parte cuando te arrancan las uñas es la peor, especialmente si te acabas de hacer la manicura. Realmente fue mucho dinero tirado a la basura y la uña de mi pulgar nunca volvió a crecer igual. Dejo de pensar cosas tristes para concentrarme en mi tarea. El hijo de Ada es un desquiciado adolescente que esta metido en cosas ilegales realmente peligrosas. Como sabía que sus padres lo detendrían tarde o temprano huyó de casa y ahora para Ada ha sido imposible encontrarlo. A la pobre no necesitan arrancarle las uñas, ella misma a hecho un trabajo excelente comiéndoselas de la ansiedad. Ella realmente se ha sacrificado mucho por su hijo y luchado por él hasta el final, ese chiquillo malagradecido… Ag por eso no quiero tener hijos, no me importa que mi tía incomoda me diga que a mis 28 años ya debería estar casada y con tres críos. Solo pensarlo me hace querer sacarme la matriz con un tenedor. Ada tuvo a su hijo a los 18, realmente no me imagino teniendo un bebe a esa edad, me volvería loca en un segundo. Me ato el cabello en una coleta alta, aún así el cabello me rosa hasta media espalda, con suerte la oscuridad de la noche hará que mi tinte rojo oscuro sea más oscuro que rojo. Con la capucha de la sudadera puesta y mi atuendo n***o de pies a cabeza y mis buenos 170 centímetros parezco el tipo de persona que evitarías en una calle oscura. No puedo evitar recordar a mi novio de cinco segundos que me dejó en menos de ese tiempo. Con altos tacones y aún tirando de él hacía abajo tuve que hacer un esfuerzo para alcanzar sus labios. Dios, amo a los hombres altos y “olor a café-madera-pólvora” podría fácilmente rozar los dos metros. Me doy un último vistazo en el espejo y finalmente salgo del departamento. Viva o muera algo me dice que esta va a ser una noche interesante. Me subo a mi auto que es una linda troca negra que aún sigo pagando. Pero nadie me quita el placer de decir que ando en una troca. Lamentablemente es un auto que llama lo suficiente la atención como para tener que detenerme varios metros antes de mi destino y tener que caminar desde ahí. Mis tenis no hacen nada de ruido y he practicado bastante el arte de “pasar inadvertida”. Excepto cuando estoy ebria. Afortunadamente no estoy ebria… Creo. El punto es qué hay demasiados guardias en la puerta. Jodida mierda. Y disfrazarse de guardia como en las películas tampoco es realmente funcional. Entonces una camioneta con una enorme carga llega. Corro en dirección al enorme camión y aprovecho mi agilidad física y la oscuridad de mi ropa para saltar al área de carga del auto en el instante en que se detiene a esperar uno breves segundos mientras las enormes puertas se abren. Realmente me costó dar con este almacén. Fueron dos meses de revisar cientos de cámaras de seguridad y seducir policías de medio tiempo para revisar las cámaras de sus autos antes de finalmente dar con este lugar. Fue el último al que el hijo de Ada llegó antes de perderse en el aire. Pero soy jodidamente la mejor detective de todo el mundo y voy a encontrarlo así pierda la manicura otra vez por ello. Se lo debo a Ada, literalmente le debo la vida. Larga historia. El interior del auto huele a una combinación tan potente de diferentes productos adictivos que creo que estoy lo suficientemente drogada para el resto de mi vida. Me bajo en cuanto atraviesa la puertas, el almacén esta tan poco iluminado que apenas me notó a mi misma, ellos ni siquiera se inmutan. Me pego en la pared mientras alguien se acerca a revisar la mercancía, me arrastro por la pared cuidando de no pisar algo accidentalmente cómo en esas escenas de acción dónde alguien se oculta del asesino y lo arruina todo por pisar el objeto más ridículamente escandaloso que se pudo topar en el suelo. Logró llegar tras una columna de cajas y me meto en el espacio que hacen con la pared. —Esta incompleto— dice un hombre con voz rasposa y fastidiada. —Imposible, nunca entrego nada incompleto. Intento ver por una rendija de mi escondite. Genial, cuando salí una de las cajas cayó bajo el enorme camión. Tardarán una eternidad en darse cuenta. —Hay una caja debajo del auto. O tal vez no. —¿Cómo llegó esa mierda ahí? Los hombres dejan de hablar y yo me congelo. Carajo sigan hablando, el silencio me incomoda, especialmente cuando estoy escondida tras dos toneladas de marihuana. —Hay alguien aquí. —Yo cuido esta puerta de mierda y no hay otra forma de entrar. No hagas insinuaciones idiotas. —Sabes lo molesto que es él con la seguridad. Se esta escondiendo, si alguien tiene alguna toma o imagen del él antes del anuncio nos desmembrara y nos mantendrá vivos mientras lo hace y nos obligará a recoger más entregas después de eso. ¿Los obligará a recoger entregas desmembrados? En teoría es terrible pero la imagen en mi cabeza es graciosa. Un momento ¿Dijeron anuncio? Harán un anuncio. ¿Quién va a anunciarse? ¿Tendrán una fiesta de quince años de la mafia? Seguro habrá sombreros buchones y texanas. Uf necesito un sombrero buchón. Y ojalá con ese gorro venga un novio buchón incluido. —¿Realmente van a anunciarlo a él? El pequeño heredero nació con una cuchara de plata en la boca.— se burla otro hombre, uno con una voz más vieja. ¿El pequeño heredero? No pueden estar hablando de… oh carajo. —Es un niño apenas, dudo que sepa lo que hace. —Eso es porque no lo has visto en persona. Ese chico es realmente aterrador, debe tener una enfermedad que lo hace ver menor de lo que es, ningún chico de 17 años puede verse y actuar como él sin estar realmente jodido por dentro. Creo que encontré a mi sujeto y lamentablemente no es algo que me haga sentir tan feliz como me gustaría. Ada tampoco va a estar feliz. Sea lo que sea que este haciendo su hijo con esta gente definitivamente esta hundido hasta el fondo. Y al parecer es bueno en lo que hace. Antes de que tenga tiempo de pensar en como salir de aquí escuchó el familiar sonido de un arma cargándose. Muy, muy cerca de mi. —Les dije que alguien había entrado.— dice el hombre que me apunta con un arma. Por su expresión y su ridícula postura esta orgulloso de sí mismo. Ojalá le den una estrellita dorada. Agarra la base de mi larga cola de caballo y tira de mi como si fuera una correa. Si el fuera un guapo hombre de dos metros con olor a café-madera-pólvora esto sería muy sexi. Pero no lo es. Me quejo mientras tira de mi cabello sin cuidado hasta tirarme en el suelo con toda la fuerza que tiene… qué en realidad no es tanta. Este hombre debería hacer más ejercicio. —Siento la tardanza, estaba consiguiendo mi sombrero— les digo a los tres hombres armados que me rodean. —¿Sombreros? ¿De qué habla?— le pregunta el que esta completamente calvo y regordete al más alto pero igualmente rapado a raya. Ninguno es atractivo, ninguno huele bonito. Que mal día. Que bueno que cruce los dedos cuando le prometí a Ada que no me metería en problemas. Aunque usualmente siempre pasa algo que me salva de morir en el último momento, pero supongo que hasta la suerte puede hartarse de mi. —Quítate la sudadera— me ordena el que aún sostiene el arma tras de mi. —Deberías invitarme un café primero antes de pedirme eso.— me quejo mientras lucho por enderezarme después de que mis rodillas crujieran contra el suelo. —¡Ahora!— me grita fastidiado. Supongo que no habrá café. Morir sin café suena realmente deprimente, ojalá Dios tenga una cafetera en el cielo, si no podemos llamar a Buda o a Zeus y pedir prestada la suya. El hombre más viejo de los tres se adelanta y me quita la sudadera antes de que tenga tiempo de siquiera levantar los brazos. Estoy segura de que se llevó la mitad de mi cabello con ese tirón. —Esta armada, la zorra esta armada. —Las manos arriba, niña.— me ordena alguno de ellos, no se quien realmente, son feos y mal olientes, no me interesa diferenciarlos así que serán Tony 1, 2 y 3. Hago lo que me dicen y empiezan a arrancar las armas de mi cintura. Puedo jurar que Tony 2 apretó mi pecho derecho en el proceso. —¿Quién eres? ¿Por qué vienes aquí? ¿Quién te envía? —Sabes, tengo pésima retención tendrás que repetirme las preguntas y esperar a que responda una antes de hacer la siguiente. Me quedo sin aliento con el golpe que recibo en el rostro que me envía de vuelta al suelo. Siento el sabor a sangre en mis labios. —No importa de parte de quien venga, de todas formas no cumplirá lo que vino a hacer aquí. Ahora esta desarmada e incomunicada. La pequeña zorra tienes dos opciones ahora, podemos deshacernos de ella o podemos dejar que alguien más se deshaga de ella. Cómo sea no será un problema, es solo una mujer. Oh. No debió haber dicho eso. Cuento hasta 2 antes de sacar el arma oculta en mi ropa interior. Odio contar hasta 3, es demasiado tiempo. —Tiene otra arma— grita Tony 1 antes de recibir mi disparo justo entre las piernas. Me levantó mientras el gime de dolor en el suelo. —¿Por qué lloras, no soy solo una mujer?— me burlo mientras la sangre de mi labio roto baja por mi barbilla. Evado el golpe que Tony 2 esta por darme y golpeo a Tony 3 antes de que pueda sacar su propia arma. Le disparo a Tony 3 pero Tony 2 tras de mi me golpea haciéndome fallar. Realmente no tengo altas expectativas en esta pelea, perderé y moriré, son tres hombres ahora pero estoy segura que llegaran más pronto ahora que han sonado disparos, solo tengo una pistola pequeña a la que le quedan cuatro balas. No hay manera de que salga viva de esto, pero al menos les daré los suficientes problemas para que no vuelvan a ver a una mujer y digan que es “solo una mujer”. Intento disparale a Tony 3 en el mismo lugar que a Tony 1 pero solo le doy en el muslo lo que al menos lo deja fuera de la pelea unos segundos para que vuelva mi atención a Tony 2. Lo golpeo en el rostro tal y como me golpeó a mi. Mis nudillos crujen pero ahora esta casi inconsciente en el suelo. Corro hacía la puerta pensando qué tal vez y solo tal vez viviré. Entonces un pinchazo, que se siente como diez piquetes de abeja a la vez si las abejas hubieran metido su aguijón en chiles habaneros, me atraviesa. Veo mi camisa cubrirse de sangre al mismo tiempo que pierdo la capacidad de sostenerme a mi misma. Parece que Tony 1 encontró la manera de alcanzar su arma en medio del dolor. Caigo de rodillas y lucho patéticamente por arrastrarme a la puerta. Oh carajo, no quiero desmayarme. Muy tarde. ─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ──── —Ag tuve un sueño horrible dónde un montón de hombres feos me mataban. Oigo algo parecido a una risa que es ahogada por un golpe antes de abrir los ojos. —Acertaste en lo de hombres feos, fallaste en lo de morir, pero créeme muñeca desearas estar muerta cuando terminemos contigo. Eso me hace abrir los ojos por completo. Ya no estoy en el almacén. Estoy en medio de una oficina más grande que mi departamento. Ya no huele a orines y marihuana, huele a piso recién trapeado y a aromatizante. Pero odio el aromatizante a lavanda. Me recuerda a mi ex. La parte menos divertida pero más importante es que estoy rodeada de hombres. Estoy atada y boca abajo en el suelo de mármol blanco. Esto podría parecerse a alguna de mis fantasías si no fuera porque necesito ir al baño, no estoy realmente excitada y lo más importante por supuesto: voy a morir. Nunca muero en mis fantasías. Eso sería raro. —Eres afortunada de ser bonita, de otra forma ya estarías muerta pero viva serás más valiosa linda zorrita. Intento decir algo pero mi lengua se siente demasiado pastosa y mi mente demasiado nublada para pensar en algo. ¿Me drogaron no? Carajo y yo que estaba en abstinencia. —Nos divertiremos contigo y luego te mandaremos a un lugar dónde cada día te divertirás sin parar, tanto que suplicaras por morir pero estarás tan drogada que no podrás rogar. ¿Por qué los villanos siempre tienen que contar sus planes? —Pipí— me las arreglo para decir. —¿Qué?— alcanzo a escuchar de alguno de ellos. —Dijo pipí— dice alguien más. Debe haber al menos diez hombres en esta habitación. —¿Quieres hacer pipí?— pregunta alguien más como si no pudiera creerlo. —¿Te excediste en la dosis? Parece realmente drogada. —No, ella es así, cuando llegó me pidió que le invitara un café y dijo algo de sombreros.— dice alguien que reconozco como Tony 3, al parecer el único Tony que sobrevivió a mi. —Las bonitas siempre tiene que estar un poco locas. Solo córtale la lengua será más fácil. Sobre mi cadáver. Literalmente. Lamentablemente el veneno que empaque está muy lejos de mi alcance. —Tenemos visitas.— dice alguien nuevo entrando. O eso supongo no puedo levantar la cabeza la suficiente para verlo. Mis tobillos están unidos a mis muñecas por mi espalda dejándome en una posición incomoda y humillante sobre mi estomago. Escuchó unos pasos acercándose y supongo qué hay mas personas en la habitación, leyendo el cambio de ambiente. —Bienvenidos, llegan justo a tiempo, estábamos por empezar la fiesta. Será un honor tener a Tristan Thorsen como invitado. —El señor Thorsen no esta aquí, él tiene asuntos más importantes en otro lado— dice una voz oscura, cortando la felicidad del hombre de golpe. —Intentaré no ofenderme con eso— intenta bromear el otro pero solo lo recibe silencio.—¿Y que trae por aquí a la mano derecha de Thorsen entonces? —Violaron el tratado— responde voz oscura con un tono que me resulta… Familiar. —¿Qué dices?, no hemos hecho tal cosa— responde. —Usaron uno de nuestros almacenes sin permiso— responde esa misma voz— acaban de recibir una carga ahí. Hay un silencio incomodo aún mas largo en la habitación, tan largo que recuerdo que tengo que hacer pipí. Los hombres hablan entre sí olvidándose de mi. —Eso… bueno, fue una emergencia era una carga inesperada de emergencia y no supimos que más hacer, pero no hemos invadido su territorio, lo juro. —Sabes lo que pasará si violas el tratado— responde voz oscura con un tono tan lineal y sin emociones que… Carajo, carajo, carajo ¿cuáles son las posibilidades? —El tratado de paz esta intacto, no volverá a pasar, y para demostrar my buena voluntad te ofreceré ser el primero en iniciar la fiesta, esta linda zorrita será vendida después, pero no ha sido tocada por ninguno aún, como líder te sedo mi lugar, puedes tenerla en privado si quieres, es una linda zorrita con grandes pechos. Lo de grandes pechos es cierto, lo de linda zorrita me hace querer arrancarle los testículos con mi pica hielo. Extraño mi pica hielo. El invitado parece ser un experto en los silencios porque no dice nada, como si sopesara la propuesta. Carajo ya se como se siente un pedazo de carne en un descuento de dos por uno en hora pico: Con la vejiga llena. —Desátala.— ordena voz oscura.—quiero verla. —Ya lo oyeron— ordena el que parece el líder de todos estos idiotas. Al menos cuatro hombres me rodean y comienzan a soltar las cuerdas. Que maravilloso es poder sentir los pies y las manos. —Levántate zorrita. Lo intento, no porque me lo ordenen si no porque realmente quiero hacerlo, pero las drogas y la perdida de sangre lo dificulta bastante. Al final solo logro ponerme de rodillas. ¡Realmente necesito ir al baño! Morir sobre mi propia orina no es mi idea para una muerte heroica. ¿Qué dirá San Pedro cuando llegue con los pantalones mojados a las puertas del cielo? Oh es verdad, acabo de recordar que soy yo, San Pedro llamará a seguridad en cuanto me vea y me enviara directo con su vecino del sur. Bueno, siempre me han gustado los chicos malos, ¿que hombre podría ser mas malo que un demonio? Unos zapatos de vestir bien lustrados se detienen frente a mis ojos. Oh ya tengo una idea de que hombre podría ser mas malo. —Mírame— me ordena y creo que acabo de mojar mis pantalones por razones diferentes.— ¡Levanta la cabeza y mírame!—me ordena de nuevo levantándome la voz y los hombres a mi alrededor parecen divertirse con eso. Me encantan los hombres dominantes, pero esta situación no da mucho lugar para mis fantasías, solo puedo pensar en dos cosas: que todos estos hombres alrededor de mi van a violarme antes de matarme y que debí ir al baño antes de salir de casa. Mi cabeza da vueltas como si me hubiese acabado la botella de vodka sola… otra vez, pero me las arreglo para levantar las dos toneladas que pesa mi cerebro para mirar hacía arriba. Lo sabía. Pero confirmarlo sigue siendo aterrador. “Olor a Café-madera-pólvora” o Franco me mira desde arriba y jodido infierno, creo que se ve más atractivo desde abajo. “No quieres involucrarte conmigo” su voz flota hacía mi entre mis recuerdos. —¿Cómo esta el clima allá arriba, grandote?— preguntó y no se si es mi propio cerebro idiota o las drogas pero las palabras se me resbalan de forma patética. Parece mi voz en medio de una fiesta mientras intento ligar con todo lo que mida más de 1.80. Eso incluye algunas chicas. Hay chicas realmente altas. Pero nada puede compararse con los preciosos ojos verdes que me miran con superioridad. —Ignórala, esta drogada— dice alguno de los hombres que me rodea. Cuando nuestras miradas se encuentran algo se instala en el fondo de mi estomago que no sé descifrar. Hay algo en su mirada fría que cambia, como si me hablara, como si me dijera: “Eres una mujer problemática” igual que ese día en el callejón, solo que ahora tiene argumentos para decirlo. Rayos odio cuando otros tienen razón sobre mi. —¿Cuánto?— dice de pronto volviendo su atención hacía el líder de los idiotas feos. Luce aún más guapo en medio de estos simples mortales. —¿Qué? —¿Cuántos quieres por ella?… Voy a comprarla. …¿Qué acaba de decir?
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