Mis ojos estaban cerrados y los suaves labios de Thomas tocaban los míos, estaban juntos. No puede ser. Se me instalaron en el estómago esas condenadas mariposas que se sienten. Creo que eso es porque estoy sintiendo un cosquilleo. Me imagino este momento como en cámara lenta, las luces de todos colores entre nosotros, las otras personas desaparecen y el momento es nuestro. La mano de Thomas me acaricia la mejilla mientras nuestros labios se mueven a un ritmo lento y suave. Tímido. Delicado. Mi respiración se agita y es ahí cuando nos separamos. Abrí los ojos para mirarlo, aún miraba que todo daba vueltas. No podía creer que había besado a Thomas. j***r. j***r. Él me mira confundido pero a la vez satisfecho. ¿Porqué hice esto? —Ah... —balbuceé. —No digas nada, sé que lo hiciste porque