Capítulo XIX Sentí que las palabras de Vittorio eran completamente ciertas: el encuentro inesperado con Norma, el enamoramiento imprevisto, la nostalgia de ella, desgarradora, el deseo de casarme por primera vez en mi vida, porque ella y justamente ella era la elegida, me hacían sentirla como destinada desde siempre a mí. En las semanas anteriores habíamos hablado más veces por teléfono, incluso en Villa Tartaglia, desde la que la llame yo antes, dejándole el número. Pero después de mi vuelta a Turín no había dado señales de vida y nadie había respondido a mis llamadas a su casa, a distintas horas. Así que, después de un par de días decidí llamar a Mark para tener noticias, además de que, en todo caso, teníamos que hablar sobre la edición en Estados Unidos de mi memorial-pamphlet. —Has